jueves, 31 de enero de 2013

C1. Para leer y debatir.


1. Lee el texto y completa los huecos.
2. Resúmelo y opina.

'Hasta la vista, baby'
Por Quim Monzó.
El ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, ha revolucionado la opinión pública de su país con unas declaraciones en las que dice que las personas mayores con enfermedades que requieren un tratamiento costoso tendrían que apresurarse a morir. Según explica The Guardian, el lunes, en una reunión del comité nacional de reformas de la seguridad social, el ministro dijo que el sistema (1) facilitar a los más viejos el adiós definitivo. De esa forma el Estado (2) un montón de dinero en atenciones médicas. Añadió: "Que el cielo no quiera que te veas forzado a seguir viviendo cuando lo que deseas es morir. Yo me sentiría cada día peor si (3) que es el Gobierno quien paga mi tratamiento". Para remachar el clavo, para referirse a los mayores que ya no son capaces de alimentarse por sí mismos, usó una expresión que la prensa japonesa considera peyorativa: los entubados. Evidentemente, (4) declaraciones han indignado a medio Japón, un país -de 126 millones de habitantes- en el que una cuarta parte de la población tiene más de sesenta años, porcentaje que llegará al 40% antes del próximo medio siglo.

A mi padre, Taro Aso le habría fascinado. Era hábil haciendo de la muerte un tema recurrente en sus conversaciones. Cuando yo era niño y él debía de tener cerca de cincuenta años me hablaba de la sabiduría de los elefantes, que cuando sienten que su muerte se acerca (5) del resto del grupo, van a un lugar apartado y allí se dejan morir, en lo que se llama un cementerio de elefantes. No sé si realmente la cosa va así o no. Más tarde, no sé en qué película -quizá Mondo cane- vio un episodio dedicado a la costumbre de algún lugar de Asia (no recuerdo si Japón o China) donde, cuando los mayores sienten que la vida se les apaga, hacen como los elefantes: se apartan del resto, se van a un lugar alejado y se dejan morir. (6) obsesión hizo que, durante la etapa final de su vida, no (7) de preguntar si le podían aplicar la eutanasia, para acabar ya de una vez y no sufrir más, sin darse cuenta de que sus condiciones físicas, a pesar de ser lamentables, no habrían permitido que se la aplicasen ni aunque los supuestos legales (8) estos de los que habla ahora el ministro Taro Aso. Cuyas palabras, sin embargo, nos anuncian claramente qué pasará en un futuro no muy lejano. Ahora luchamos para que se (9) la eutanasia, el derecho a una muerte digna, y mucha gente pide que todos firmen el famoso testamento vital, para que quede claro que no queremos que nos (10) la vida artificialmente si ya no hay ninguna esperanza. Pero (11) poco tiempo -menos de lo que muchos piensan- tendremos que luchar para que no nos dejen caer disimuladamente una pastillita en el zumo de naranja de la mañana si estamos aún en condiciones aceptables pero no somos ya de utilidad económica para el Estado.