miércoles, 29 de marzo de 2017

C1, B2: Variedades del español. Un juego, un concurso.

C1, B2: Para leer y debatir. Variedades del español.


6 expresiones latinoamericanas que a los españoles nos cuesta entender (y cómo llegué a adoptarlas)

 
Pablo Esparza BBCMundo
 
Me gusta pensar que para aprender español tuve que irme a Londres. El castellano llevaba casi 30 años siendo mi lengua materna. La hablaba y la escribía a diario, pero de una forma limitada, como hacemos todos cuando tomamos nuestro entorno inmediato como única referencia. En Londres, en ese rincón de América Latina en la capital británica que es la redacción de BBC Mundo, me topé de frente con la amplitud y diversidad del español. Y de alguna manera aprendí de nuevo mi lengua, la ensanché a golpe de expresiones "del otro lado del Atlántico", muchas nuevas, curiosas, algunas, directamente ininteligibles para un oriundo de la península Ibérica.
Sabía que el castellano que debía utilizar en el trabajo era el "estándar latinoamericano" porque nuestra audiencia es fundamentalmente de ese origen y porque así lo estipulaba el contrato que firmé. "Algo fácil siempre y cuando se sigan unas reglas sencillas", pensé. Pero, ¿cuáles son esas normas? Las dos más claras consisten en dejarse el pretérito perfecto compuesto en casa y desterrar el vosotros, sustituirlo por el ustedes. Pasar -es solo un ejemplo- del "he llegado a la BBC y os he encontrado a todos vosotros" al "llegué a la BBC y los encontré a todos ustedes".
Para alguien acostumbrado al español europeo, el pretérito perfecto simple abre una distancia mayor que el compuesto entre el presente desde el que se habla y el hecho al que nos referimos. Mientras que el ustedes implica un trato de respeto, frente a la familiaridad del vosotros. No suele ser así en América Latina.
Luego, casi con cada noticia, vinieron otras "adaptaciones idiomáticas" y, poco a poco, los "seísmos" se transformaron en "sismos", el "concienciar" en "concientizar" y el "automóvil", antes que "coche", empezó a ser "auto" o "carro". E incluso fuera de la redacción, sin darme cuenta, me empecé a "demorar" (en lugar de retrasarme) y a "extrañar a la familia" (en vez de echarla de menos). También dejé de discutir -y esto sí, con cierto dolor- sobre qué verbos llevan "de" antes de "que" cuando me di cuenta (de) que no nos íbamos a poner de acuerdo.
Pero, más allá de estos cambios obvios, pronto descubrí que el famoso "estándar latinoamericano" solo existe en el papel -en el caso de BBC Mundo en la pantalla- y en el habla de los periodistas que se dirigen a una audiencia regional. Me explico. En nuestra redacción, como en la propia América Latina, cada persona tiene su propio estándar o jerga, derivado de su lugar de procedencia. Y debajo de ese "español latinoamericano" encuentras un chileno, un argentino, un colombiano, un mexicano… O incluso más de una variante de cada uno de ellos. Lo bueno de esta fragmentación es que las posibilidades de aprendizaje son prácticamente ilimitadas. Ahí llegó una nueva remesa de palabras latinoamericanas -estas de uso no tan general- que después de la extrañeza inicial permearon mi vocabulario.
Empecé a pensar que ciertas situaciones eran "fomes" (aburridas en chileno), me dio "fiaca" (pereza, en argentino) hacer algunas cosas y me pareció normal llamar "man" a quien se cruzara en mi camino. Y los clásicos "pijos" españoles acabaron compartiendo significado con los "fresas mexicanos", los "chetos argentinos" y los "sifrinos venezolanos".
En este contexto, uno acaba hablando raro. Hasta el punto de que cuando regresaba de visita a mi ciudad, algunos amigos me miraban mal porque se me "escapaban" formas y expresiones que no comprendían o que les sonaban extrañas. Para su tranquilidad, nunca perdí la "z" de mi habla. Y cuando me fui de la redacción de BBC Mundo y regresé a España, uno de los bienes más preciados que llevé conmigo fueron esas palabras, dichos y expresiones nuevas aprendidas.
Algunas de ellas, hasta se están extendiendo en mi entorno. Hay muchas más, pero les cuento 5 (más una) de mis favoritas:
-Quilombo: para mí una palabra hermosa, por su significado y por su origen africano relativamente poco común en el castellano, que el español de España debería incorporar a su uso cotidiano lo antes posible. "Quilombo" deriva de las lenguas que hablaban los esclavos llevados por los españoles desde África a América. En portugués de Brasil se refiere al lugar donde se escondían los esclavos huidos. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española cita en primer lugar su acepción como prostíbulo. Yo la aprendí como sinónimo de escándalo, lío, desorden, barullo o algarabía, otra palabra hermosa.
-Al tiro: para hacer algo "in-me-dia-ta-men-te" o "en-un-san-tia-mén" no hace falta perder el tiempo pronunciando tantas sílabas. "Al tiro" es concisa, directa y no deja dudas de que hay prisa y de que alguna relación tienes con Chile. Si la pronuncias en España lo más seguro es que te entiendan al verte con cara urgencia, pero si quieres evitar malentendidos y asociaciones con armas de fuego, mejor recurrir a los clásicos "en un periquete", "en menos que canta un gallo" o "en un pis pas". O a expresiones más castizas como "cagando leches" y similares.
-Jurgo: esta palabra la aprendí de una inglesa que habla español como una colombiana. Denota abundancia, gran cantidad de algo: "un jurgo de gente". Y se podría "traducir" como "montón", "mucho", "gran cantidad" y "un huevo" de expresiones más.
-Qué tan…: en España, las palabras "que" y "tan" rara vez van juntas, y menos para expresar el significado con que se usan en América Latina. Si ustedes preguntan en España "qué tan lejos está una ciudad", lo más seguro es que les entiendan, pero que les miren extrañados. Su interlocutor estará seguramente más acostumbrado a que le digan "lo lejos que está esa ciudad" o le pregunten "cuán lejos está" o "a qué distancia". Sin embargo, el "qué tan", que tan mal nos suena en un principio, es a mi juicio una de las expresiones más fácilmente adoptables.
-Tener cola de paja: me atrevo a decir que este dicho dejaría perplejos a muchos españoles que no tengan un conocimiento del habla latinoamericana. Se usa cuando alguien sabe que ha obrado mal, tiene mala conciencia y trata de evitar una situación incómoda que lo descubra ante los demás. Me gusta por su precisión al definir un sentimiento y porque es gráfica al tiempo que sutil. Gráfica porque si uno tiene cola de paja y se acerca al fuego corre el riesgo de que se le prenda. Sutil porque no hace falta mencionar el fuego en la expresión para entenderlo…
-Vaina: si el español se tuviera que reducir a una sola palabra sería esta. "Vaina" tiene la virtud -y el gran defecto- de hacer el resto del idioma superfluo y prescindible. Con solo este sustantivo y el verbo adecuado se puede expresar todo: "dame esa vaina", "haz esta vaina", "ando en una vaina"… En cambio, en España, casi siempre, una vaina es una funda o, en algunas regiones, una judía verde. Para otras vainas usamos palabras más aburridas, como "cosa" o, simplemente, "algo".
-Buena onda: ya sé que dije 5 expresiones. Pero esta va de regalo. Este modismo se entiende en España, pero pocos lo usan y, quienes lo hacen, dejan entrever que alguna relación tienen o tuvieron con América Latina. ¿Y qué mejor forma de acabar con "buen rollo"?
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37025329

C1: Seguir, quedar, parar.


C1: Seguir

Veamos si reunimos unos cuantos usos, construcciones y expresiones con "seguir". Aquí va una primera aproximación

  1. La escolta seguía al coche del presidente.
  2. Los perros seguían al jabalí.
  3. Sigue tu propio criterio.
  4. Quiere seguir la carrera de abogado.
  5. Sigue enfermo.
  6. Seguí mi camino.
  7. No le sigas la corriente.
  8. El procedimiento sigue su curso.
  9. En clase todos deberían seguir el ejemplo / los pasos de los alumnos más aplicados.
  10. La policía está siguiendo la pista búlgara.
  11. Pese a las trabas administrativas, sigo adelante. No conseguirán pararme.
  12. Son muchos los problemas que afectan a España: el paro, la crisis, la inseguridad, las tensiones territoriales, y suma y sigue…

 

C1: Quedar

Veamos si reunimos unos cuantos usos, construcciones y expresiones con "quedar". Aquí va una primera aproximación

 

  1. El viaje quedó en proyecto.
  2. Ha quedado en ridículo.
  3. Queda acordado que se celebrarán reuniones mensuales de toda la plantilla.
  4. Quedé como un señor.
  5. Todo quedó en una bronca sin mayores consecuencias.
  6. El barrio de Prati queda cerca del Vaticano.
  7. No nos queda más remedio que dimitir.
  8. Todavía queda por convencer el padre.
  9. No queda azúcar.
  10. Dices que quieres ir de vacaciones a una isla mediterránea pero también a Rusia. ¿En qué quedamos?
  11. Por no quedar mal, me comí un plato que sabía a rayos.
  12. Pensaba que la falsa moral había quedado atrás.
  13. ¡Qué bien te queda ese color!

 

C1: Parar

Veamos si reunimos unos cuantos usos, construcciones y expresiones con "parar". Aquí va una primera aproximación.

 

  1. Ha parado el viento.
  2. Este me gusta más que el otro. ¡Dónde va a parar!
  3. Está todo el día trabajando. No para un segundo.
  4. No pararé hasta que me digas dónde está.
  5. Hace todo sin pararse a pensar.

jueves, 23 de marzo de 2017

B2: Oraciones temporales.

http://www.unameseca.com/ejercicios-unam-canada/Avanzado_1/cuando/cuando.htm
http://www.ver-taal.com/ej_subjuntivo_temporales1.htm

B2: Para escuchar.

Escuche y complete con el término que falta.

Tenía (1) años cuando la policía fue a buscarlo a su casa para que (2) por un delito recogido en una norma (3) de la época nazi: era homosexual. El caso de “Heinz Schmidt”, un nombre ficticio, fue uno más de los (4) de 50.000 que se dieron en Alemania mientras la ley estuvo en vigor hasta 1969.
- “Aplicaron las normas al completo, tomaron fotos, (5) dactilares, nos trataron como a criminales. Se comportaban mal con nosotros, eran (6), nos decían que éramos unos ‘cerdos’”, explicaba Schmidt.
Además de estar (7) y ser (8), muchos sufrieron penas de cárcel. Casi cinco (9) después de que la ley fuera abolida, el Gobierno alemán ha decidido anular las condenas e indemnizar a todos los que fueron condenados con tres mil euros más otros (10) por cada año que pasaron en prisión.
El ministro de Justicia, Heiko Maas, explica:
“No podremos compensar la injusticia (11), pero queremos (12) claro que el Estado de derecho es capaz de corregir sus propios errores, porque nunca es demasiado tarde para que (13) justicia”.

http://es.euronews.com/2017/03/22/alemania-anula-las-condenas-impuestas-a-50000-homosexuales-en-la-posguerra