martes, 9 de diciembre de 2014

B1: Una noticia.

¿De qué se habla? ¿Cómo se titula? ¿Qué objetivos tiene? Políticamente, ¿qué noticias se pueden destacar? ¿Qué se dice del Secretario General? ¿Cuál es la última información que se da?

A: Gustos televisivos europeos

Lea el siguiente texto y responda.

1. ¿Qué tipo de programas televisivos son los más vistos en España?
2. ¿Qué destacaría del resto de los países? (Use expresiones como se+presente; La mayoría de los espectadores; la gente...; los italianos... etc.)

-En Portugal...

ESPAÑA:
Programas culinarios como MasterChef o Top Chef, series de producción nacional como Isabel, Águila Roja y la recién estrenada El tiempo entre costuras, o variopintos concursos musicales (La voz o Tu cara me suena) copan día a día, con permiso del intocable fútbol, la parte alta de los índices de audiencia en España. El panorama televisivo es parecido (series y grandes espectáculos) en los países europeos, pero con algunos matices,
PORTUGAL
Fuera del fútbol, las preferencias de los portugueses a la hora de ver televisión están claras. En los días de diario, mandan las telenovelas. Por eso, tanto la TVI (del grupo Media Digital, participado por PRISA) como la SIC, las dos cadenas privadas portuguesas, programan, en prime time y desde hace años, diversas telenovelas, que se convierten automáticamente en los programas más vistos. Mientras TVI, la cadena más seguida del país, elige producciones propias, SIC opta por producciones brasileñas. Los fines de semana la cosa cambia y el espectador se inclina por los realities. La TVI programa A casa dos segredos, una suerte de Gran Hermano, mientras que su competidor SIC apela a Factor X.
REINO UNIDO
“Somos amantes de los grandes shows y las series”, comenta el periodista Stephen Armstrong. En 2013 la mayor batalla por la audiencia en la televisión británica se ha librado entre Factor X y Strictly come dancing, la versión británica de Mira quién baila. Factor X lleva ya 10 temporadas reuniendo a entre 7 y 10 millones de británicos los sábados y los domingos, pero ha perdido espectadores en sus dos últimas temporadas. El pasado sábado 19 de octubre Stricty come dancing obtuvo el 43,9% de la audiencia, mientras que Factor X fue visto por 7,8 millones de personas (33,7% de la audiencia), según datos del organismo oficial que mide las audiencias en el país (BARB). En cuanto a series, la otra gran pasión de los británicos, rompe Downton Abbey (ITV), actualmente en su cuarta temporada. El pasado domingo tuvo 9,6 millones de espectadores, seguida de Coronation Street (ITV), con 9,4. En el apartado de informativos, los más vistos son los de BBC y sus audiencias fluctúan entre tres y cinco millones.
ALEMANIA
La televisión alemana emite varios contenidos de éxito asegurado. Los domingos, la veterana serie Tatort arrasa casi sin falta. Los episodios de esta serie de detectives están ambientados en diferentes lugares de Alemania y protagonizados por diferentes equipos policiales. Los escenarios más comunes son Berlín, Múnich y Hamburgo, pero también aparecen Colonia, Leipzig, Bremen, la cuenca del Ruhr… Las localidades se enorgullecen de tener su propio episodio de Tatort, que empezó a filmarse en 1970. El pasado marzo, uno de sus episodios logró una cuota de pantalla del 34,1% (13 millones de espectadores). En 2012, la segunda cadena pública ZDF superó en audiencia a la privada RTL, víctima del ligero declive de los programas de casting y de su sempiterna telenovela de la tarde Gute Zeiten, schlechte Zeiten. Los debates políticos de Günther Jauch triunfan cada domingo en la primera cadena ARD. Los sábados son del programa de entretenimiento Qué apostamos, cuya primera emisión con el presentador Markus Lanz siguieron 13,6 millones de personas hace un año.
ITALIA
La audiencia italiana está cada vez más fragmentada. “Es muy raro que un programa sea visto por 10 millones de personas, como ocurría en el pasado”, dice Massimo Bernardini. Él conduce en la Rai3 TV Talk, que cada fin de semana traza un balance de los ganadores y vencidos de la pequeña pantalla. “Ahora solo pasa con la final de Sanremo o con el fútbol”. Todo lo demás es una guerrilla a la conquista del espectador voraz y distraído que no se encariña con nada. En este río caudaloso, existen algunas rocas. “Una anomalía muy nuestra es el talk show político”, sigue Bernardini. Cada cadena tiene una o dos citas semanales, en el prime time, con las arenas donde unos cuantos políticos se sientan en el centro, el público en unas gradas alrededor y el presentador-periodista, de pie, intenta domar gritos y propagandas. Las dos joyas de la corona son Ballarò, en la pública Rai3, que reúne a cinco millones, y Servizio pubblico, en la comercial La7, que roza los tres. Todo esto va acompañado de una crisis de los talk shows de entretenimiento puro y duro. Son pocos los programas que funcionan, entre ellos, Italia’s got talents (Canale5, Mediaset) y Ballando con le stelle (Rai1). A los italianos les gustan más las series de ficción producidas en Italia: Le avventure di Montalbano (Rai1), inspirada en las novelas negras de Andrea Camilleri, y Don Matteo (Canale5), las aventuras de un cura de provincia. “Aunque ya estén cerradas, cada vez que se vuelven a emitir cosechan cifras estelares”, dice Bernardini.
FRANCIA
Con una industria audiovisual fuertemente subvencionada y amparada por el Estado, Francia es también tierra fértil para las series televisivas producidas en EE UU, que representan el 55% del consumo. Entre ellas, El mentalista acapara los picos de audiencia. A escasa distancia se sitúan la serie cómica Pep’s (padres, alumnos, profesores, por sus siglas en francés), de producción nacional, y la estadounidense Mentes criminales. Las tres son emitidas en la cadena privada TF1, la más vista en el país, junto con los canales públicos France 2 y France 3, según Médiametrie. En la abundante producción nacional hay programas de telerrealidad (L’amour est dans le pré), familiares (Fais pas ci, fais pas ça) y seriales (Plus belle la vie), pero también hay espacio para la experimentación con los formatos (como la microserie Bref, finalizada) y una inveterada devoción por los programas de debate y por el cine. Los adultos franceses pasaron, en 2012, una media de tres horas y 50 minutos por día viendo la televisión. En 2013, además, 13,3 millones de personas, más de un cuarto de la población mayor de 15 años, ven la tele en soportes alternativos (en ordenadores, móviles y tabletas), en directo y en diferido, según el estudio Global TV / Médiametrie.
Con información de Antonio Jiménez Barca (Lisboa), Maruxa Ruiz del Árbol (Londres), Lucía Magi (Roma), Juan Gómez (Berlín) y Juan Peces (París).

Adaptado de: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/11/02/television/1383416944_799569.html

B1, B2, C1: Noticias de México.


¿Qué hacen esas personas?
¿Cómo se sienten?
¿Cuántos son?
¿Qué encontraron?
¿Cómo empezó todo?
¿Qué consecuencias tuvo este hecho?
¿Cuál es la situación en México?
¿Cuántas personas han muerto en el Estado de Guerrero?
¿Cuál es la situación en otros municipios?

jueves, 4 de diciembre de 2014

B1, B2, C1: Descripción de un cuadro.



Nunca el sentido de la visita a una exposición tuvo menos sentido que en el caso de la muestra El retrato en las colecciones reales. De Juan de Flandes a Antonio López. Muy pocos de los que se dirijan al Palacio Real de Madrid (desde mañana y hasta el 19 de abril) empezarán el recorrido por el principio; es invencible la tentación de caminar directo hasta el último cuadro, el muy célebre por largamente ansiado Retrato de la familia de Juan Carlos I,que Antonio López (Tomelloso, 1936) ha tardado 20 años en terminar. El artista ha acompañado esta noche a Don Juan Carlos y Doña Sofía en un acto de inauguración al que asistieron Ana Botella, alcaldesa de Madrid, o la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, además de directores de museos y otras personalidades del mundo de la cultura. Y entre tanto trasiego, los monarcas emitieron su veredicto: “Me gusta mucho. El antes y el después”, dijo ella. “Me veo fenómeno, pero ahora estoy mejor, más descansado”, añadió él. El cuadro había visto la luz hoy por la mañana, a eso de las 10.40, cuando, tras una multitudinaria conferencia de prensa (de las que no se recuerdan en palacio), se abrieron las puertas de la sala en cuestión y la muchedumbre corrió desde el Salón de Mayordomía a coger sitio frente a una de las obras de arte más esperadas de las últimas décadas en España. Y la sensación que emergió entre los codazos y los golpes de los objetivos de las cámaras fue la de estar ante la minuciosa anatomía de un instante en el devenir de una familia y de un país; España, 1994, un tiempo y un lugar en plena resaca del 92 y sus conmemoraciones, el punto y aparte de una historia con ecos del Retrato de Dorian Gray de la que, por suerte o por desgracia, conocemos lo que vendría después. El presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri, había confiado a los presentes la primera reacción de Juan Carlos I cuando, ¡al fin!, vio el trabajo terminado: “Estamos todos como éramos hace 20 años”, exclamó. O casi. El pintor manchego ha efectuado cambios hasta el último momento entre aquel lejano encargo, hecho a partir de unas fotografías de Chema Conesa, y el día en que fue estampada la firma con lealtad a la verdad temporal: “Antonio López. 1994-2014”. Rodríguez-Spiteri, encargado de ofrecer las explicaciones por la mañana ante la ausencia del autor, pormenorizó algunas de las modificaciones producidas mientras el cuadro ya se hallaba en una de las dependencias de Palacio Real, adonde llegó hace un año y medio. La luz, que entra por la derecha del enorme lienzo (3X3,39 metros enmarcados en gris) es la que produjo “el reflejo del sol en uno de los focos con los que trabajaba López a una hora exacta del día”. También se confesaron cambios en “los zapatos de una de las infantas y en el traje de chaqueta de la reina Sofía”. “Se han pintado hasta tres cabezas distintas de algunos de los personajes”, añadió el presidente de Patrimonio, que presumió de una relación personal con el artista. Para justificar la tardanza del gran pintor de la parsimonia, Rodríguez-Spiteri echó mano de su propia alcurnia pictórica. “Un día, en su taller, mi tío Pablo Palazuelo, artista que no se caracterizaba precisamente por su rapidez, le dijo a López: ‘Pero hombre, Antonio, no deberías terminar ese cuadro. Es de esas obras que no hace falta terminar”. Después, cuando se hubo dispersado el gentío, el escritor Manuel Vicent, que anda metido en una novela inspirada por el retrato en cuestión, ofrecía una lectura “psicológica del cuadro”. “Fíjese en la distancia que hay entre la Reina y Felipe, es como si se quisiera remarcar la separación entre el futuro del nuevo Rey y el pasado de esta familia. Es significativo también que Juan Carlos pose la mano derecha sobre el hombro de la infanta Elena, y simplemente acerque la izquierda a su mujer en un gesto como de ayudar a la marcha. Y luego está claro que Cristina, que fue cambiada de un extremo a otro, queda apartada del núcleo central”, explicó el escritor. En efecto, la documentación aportada en el catálogo indica que Felipe se hallaba más cerca de su madre en las fotografías en las que se basó López. ¿Y Cristina? Al parecer, la infanta, imputada por fraude en el caso Nóos junto con su marido, Iñaki Urdangarin, estaba ese día de viaje. Una vez escudriñados todos los gestos y hechas todas las interpretaciones, cargadas de sentido por el pincel del pintor o por el cruel paso del tiempo (el rictus de Elena, la mirada ausente de la hermana, la figura algo disminuida del padre o el forzado optimismo de la indumentaria de Sofía), queda de nuevo remontar el paso del tiempo. Y no son 20 años, como en el poema de Gil de Biedma, sino casi cinco siglos. La exposición a la que sirve de broche El retrato de la familia de Juan Carlos I, que se llamaba La familia real hasta que su protagonista abdicó, supone un viaje, financiado por la Fundación Banco Santander, a través de la representación de la monarquía desde los tiempos de los Trastámara. En total, son 114 obras, escogidas por los comisarios de Patrimonio Carmen García-Frías y Javier Jordán de Urríes. La primera se ha encargado de la casa de Austria, mientras que el segundo ha tomado el testigo a la llegada de los Borbones, límite que también marca el cambio de color en las salas: del “rojo Austria” al “azul Borbón”, según el museógrafo Jesús Moreno. Hay tantas obras destacables en la lista de pinturas (muchas de ellas recién restauradas) como alargada es la sombra que sobre ellas proyectará el retrato de López. Una relación apresurada podría incluir la Isabel la Católica (vieja y superada por la vida) de Juan de Flandes; la canónica representación de Felipe II de Antonio Moro; Juan José de Austria, retrato ecuestre único en su especie, de Ribera; una miniatura de Velázquez del Conde Duque de Olivares; uno de los retratos que de Carlos IV hizo Goya o la pintura de Sorolla en la que Alfonso XIII sale peor parado de lo que invita a pensar su uniforme de húsares. El colorido retrato del valenciano sirve de preludio a la última sala, que separa una pared provisional como lo hizo el paréntesis de los años de la República y la dictadura. Al otro lado aguardan el lienzo de Antonio López y la alucinada aportación de Dalí al conjunto: El príncipe de Ensueño, obra a la que ayer todos daban la espalda por estar colocada, ay, frente al Retrato de la familia de Juan Carlos I. Y no, nunca un cuadro del pintor más mediático de todos los tiempos recibió menos atención de los medios.

lunes, 1 de diciembre de 2014

C1: Para leer y debatir. Jorge Riechmann.

http://www.eldiario.es/caballodenietzsche/necesidad-Ilustracion-tercera-echemos-cuentas_6_329027095.html


La realidad, o más bien las realidades, están traspasadas de innumerables semejanzas y diferencias. De entre ellas, las sociedades humanas, en las sucesivas etapas históricas, conceden importancia cultural (o se la niegan) a diferentes conjuntos de semejanzas y diferencias. Diferencias siempre hay para todos los gustos, pero unas se consideran significativas y otras no. O sea: no todas las diferencias (y semejanzas) son relevantes transculturalmente nitranshistóricamente, pese a las ilusiones que podamos hacernos al respecto. Por el contrario, el que un determinado conjunto de semejanzas y diferencias tenga relevancia cultural para determinada sociedad en determinado momento de la historia determinará en buena medida las pautas de construcción sociopsicológica de la realidad para esa sociedad.
Por ejemplo, ciertos estudios psicológicos sobre las reacciones de la gente que visita zoos (en sociedades occidentales contemporáneas) han mostrado que los niños tienden a ver semejanzas entre los seres humanos y los animales no humanos, mientras que los adultos ven diferencias. Los niños y niñas parecen sentir un parentesco espontáneo entre ellos y los animales.
Pues bien: podemos entender al menos un aspecto de aquel movimiento cultural y social que fue la Ilustración europea de los siglos XVII-XVIII como un intento para atenuar, hasta borrarla, la importancia concedida en las anteriores formaciones sociales europeas a ciertas diferencias fácticas o culturales entre los seres humanos. La Ilustración sentó el principio de que los seres humanos nacen esencialmente libres e iguales: lo hizo poco a poco, en un proceso ambiguo e inconcluso que ha durado varios siglos (¡todavía hoy siguen existiendo muchos millones de personas esclavizadas en el mundo... por no hablar de las brutales desigualdades socioeconómicas que no han dejado de crecer en los decenios últimos!).
Ahora bien: ya que existen manifiestas diferencias entre los seres humanos (sexo, color de la piel, estatura, fortaleza física, disposiciones intelectuales y estéticas, etc.), ¿en qué sentido podemos decir que son iguales? El pensamiento ilustrado afirma que lo son en dignidad, en derechos, en todo lo atañedero a su participación en la vida pública; que todos son igualmente merecedores de respeto. Afirma que las diferencias debidas a la inteligencia, las habilidades sociales, el sexo o el color de la piel no han de impedir que todos los humanos tengan los mismos derechos en la vida política, social y económica. Notemos que los hechos no pueden justificar ningún principio de igualdad o desigualdad, ya que tal principio no es una descripción de hechos sino una norma, principio o ideal moral.
Afirmar el principio de igualdad humana en este sentido constituye un progreso moral que hoy nos parece casi autoevidente (o así queremos creerlo), aunque no lo es en absoluto; y haríamos bien en tener presente el difícil camino que tuvo que recorrer esta idea de la igualdad, y el que aún le queda por recorrer. Por no poner más que dos ejemplos: el sufragio universal femenino no se generalizó hasta después de la segunda guerra mundial, y en una democracia como Suiza no terminó de obtenerse hasta el año 1971. La esclavitud legal no se abolió en Arabia Saudí hasta 1962 (y aunque hoy no exista como categoría jurídica en ningún país del mundo, sí que hay esclavos de hecho en países como la India, China, Pakistán… casi 36 millones en todo el mundo en 2014, según datos de la ONG Walk Free).
El progreso moral consiste precisamente en que, a pesar de las muchas y evidentes diferencias de hecho que existen entre los seres humanos, hemos aprendido (o parece que vamos aprendiendo, o al menos querríamos hacerlo) a respetar a los demás seres humanos como iguales nuestros. Hemos relativizado esas diferencias, poniendo en primer plano lo que nos une y no lo que nos separa.
Pues bien: acaso hoy lo que está históricamente a la orden del día sea una profundización del pensamiento ilustrado (algunos autores han hablado de una"segunda Ilustración" o de una "ilustración de la Ilustración") que, complementando a esa semejanza esencial entre todos los seres humanos "descubierta" por la primera Ilustración, "descubra" o ponga de manifiesto otra semejanza esencial: el parentesco que nos vincula con todos los demás seres vivos (y, más estrechamente, con los animales superiores). También aquí las diferencias que nos separan de los otros animales y las plantas son manifiestas: y también aquí, como en el caso de la primera Ilustración, de lo que se trata es de enfatizar más lo que nos une que lo que nos separa. Si el objetivo de la primera Ilustración era conseguir la paz entre los seres humanos, el de la segunda sería lograr la paz entre los seres humanos y la Naturaleza no humana. (En ninguno de los dos casos "paz" equivale a "ausencia de conflictos").
Se trataría de “ilustrar a la Ilustración”, por ejemplo, con una psicología moral menos esquemática que la de las Luces dieciochescas, que tenga en cuenta los abismos de la psique humana evidenciados en la terrible historia del siglo XX (como lo hace Jonathan Glover en ese libro espléndido que es Humanidad e inhumanidad, ed. Cátedra 2001); o también recordando esas “Ilustraciones olvidadas” que encarnaron las feministas o los defensores de los animales del siglo XVIII (como hace Alicia Puleo en su indispensable Ecofeminismo, ed. Cátedra 2011), vale decir tratando de recuperar tradiciones minoritarias que como preciosos hilos de Ariadna podrían guiarnos en los terribles laberintos del presente.
La moderna biología evolucionista nos enseña, efectivamente, nuestro parentesco (más o menos cercano: más cercano con los mamíferos que con las coníferas) con los demás seres vivos del planeta, parentesco fundamentado en la existencia de antecesores evolutivos comunes. Sin ir más lejos, todos los vertebrados terrestres descendemos de los mismos crosopterigios (peces pulmonados) que hace unos 350 millones de años se atrevieron a dar el arriesgado paso que los llevó a tierra firme. Acaso hechos semejantes no carezcan de toda relevancia para nuestra sensibilidad moral.
Sin duda los humanos somos seres vivos singulares, muy especiales en ciertos aspectos (uno de ellos, sin ir más lejos, es precisamente la capacidad de sentir simpatía y tratar moralmente a los miembros de otras especies vivas); pero al mismo tiempo somos seres vivos como los demás: no nos separa de ellos ningún "abismo ontológico". Si la primera Ilustración enfatizaba que todos los seres humanos nacen iguales ( created equal, rezaba la Declaración de Independencia americana), la segunda Ilustración subrayará que todos los seres vivos compartimos un común origen (evolutivo) natural; que todos pertenecemos a la misma naturaleza; y que la biosfera es el común espacio vital de todos nosotros. Como observó hace decenios el filósofo José Ferrater Mora, "el problema de la igualdad humana se amplía, convirtiéndose en lo que podría llamarse 'igualdad sintiente', cuando se abandona el especismo y se admiten los titulados 'derechos de los animales' en tanto que derechos de todos los seres sintientes. Importantes modificaciones en el concepto de igualdad, así como en el de justicia, pueden resultar de semejante ampliación, pero es dudoso que ello lleve a la tesis de la desigualdad: más bien refuerza la tesis de la igualdad" (voz IGUALDAD HUMANA en su Diccionario de filosofía).
Notemos para concluir que, si echamos bien las cuentas, esa posible “segunda Ilustración” sería más bien la tercera para Occidente. El filósofo judío estadounidense Hilary Putnam ha insistido en que no existió una sola ilustración, la Ilustración con mayúsculas de los siglos XVII-XVIII, sino tres ilustraciones: la primera vinculada a Sócrates, Platón, Epicuro… y la tercera (sin cristalizar del todo) que según él estaría vinculada a la figura de John Dewey ( Ética sin ontología,ed. Alpha Decay 2013), aunque aquí sin duda nos correspondería ampliar el santoral.
Cuando la filosofía logra encarnar en un movimiento más o menos popular, con gran capacidad de impacto cultural, la llamamos ilustración. Por eso hablamos de una “Ilustración griega”, de la Ilustración con mayúsculas en la Europa de los siglos XVII y XVIII, y hoy estaría a la orden del día esa “Tercera Ilustración”… si fuésemos capaces de impulsar un potente movimiento de reconstrucción crítica de nuestra cultura. Una Tercera Ilustración consciente de los puntos ciegos de las dos anteriores (y por eso resuelta a la autocrítica en forma de “ilustración de la Ilustración”) y animada por valores como libertad, igualdad, solidaridad, sustentabilidad, biofilia…

C1: Expresiones idiomáticas de animales.



Trata de identificar y explicar qué significan las expresiones idiomáticas siguientes. Indica a cuáles corresponden estas definiciones:



Deprisa, atropelladamente
Frase con que se pregunta a otro por la causa de su mal humor, enfado o desazón repentinos.
Conseguir alguien sus propósitos frente a otros.
Frase informal y humorística con que se rechaza algo por increíble. *Incrédulo.
Refrán con que se comenta la acumulación de desgracias sobre quien ya está abatido.
Haber algo que se mantiene oculto.


-¿Qué mosca te picado? (inf.).-Es su perro faldero.
-No tengo ni una perra.
-Hace un día de perros
-Es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.
-Se ha muerto como un perro.
-A otro perro con ese hueso
-Me ha tratado como a un perro.
-Perro ladrador, poco mordedor.
-A perro flaco todo son pulgas. 
-Al final, he conseguido llevarme el gato al agua.
- No entiendo qué ocurre. Aquí hay gato encerrado.
-Hicieron el trabajo a mata caballo y así ha quedado
-Trabajo como un burro
-No hagas el burro.
-Es un lince
-Le estará picando el gusano de la conciencia.
-Eres un gusano
-Esc chico es una gallina
-Mi profesor es bastante rata.
-Mis alumnas son unas víboras.
-Come como un pajarito.


https://www.bbc.com/mundo/noticias-56859266






B2, C1: Una noticia. Cumbre de Lima

1. ¿Objetivo de Lima? 2. ¿Cuál es el objetivo de París? 3. ¿Cuál es la posición de España? 4. ¿Qué otras medidas se deciden en Lima? 5. ¿Cuál es la importancia de Lima?