lunes, 21 de diciembre de 2020

A1: Profesiones


 https://www.youtube.com/watch?v=_V2K46uOXis&ab_channel=laSexta

lunes, 14 de diciembre de 2020

B2: Consultorio sentimental. Consejos.

 1. Escuche el audio. 

-¿Quién llama? ¿Qué problema plantea?

-¿Qué consejos le da Elena Francis?

2. Opine al respecto. ¿Son acertados esos consejos?


https://mediavod-lvlt.rtve.es/resources/TE_LPROG02/mp3/0/4/1454497147240.mp3


jueves, 10 de diciembre de 2020

B1, B2, C1: Mujer en el S. XXI

 1. Para leer:

Time solicitó a veinte intelectuales Gabo, el único latinoamericano que dijeran cuál sería una buena idea para el siglo XXI, con el objetivo de incluirlas en una edición especial.

El siguiente es el texto de Gabriel García Márquez: 

Lo único realmente nuevo que podría intentarse para salvar la humanidad en el siglo XXI es que las mujeres asuman el manejo del mundo. No creo que un sexo sea superior o inferior al otro. Creo que son distintos, con distancias biológicas insalvables, pero la hegemonía masculina ha malbaratado una oportunidad de diez mil años.

Alguien dijo: Si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería un sacramento . Ese aforismo genial revela toda una moral, y es esa moral lo que tenemos que invertir. Sería, por primera vez en la historia, una mutación esencial del género humano, que haga prevalecer el sentido común que los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina sobre la razón que es el comodín con que los hombres hemos legitimado nuestras ideologías, casi todas absurdas y abominables.

La humanidad está condenada a desaparecer en el siglo XXI por la degradación del medio ambiente. El poder masculino ha demostrado que no podrá impedirlo, por su incapacidad para sobreponerse a sus intereses. Para la mujer, en cambio, la preservación del medio ambiente es una vocación genética. Es apenas un ejemplo. Pero aunque solo fuera por eso, la inversión de poderes es de vida o muerte.

viernes, 13 de noviembre de 2020

B2, C1: Análisis del voto latino en las elecciones EEUU 2020

 


B1: Errores ortográficos frecuentes

 Corrija los errores ortográficos:

partecipar            respectar            illusión            objectivo          vantaje (vantaggio)

acceptar               candidado         terzero            testo                   Cina

crisi                    indipendencia        


jueves, 12 de noviembre de 2020

C1: Tener o no tener

Relacione las siguientes expresiones con su significado.





jueves, 15 de octubre de 2020

Para leer: La guerra de las Malvinas

La guerra del fin del mundo

Por Guillermo Altares. El País Semanal.

La guerra de las Malvinas representó un triste, trágico y lamentable error de cálculo de la Junta Militar argentina, asesina y agonizante, que creyó que iba a encender la llama del orgullo nacional y mantenerse en el poder recuperando un territorio perdido en el Atlántico Sur que el Reino Unido administra desde 1833. La guerra empezó el 2 de abril de 1982, cuando 200 soldados argentinos desembarcaron en el archipiélago austral, y acabó el 14 de junio, con la rendición del Gobierno de Buenos Aires, 900 muertos después (258 británicos y 649 argentinos). El presidente Leopoldo Fortunato Galtieri, que murió en 2003 cuando esperaba a ser juzgado por crímenes de lesa humanidad, pensó que Margaret Thatcher iba a negociar sobre los hechos consumados. Que el apodo de la primera ministra británica fuese la Dama de Hierro tal vez debería haberle dado alguna pista al iluminado militar golpista.

Su error representó el principio del final de la Junta Militar y una especie de renacimiento para las Malvinas, que entonces contaban con apenas mil habitantes, una población que se ha doblado, gracias a las ayudas británicas. Al despertarse con la noticia de la invasión, el 3 de abril, la mayoría de los británicos descubrieron solo entonces que aquellas tierras desarboladas y barridas por el viento (un archipiélago de 760 islas, la mayoría deshabitadas) no estaban en Escocia, sino a 500 kilómetros de las costas argentinas y a 12.000 de la metrópoli. Tras un intenso debate en su Gabinete, con el apoyo de los militares, Thatcher decidió por motivos más patrióticos que geoestratégicos enviar a la flota británica y a tropas de élite a recuperar las islas. Ella también necesitaba un chute de nacionalismo con el Reino Unido acosado por la crisis económica y nunca recuperado moralmente de la pérdida de su imperio colonial.

Aunque se habla desde hace décadas de posibles bolsas de petróleo, el valor de las Malvinas (más allá de la lana) es ahora como entonces el orgullo patriótico. Como relata la investigación que realizó The Sunday Times poco después del final del conflicto, un apasionante trabajo periodístico editado como libro bajo el título La guerra de las Malvinas, “las fuerzas británicas que ofrecieron resistencia inmediata a la invasión argentina constaban de dos personas: los marines Roderick Wilcox y Leslie Milne, ambos escoceses”. Lo nutrido de la guarnición en la isla (68 militares), pese a las constantes reivindicaciones argentinas, refleja la importancia real que los británicos concedían a aquel territorio. El escritor Jorge Luis Borges lo resumió con certera ironía cuando le preguntaron sobre la guerra: “Son dos calvos peleando por un peine”.

Desde el momento en que la primera ministra tomó la decisión de recuperar las islas, la derrota argentina era solo una cuestión de tiempo. Dos factores inclinaban la balanza a favor de los británicos. El primero es que el Reino Unido contaba con tres submarinos atómicos, que desplegó en el Atlántico Sur. Uno de ellos hundió el 2 de mayo el crucero General Belgrano, matando a 323 de sus 1.093 marineros.

La incapacidad para detectar, y mucho menos inutilizar, los submarinos ingleses obligó a la flota argentina a replegarse a aguas poco profundas. Los combates marítimos continuaron, y la aviación argentina hundió el destructor Sheffield y tocó el portaaviones Invincible, pero la guerra se jugaba en tierra. Y ahí también tenían las de perder: Argentina movilizó a soldados de reemplazo, en su inmensa mayoría jóvenes de veintipocos años sin experiencia, mientras que Londres envió a soldados profesionales. Las tropas argentinas pasaron frío y hambre en las trincheras, y eran sistemáticamente maltratados por sus mandos. Aun así, los combates fueron feroces y la resistencia enorme; pero la batalla de la Pradera del Ganso, entre el 27 y el 29 de mayo, terminó de inclinar la balanza a favor de los británicos.

El escritor argentino Rodolfo Fogwill escribió en la semana final de la guerra la obra maestra sobre el conflicto, Los pichiciegos (Periférica), que relata la historia de un grupo de soldados que se esconden para no combatir. El libro surgió como respuesta a la atronadora propaganda que pretendía convertir el conflicto en una causa nacional en medio de los delirios patrióticos. “Ni la imagen de decenas de ingleses violetas flotando congelados, que de alguna manera me alegraba, pudo atenuar el espanto que me provocaba el veneno mediático inoculado a mi familia”, explicó el escritor, fallecido en 2010. El espanto de la realidad se impuso sobre las mentiras de la Junta Militar que lanzó una guerra que nunca pudo ganar y que pagaron soldados adolescentes enviados a morir por delirios de grandeza de unos golpistas aferrados al poder. Una historia triste.

viernes, 2 de octubre de 2020

B2, C1: Léxico. Conducta

1. Empareje los antónimos:

inocencia                    sosería

aptitud                        pereza

habilidad                    envidia

ingenio                       ira

sinceridad                  fiereza

engaño                      culpa

astucia                       violencia, vehemencia

locura                        flaqueza

cuidado                    vileza

moderación               cobardía

honor                        torpeza

entereza                   broma, ironía

seriedad                    mezquindad

severidad                 lujuria

valor                        afectación

atrevimiento            sosería

paciencia                avaricia

humildad                ira, impaciencia

mansedumbre        descuido

liberalidad            desengaño

derroche                torpeza

esfuerzo                ineptitud

castidad                necedad

honestidad            candidez

naturalidad           cordura

donaire                condescendencia


2. ¿Sabría decir cuál es el adjetivo de esos sustantivos?


lunes, 21 de septiembre de 2020

Para leer: Náufrago en tierra firme. García Márquez

Náufrago en tierra firme

Por Gabriel García Márquez.
El País.

El viernes, cuando Juan Miguel González fue a la escuela por su hijo Elián para pasar juntos el fin de semana, le dijeron que Elizabeth Brotons, su antigua esposa y madre del niño, se lo había llevado al mediodía y no lo había devuelto en la tarde. A Juan Miguel le pareció normal en su rutina de divorciado. Desde que Elizabeth y él se habían separado en los mejores términos, dos años antes, el niño vivía con su padre, y alternaba sus días entre la casa de éste y la de su madre. Pero en vista de que la puerta de Elizabeth estuvo con candado no sólo el fin de semana, sino también el lunes, Juan Miguel empezó a hacer averiguaciones. Fue así como descubrió la mala noticia que ya empezaba a ser de dominio público en la ciudad de Cárdenas: la madre de Elián se lo había llevado para Miami, junto con 12 personas más, en un bote de aluminio de cinco metros y medio de largo, sin salvavidas y con un motor decrépito muchas veces remendado.Era el 22 de noviembre de 1999. "Aquel día se me acabó la vida", dice Juan Miguel cuatro meses después. Desde que se divorciaron había mantenido con Elizabeth una relación cordial y estable, pero más bien insólita, pues siguieron viviendo bajo el mismo techo y compartiendo sus sueños en la misma cama, con la esperanza de lograr como amantes el hijo que no habían podido tener de casados. Parecía imposible. Elizabeth quedaba encinta, pero sufría abortos espontáneos en los cuatro primeros meses de embarazo. Al cabo de siete pérdidas, y con una asistencia médica especial, nació el hijo tan esperado, para el cual tenían previsto un nombre único desde que se casaron: Elián.

El nombre ha llamado la atención fuera de Cuba. Se ha escrito sin rubor que Elián era su patriarca bíblico, y un periódico lo ha celebrado como un hallazgo de Rubén Darío. Para los cubanos, en cambio, Elián es un nombre como cualquiera de los muchos que ellos inventan a espaldas del santoral: Usnavi, Yusnier, Cheislisver, Anysleidis, Alquimia, Deylier, Anel. Sin embargo, lo que hicieron Elizabeth y Juan Miguel fue crear para el recién nacido un nombre equitativo con las tres primera letras del nombre de ella, Elizabeth, y las dos finales del nombre de Juan.

Elizabeth tenía 28 años cuando se llevó al niño para Miami.Había sido una buena estudiante de hotelería, y seguía siendo simpática y servicial como camarera de primer grado en el hotel Paradiso -Punta Arenas de Varadero-. Su padre dice que a los 14 años estaba ya enamorada de Juan Miguel González, y se casó con él a los 18. "Éramos como hermanos", dice Juan Miguel, un hombre pausado, de buen carácter, que también trabaja en Varadero como dependiente cajero en el parque Josone. Ya divorciados y con el niño, Juan Miguel y Elizabeth siguieron viviendo juntos en la ciudad de Cárdenas -donde nacieron y vivieron todos los protagonistas de este drama- hasta que ella se enamoró del hombre que le costó la vida: Lázaro Rafael Munero, un guapo de barrio, mujeriego y sin empleo fijo, que no aprendió el judo como cultura física, sino para pelear, y lo habían condenado a dos años de cárcel por robo con fuerza en el hotel Siboney de Varadero. Juan Miguel, por su parte, se casó más tarde con Nelsy Carmeta, con quien hoy tiene un hijo de seis meses que fue el amor de la vida de Elián hasta que Elizabeth se lo llevó para Miami.

Juan Miguel no tuvo que perder tiempo para saber dónde estaba su hijo, porque en el Caribe se sabe todo. "Inclusive antes de que suceda", como me dijo uno de mis informantes. Todo el mundo sabía que el promotor y gerente de la aventura había sido Lázaro Munero, que había hecho por lo menos dos viajes clandestinos a los Estados Unidos para preparar el terreno. Así que tenía los contactos necesarios y bastantes agallas para llevarse no sólo a Elizabeth con el hijo, sino también a un hermano menor, a su propio padre, con más de setenta años, y a su madre, todavía convaleciente de un infarto. Su socio en la empresa se llevó a la familia completa: su mujer, sus padres y su hermano, y a una vecina de enfrente cuyo esposo la esperaba en los Estados Unidos. A última hora, mediante el pago de mil dólares cada uno, se embarcó una muchacha de 22 años, Arianne Horta, con su hija de cinco años, Esthefany, y con Nivaldo Vladimir Fernández, marido de una amiga.

Una fórmula infalible para una buena recepción migratoria en los Estados Unidos es llegar como náufrago a sus aguas territoriales. Cárdenas es un buen punto de partida por su cercanía con la Florida, y por sus recodos marinos resguardados por manglares difíciles para los guardacostas que patrullan sus aguas. Además, el arte regional de barcas para la pesca en la vecina ciénaga de Zapata y la laguna del Tesoro facilita la materia prima para la construcción de embarcaciones ilegales. En especial, los tubos de aluminio para regadíos de cítricos, que se venden como pan barato cuando ya no sirven para nada. Se dice que Munero debió gastarse unos 200 dólares en billetes y 800 pesos cubanos más entre el motor y la construcción de la lancha. El producto final fue una chalupa no más larga que un automóvil, sin techo ni asientos, de modo que los pasajeros debieron viajar sentados en el fondo y a pleno sol. Se supone que el bote estaba listo desde septiembre pasado, a la espera de que pasara la estación de los huracanes. El motor fuera de borda no fue el que más les convino, sino el que pudieron encontrar con muchos años de zozobras en el estrecho de la Florida. Tres neumáticos de automóvil se embarcaron como salvavidas para 14 personas. No había sitio para uno más. Los tres eran negros, tal vez por la superstición caribe de que ese color ahuyenta los tiburones, que son cegatos por naturaleza. Antes de partir, la mayoría de los pasajeros se inyectaron Gravinol intravenoso para evitar el mareo.

Parece que habían zarpado el 20 de noviembre desde un manglar en las inmediaciones de Jagüey Grande, muy cerca de Cárdenas, pero tuvieron que regresar por una falla del motor. Allí permanecieron escondidos dos días, a la espera de que lo repararan, mientras Juan Miguel creía que el hijo estaba ya en Miami. Esta primera emergencia sirvió para que Arianne Hortas comprendiera que el riesgo de la aventura era excesivo para la hija, y resolvió dejarla en tierra con su familia para llevársela más tarde por una vía segura. Se ha dicho también que Elián tomó conciencia allí mismo de los peligros de la travesía, y lloraba a grito herido para que lo dejaran. Munero, temeroso de que los descubrieran por el llanto, amenazó a la esposa: "O lo callas tú o lo callo yo".

En definitiva, zarparon al amanecer del 22, con buena mar, pero con mal motor. Con un tiempo como aquél, el viaje puede hacerse entre 48 y 72 horas, con un barco de poco impulso. Los relatos que los sobrevivientes hicieron a la prensa en la Florida después del naufragio, y los que aumentaron por teléfono a sus familias de Cárdenas, volvieron de dominio público los pormenores pavorosos de la tragedia. Sus versiones son las únicas posibles mientras no se conozca la de Elián. Según ellos, a la medianoche del 22, los responsables del viaje desmontaron el motor desahuciado y lo tiraron en el mar para aligerar la carga. Pero la barca, descompensada, dio una voltereta de costado y todos los pasajeros cayeron al agua. Sin embargo, una suposición de expertos es que la voltereta pudo haber roto las frágiles soldaduras de los tubos de aluminio, y la barca se hundió.

Fue el final, en una noche negra y en un infierno de pánico. Las personas mayores que no sabían nadar debieron ahogarse al instante. Un factor contra la mayoría debió ser el Gravinol, que, en efecto, evita el mareo, pero provoca somnolencia y entorpece los reflejos. Arianne y Nivaldo se agarraron a uno de los neumáticos; Elián y tal vez su madre se agarraron de otro. Nada se supo del tercer neumático. Elián sabe nadar, pero Elizabeth no sabía, y bien pudo soltarse en medio de la confusión y el terror. "Yo vi cuando mamá se perdió en el mar", diría el niño a su padre después por teléfono. Lo que es difícil de entender, aunque merece ser cierto, es que ella tuvo la serenidad y el tiempo para darle al hijo una botella de agua dulce.

Con sus datos erróneos, Juan Miguel tuvo el presagio de la tragedia antes de que ocurriera. Había llamado varias veces a su tío Lázaro González, que vive en Miami desde hace años, e hizo averiguaciones de llegadas clandestinas o naufragios recientes, pero no le dieron razones de nada. Por fin, al amanecer del jueves 25 estallaron las noticias sucesivas. El cadáver de una mujer mayor fue encontrado en la playa por un pescador. Más tarde aparecieron vivos Arianne y Nivaldo, aferrados a uno de los neumáticos. Poco después se supo que un niño había aparecido frente a Fort Lauderdale, inconsciente y escaldado por el sol, y no amarrado, sino acostado bocarriba sobre otro neumático. Era Elián, el último sobreviviente.

La determinación de Juan Miguel desde que lo supo fue hablar por teléfono con el niño, pero no sabía adónde. El 25 lo llamó un médico de Miami para informarse de las enfermedades que Elián había tenido, las medicinas que toleraba mal, las operaciones que le hubieran hecho. Entonces supo con una gran alegría que era el mismo Elián quien había dado en el hospital el nombre de su padre y el teléfono y la dirección de su casa en Cárdenas. Juan Miguel dio los datos solicitados por el médico, y éste volvió a llamarlo el día siguiente para que hablara con Elián. Conmovido, pero con voz firme, Elián le contó a su padre cómo había visto ahogarse a su madre. También le dijo que había perdido la mochila y el uniforme de la escuela; Juan Miguel lo interpretó como un síntoma de desorientación y trató de ayudarlo. "No, papo", le dijo, "el uniforme tuyo está aquí y la mochila la tengo para cuando vuelvas". Sin embargo, también es posible que Elián tuviera otro juego de útiles en casa de su madre o que se lo hubieran comprado a última hora para que no insistiera en volver a su casa. Su apego a la escuela, que es famoso entre sus maestros y condiscípulos, así como sus deseos de volver a clase, tuvieron una demostración palmaria unos días después, cuando habló por teléfono con su maestra: "Cuídenme bien mi pupitre".

Desde las primeras llamadas, Juan Miguel se dio cuenta de que alguien en Miami entorpecía las conversaciones telefónicas con su hijo. "Es bueno que usted sepa que desde el principio hacían todo lo posible para sabotearnos", me dijo. "A veces le hablan a gritos al niño mientras conversamos, suben al máximo el volumen de los dibujos animados en la televisión o le ponen un caramelo en la boca para que no se le entienda lo que dice". Estas artimañas fueron sufridas también en carne propia por Raquel Rodríguez y Marcela Quintana, las abuelas de Elián, durante su tormentosa visita a Miami, cuando un agente de la policía, a órdenes de una monja frenética, les arrebató el teléfono celular con que ellas daban noticias del niño a sus familias de Cuba. La visita, que había sido prevista para dos días, se redujo al final a 90 minutos, con toda clase de interrupciones provocadas y con no más de un cuarto de hora a solas con Elián. De modo que volvieron a Cuba escandalizadas de cuánto lo habían cambiado. "Éste no es el mismo niño de antes", dijeron, atribuladas por la timidez y el retraimiento del que recordaban como un niño vivaz, inteligente y con una aptitud admirable para el dibujo. "¡Hay que salvarlo!".

A nadie en Miami parece importarle el daño que le están causando a la salud mental de Elián con los métodos de desarraigo cultural a que lo tienen sometido. En la fiesta de sus seis años, que cumplió el pasado 6 de diciembre en el cautiverio de Miami, sus anfitriones interesados lo retrataron con casco de combate, rodeado de armas mortíferas y envuelto en la bandera de los Estados Unidos, poco antes de que un niño de su edad asesinó a tiros de revólver a una compañera de escuela en el Estado de Michigan. No eran juguetes de amor, por supuesto, sino síntomas inequívocos de una conspiración política que millones de cubanos atribuyen sin reservas a la Fundación Cubano-Norteamericana, creada por Jorge Mas Canosa y sostenida por sus herederos, que al parecer está gastando millones de dólares para que Elián no sea devuelto a su padre. Es decir: el verdadero naufragio de Elián no fue en alta mar, sino cuando pisó la tierra firme en los Estados Unidos.

La rabia de los cubanos ante esta expropiación insólita tiene pocos precedentes aun en su propia revolución. La movilización popular y el torrente de ideas que se ha generado en el país para exigir el regreso del niño usurpado es espontánea y espectacular. Con una novedad: la participación masiva de la juventud y la infancia. El poeta católico Cintio Vitier, asombrado por la torpeza de los Estados Unidos, escribió en un poema para Elián: "¡Qué tontos! Nos han unido para siempre". Desde la otra orilla, un desafecto a la revolución dijo lo mismo de otro modo: "Los yanquis son tan brutos que han arrojado a la juventud cubana en brazos de Fidel".

Sin embargo, la empresa para quedarse con Elián tiene plata y poder, aun contra los órganos de justicia de los Estados Unidos, cuyo Servicio Nacional de Inmigración (INS) reconoció a Juan Miguel el pasado 5 de enero como la única persona habilitada para representar al niño y actuar en su nombre. El 24 de enero, la secretaria de Estado adjunta para asuntos consulares, embajadora Mary A. Ryan, pidió de manera expresa y pública que el niño fuera devuelto a su padre a la mayor brevedad, y advirtió que una decisión contraria "estará en total desacuerdo con los principios que nosotros defenderíamos en el caso de un niño norteamericano". El presidente Clinton declaró para la prensa: "En este caso no debe interferir ningún asunto político, sino respetar la decisión del INS".

No parece casual hasta qué punto el tema de la patria potestad ha incidido en las tensiones entre los Estados Unidos y la revolución cubana desde sus orígenes. En 1960, bajo la Administración de Eisenhower, cuando la CIA inventó letra por letra y puso a circular en Cuba una falsa ley según la cual los niños cubanos serían arrebatados a sus padres por el Gobierno revolucionario y enviados para adoctrinamiento precoz en la Unión Soviética. Infundios aún más truculentos decían que los niños más apetitosos serían enviados a los mataderos de Siberia para que los devolvieran como carne enlatada, y que cincuenta madres de Bayamo, en el oriente de Cuba, habían preferido matar a sus hijos menores antes que someterlos a la ley siniestra. Esto fue lo que los mismos Estados Unidos bautizaron como la operación Peter Pan.

A pesar de los desmentidos formales de Cuba, el Gobierno de Eisenhower llegó a un acuerdo secreto con la Iglesia católica norteamericana para que los padres cubanos pudieran enviar a sus hijos a los Estados Unidos sin padres, ni pasaporte ni equipaje. El éxodo desgarrador, en el cual invirtieron los Estados Unidos 28 millones de dólares, se convirtió en una comunidad de falsos huérfanos integrados a la fuerza en la cultura norteamericana.

¿Sería perverso asociar el caso de Elián con el fantasma de una nueva operación Peter Pan? No he podido evitarlo al escuchar el alegato público de un distinguido abogado de los servicios de inmigración de Miami, José Pertierra, que llegó de Cuba a los 12 años en aquel torrente de hijos sin padres, y acaba de hacer por televisión un alegato público para que se reconozca la patria potestad al padre de Elián. "Ni la familia que está en los Estados Unidos dice que este padre es un mal padre", dijo el doctor Pertierra. "Lo que dicen es que no les gusta la política de Fidel Castro, pero Fidel Castro no es el padre de este hijo". Al final de la entrevista dejó flotando un grano de pimienta en la sopa. "Lo más preocupante", dijo, "es que los jueces de la Florida son electos, y devolver este niño a Cuba podría costarle la elección a un juez de Miami". Por lo pronto ha llamado la atención que el juez King, el primero que debía decidir esta causa, tuvo que declararse impedido por sus vínculos con la Fundación Cubano-Norteamericana. Su sucesor, el juez Hoelever, sufrió un dudoso derrame cerebral. Michael Moore, el juez actual, no parece tener mucha prisa para fallar antes de las elecciones.

De todos modos, a muchos cubanos les inquieta que el Gobierno de Clinton no se atreva a devolver al niño, a pesar de sus leyes y sus propias convicciones, por temor de que el candidato demócrata, Al Gore, pierda los votos de la Florida. Sin embargo, la pérdida jurídica e histórica puede ser para los Estados Unidos mucho más costosa que la electoral, pues más de 10.000 niños norteamericanos andan hoy por el mundo, sacados de su país por uno de sus padres sin autorización del otro. Lo grave para ellos es que si los cónyuges que se quedaron en los Estados Unidos quieren recuperarlos, el precedente de Elián podrá ser usado para impedirlo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del domingo, 19 de marzo de 2000.
https://elpais.com/diario/2000/03/19/internacional/953420407_850215.html

 


https://lae.princeton.edu/catalog/2151f672-8112-4807-a80f-108f3e0fb352?locale=es#?c=0&m=0&s=0&cv=1&xywh=2056%2C2025%2C1313%2C1550

lunes, 15 de junio de 2020

B2, C1: Covid



¿Monstruo o máquina?
Un perfil del coronavirus a los seis meses

The New York Times en español

Por Alan Burdick

Un virus, en el fondo, es información. Un paquete de datos que se beneficia al ser compartido.

La información en juego es genética: instrucciones para producir más virus. A diferencia de un organismo realmente vivo, un virus no se puede replicar por sí solo: no puede moverse, crecer, persistir o perpetuarse. Necesita un anfitrión. El código viral penetra en una célula viva, secuestra la maquinaria genética y la instruye a producir un nuevo código: un nuevo virus.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha caracterizado la respuesta a la pandemia como una “guerra médica” y describió sucesivamente al virus detrás de ella como un “genio”, un “enemigo oculto” y “un monstruo”. Sería más exacto decir que nos encontramos frente a una fotocopiadora microscópica. Ni siquiera eso: a un manual de montaje de una fotocopiadora, modelo SARS-CoV-2.

Durante al menos seis meses, el virus se ha estado replicando entre nosotros. El costo ha sido devastador. Oficialmente, más de seis millones de personas en todo el mundo han sido infectadas hasta el momento, y 370.000 han muerto. (Los números reales son sin duda más altos). Estados Unidos, que ha registrado el mayor número de casos y víctimas, recientemente superó los 100.000 muertos, un cuarto del total de estadounidenses que murieron en la Segunda Guerra Mundial. Los negocios cierran —en diez semanas, unos 40 millones de estadounidenses perdieron sus empleos— y los bancos de alimentos están rebasados. El virus ha alimentado la frustración generalizada y expuesto nuestras fallas más profundas: de color, clase y privilegio, entre los repartidores y aquellos que solicitan entregas.

Aun así, el verano —¡el verano!— casi ha llegado. Salimos a mirar, respirar, desfogar. La pausa es ilusoria. Los casos caen en Nueva York, el epicentro en Estados Unidos, pero aumentan a paso firme en Wisconsin, Virginia, Alabama, Arkansas, Carolina del Norte, Carolina del Sur y otros estados. China, donde se originó la pandemia, y Corea del Sur vieron resurgimientos recientes. Los funcionarios de salud temen otra ola importante de infecciones en el otoño y una posible ola para después.

“Estamos muy al principio de esta enfermedad”, le dijo al Times hace poco Ashish Jha, director del Instituto de Salud Global de Harvard. “Si esto fuera un juego de béisbol, sería la segunda entrada”.

Puede haber trillones de especies de virus en el mundo. Infectan bacterias, principalmente, pero también abulones, murciélagos, frijoles, escarabajos, arándanos, yucas, gatos, perros, cangrejos ermitaños, mosquitos, papas, pangolines, garrapatas y al demonio de Tasmania. Les dan cáncer a los pájaros y vuelven negras las bananas. De los trillones se conocen unos pocos cientos de miles tipos de virus, y menos de 7000 tienen nombres. Solo cerca de 250, incluido el SARS-CoV-2, tienen la mecánica para infectarnos.

En nuestra era de la información, nos hemos familiarizado con los virus informáticos y con los memes que se vuelven virales. He aquí ahora un virus de verdad para recordarnos lo que significa la metáfora. Una simple brizna de datos ha puesto en tierra a más de la mitad de los aviones comerciales del mundo, redujo drásticamente las emisiones globales de carbono y duplicó el precio de las acciones de Zoom. Se ha infiltrado en nuestro lenguaje —“distanciamiento social”, “compradores inmunocomprometidos”— y en nuestros sueños. Ha pospuesto los deportes, las convenciones políticas y el estreno de las próximas películas del Hombre Araña, la Viuda Negra, la Mujer Maravilla y James Bond. Debido al virus, la Corte Suprema de Estados Unidos dicta fallos por teléfono y los jabalíes deambulan por las calles vacías de Barcelona.

También ha provocado una respuesta de colaboración distinta a cualquier otra que nuestra especie haya visto. Equipos de científicos, que trabajan a través de las fronteras nacionales, se apresuran para entender los puntos débiles del virus, desarrollar tratamientos y candidatas a vacunas y pronosticar con precisión sus próximos movimientos. Los trabajadores de la salud arriesgan la vida para atender a los enfermos. Aquellos de nosotros que estamos en casa hacemos lo que podemos: compartimos instrucciones sobre cómo hacer una mascarilla quirúrgica con una funda de almohada; cantamos y alentamos desde nuestras ventanas y umbrales; enviamos condolencias; ofrecemos esperanza.

“Estamos organizando una reacción contra el virus que de verdad no tiene precedentes”, dijo Melanie Ott, directora del Instituto Gladstone de Virología en San Francisco.

Hasta ahora, el partido está estancado. Nos reunimos, analizamos, difundimos, investigamos: ¿Qué es esto? ¿Qué hay que hacer? ¿Cuándo podrá la vida volver a la normalidad? Y nos escondemos, mientras la última iteración de un antiguo cifrado bioquímico sigue y avanza a nuestra costa.
Un sobre temible

Quién sabe cuándo surgieron los virus. Quizás, como sostiene una teoría, comenzaron como microbios de vida libre que, a través de la selección natural, fueron despojados y se convirtieron en parásitos. Quizás comenzaron como engranajes genéticos dentro de microbios, luego ganaron la capacidad de aventurarse e invadir otras células. O quizás los virus llegaron primero, se trasladaron y se replicaron en el caldo primigenio ganando matices de complejidad —enzimas, membranas externas— que dieron origen a las células y, finalmente, a nosotros. Son sacos de códigos —de cadena doble o simple, ADN o ARN— y a veces son llamados organismos que codifican la cápside (CEO, por su sigla en inglés).

En comparación con otros virus, el SARS-CoV-2 es grande, su genoma es más del doble del tamaño del virus de la gripe común y cerca de cincuenta por ciento más grande que el del ébola. Pero sigue siendo pequeño: 10.000 veces más pequeño que un milímetro, apenas una milésima parte del tamaño de un cabello humano, más pequeño incluso que la longitud de onda de luz de una lámpara germicida. Si una persona fuera del tamaño de la Tierra, el virus sería del tamaño de una persona. Imagina una célula pulmonar como una estrecha oficina lo suficientemente grande para un escritorio, una silla y una fotocopiadora. El SARS-CoV-2 es un sobre grasiento pegado a la puerta.

Fue identificado formalmente el 7 de enero por científicos en China. Semanas antes, una misteriosa enfermedad respiratoria había circulado en la ciudad de Wuhan. Los funcionarios de salud estaban preocupados de que pudiera ser una reaparición del síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, una alarmante dolencia viral que emergió abruptamente en 2002, infectó a más de 8000 personas y mató a casi 800 en los siguientes meses, luego cayó en el olvido a punta de cuarentena.

Los científicos habían recogido muestras de fluido de tres pacientes y, con extractores de ácido nucleico y otras herramientas, compararon el genoma del patógeno con el de otros conocidos. Un microscopio electrónico de transmisión reveló al culpable: esférico, con “picos bastante distintivos” que recuerdan a una corona o a la corona solar. Era un coronavirus. Uno nuevo.


En imágenes coloreadas posteriores, el virus se parece a pequeñas y llamativas esferas de pelusa o a los huevos papiráceos de ciertas arañas, adhiriéndose por decenas a células mucho más grandes. Recientemente, un equipo visual, en estrecha colaboración con investigadores, creó “el modelo más preciso de la partícula viral SARS-CoV-2 actualmente disponible”: un globo de púas multicolor, con la textura de musgo fino, como algo sacado de los libros del Dr. Seuss o una mina marina hundida, cubierta de algas y esponjas.


Érase una vez, nuestros patógenos eran nombrados de manera burda: gripe española, gripe asiática, fiebre amarilla, peste negra. Ahora tenemos H1N1, MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente), VIH, cadenas de letras tan estilizadas como los propios virus, códigos para códigos. El nuevo coronavirus fue temporalmente llamado 2019-nCoV. El 11 de febrero, el Comité Internacional de Taxonomía de Virus lo renombró oficialmente SARS-CoV-2, para indicar que estaba muy relacionado con el virus del SARS, otro coronavirus.



Antes de la aparición del SARS original, el estudio de coronavirus era un remanso profesional. “Ha habido una gran cantidad de atención en nosotros, los coronavirólogos”, dijo Susan R. Weiss, viróloga en la Universidad de Pennsylvania. “Es un gran contraste, porque antes éramos bastante ignorados”.

Hay cientos de tipos de coronavirus. Dos de ellos, SARS-CoV y MERS-CoV, pueden ser mortales; cuatro causan un tercio de los resfriados comunes. Muchos infectan animales con los que los humanos se asocian, incluidos camellos, gatos, pollos y murciélagos. Todos son virus de ARN. Nuestro coronavirus, como los otros, es una cadena de aproximadamente 30.000 bloques de construcción bioquímicos llamados nucleótidos, encerrados en una membrana de proteínas y lípidos.

“Siempre me han impresionado los coronavirus”, dijo Anthony Fehr, virólogo en la Universidad de Kansas. “Son extremadamente complejos en la forma en la que se mueven y comienzan a apoderarse de una célula. Producen más genes y más proteínas que la mayoría de los otros virus de ARN, lo que les da más opciones para desactivar la célula huésped”.

El código central del SARS-CoV-2 contiene genes para al menos 29 proteínas: las instrucciones para replicar el código. Una proteína, S, proporciona los picos en la superficie del virus y abre la puerta a la célula objetivo. Las demás, al entrar, se separan y atienden sus tareas: apagar el sistema de alarma de la célula; ordenar a la copiadora que produzca nuevas proteínas virales; doblar sobres virales, y ayudar a miles de nuevos virus a salir borboteando de la célula.

“Normalmente lo imagino como una entidad que entra en la célula y luego se derrumba”, dijo Ott. “Tiene que derrumbarse para construir algunas minifábricas en la célula para reproducirse y tiene que unirse como una entidad al final para infectar a otras células”.


Para los investigadores médicos, estas proteínas son la clave para entender por qué el virus es tan exitoso, y cómo podría ser neutralizado. Por ejemplo, para entrar en una célula, la proteína S se une a un receptor llamado enzima conversiva de la angiotensina 2, o ACE2, como una mano se agarra al picaporte de una puerta. La proteína S en este coronavirus es casi idéntica en estructura a la del primer SARS —SARS clásico— pero algunos datos sugieren que se une a la enzima objetivo con mucha más fuerza. Algunos investigadores piensan que esto puede explicar en parte por qué el nuevo virus infecta a los humanos de manera tan eficiente.

Cada patógeno evoluciona a lo largo de un camino entre el impacto y el sigilo. Demasiado leve y la enfermedad no se transmite de persona a persona; demasiado visible y el portador, mal y consciente, se queda en casa o es evitado, y la enfermedad no se propaga. “El SARS infectó a 8000 personas, y fue contenido rápidamente, en parte porque no se propagó antes de que aparecieran los síntomas”, señaló Weiss.

En comparación, el SARS-CoV-2 parece haber alcanzado un equilibrio admirable. “Ningún aspecto del virus es extraordinario”, dijo Pardis Sabeti, genetista computacional en el Instituto Broad que ayudó a secuenciar el virus del ébola en 2014. “Es la combinación de cosas lo que lo hace extraordinario”.

El SARS clásico se instaló rápidamente en las células pulmonares humanas, causando que una persona tosiera pero también anunciando su presencia. En contraste, su sucesor tiende a colonizar primero la nariz y la garganta, a veces causando pocos síntomas iniciales. Se piensa que algunas células ahí son ricas en la enzima de superficie ACE2, el picaporte de la puerta que el SARS-CoV-2 gira tan fácilmente. El virus se replica silenciosamente, y también en silencio se propaga: un estudio descubrió que una persona que porta el SARS-CoV-2 es más contagiosa dos o tres días antes de darse cuenta de que podría estar enferma.

A partir de ahí, el virus puede pasar a los pulmones. Los delicados alvéolos, que recogen oxígeno esencial para el cuerpo, se inflaman y les cuesta hacer su trabajo. La textura de los pulmones cambia de espuma aireada a malvavisco gomoso. El paciente puede desarrollar neumonía; algunos, ahogándose internamente y desesperados por oxígeno, sufren dificultad respiratoria aguda y requieren un ventilador.

El virus puede asentarse aún más: dañar las paredes musculares del corazón; atacar el revestimiento de los vasos sanguíneos y generar coágulos; inducir accidentes cerebrovasculares; y dañar los riñones. A menudo, el mayor daño no lo causa el virus, sino el intento del cuerpo de combatirlo con una peligrosa “tormenta de citoquinas” de las moléculas del sistema inmunitario.

El resultado es una enfermedad con una variedad desconcertante de facetas. Una tos seca y fiebre baja al principio, a veces. Falta de aliento o dificultad para respirar, a veces. Quizás pierdas el sentido del olfato o del gusto. Quizás los dedos de los pies se enrojecen e inflaman, como si se hubieran congelado. Para algunos pacientes, se siente como un ataque al corazón o causa delirio o desorientación.


A menudo se siente como nada en absoluto; según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el 35 por ciento de las personas que contraen el virus experimentan pocos o ningún síntoma, aunque pueden continuar propagándolo. “El virus actúa como ningún patógeno que la humanidad haya visto”, señaló recientemente la revista Science.

Más concretamente, el patógeno ha parecido en gran medida invisible. “Tiene estas propiedades perfectas para extenderse por toda la población humana”, dijo Fehr. “Si no supiéramos lo que es un virus” —y no tomáramos las precauciones adecuadas— “este virus infectaría prácticamente a cada ser humano en el planeta. Todavía podría hacerlo”.
Datos contra datos

El 10 de enero, la comisión de salud de Wuhan en China reportó que en las semanas previas 41 personas habían contraído la enfermedad causada por el coronavirus y que una había muerto, la primera baja conocida en ese momento.

Ese mismo día, los científicos chinos dieron a conocer públicamente el genoma completo del virus. El plano, que podría simularse y sintetizarse en el laboratorio, era casi tan bueno como una muestra física y más fácil de obtener a nivel mundial para los investigadores. Aparecieron análisis en revistas científicas y en servidores como bioRxiv, en sitios como nextstrain.org y virological.org: pistas en torno al origen del virus, sus errores y debilidades. Desde ese momento, el nuevo coronavirus empezó a replicarse no solo físicamente en las células humanas sino también de manera figurada y, posiblemente para su detrimento, en la mente humana.

La doctora Ott incursionó en la medicina en los años ochenta, cuando el sida era aún nuevo y aterradoramente desconocido. “Al comparar esa época con el día de hoy hay muchas similitudes”, dijo. “Un virus nuevo, una carrera para comprender, una carrera por la cura o una vacuna. Lo que es fundamentalmente diferente ahora es que hemos generado una comunidad de colaboración y datos compartidos. Realmente es alucinante”.

Tres horas después de la publicación del código del virus, Inovio Pharmaceuticals, con sede en San Diego, comenzó a trabajar en una vacuna; es uno de los más de cien esfuerzos de este tipo que se están llevando a cabo en todo el mundo. El laboratorio de la doctora Sabeti comenzó a trabajar rápidamente en el desarrollo de pruebas de diagnóstico. Las doctoras Ott y Weiss pronto lograron obtener muestras de virus vivos, lo que les permitió “observar realmente lo que está sucediendo” cuando infecta células en el laboratorio, dijo Ott.

“La célula monta una batalla profunda para evitar que el virus entre o, si entra, para alarmar a todos a su alrededor de modo que no pueda propagarse”, dijo. “La intención del virus es superar esta oleada inicial de defensa para establecerse lo suficiente como para reproducirse y extenderse”.

Con tantas proteínas en su caja de herramientas, el virus tiene muchas formas de enfrentarse a nuestro sistema inmunitario; estas también constituyen blancos de las vacunas y medicamentos potenciales. Los investigadores trabajan desde todos los ángulos. La mayoría de los esfuerzos de desarrollo de vacunas se enfocan en trastornar las proteínas espiga, que permiten la entrada a la célula. El medicamento remdesivir se enfoca en la maquinaria de replicación del virus. El doctor Fehr estudia el modo en que el virus desactiva nuestro sistema inmunitario.

“Uso la analogía de Star Wars”, dijo. “El virus es el lado oscuro. Tenemos un sistema de defensa celular de cientos de proteínas antivirales” —caballeros Jedi— “para defendernos. Nuestro laboratorio estudia un Jedi en particular que usa un arma en específico, y el modo en que el virus se defiende”.

Estas batallas, que se libran en el campo de la bioquímica, desafían al alfabeto en búsqueda de descripción. Los Jedi en esta analogía son enzimas particulares (poli-ADP-ribosa polimerasas, o PARPS, si debes saberlo) que se producen en las células infectadas y esgrimen una molécula que se adhiere a ciertas proteínas invasoras —“no sabemos cuáles son todavía “, dijo el doctor Fehr—, y las interrumpe. En respuesta, el virus tiene una enzima propia que barre a nuestros Jedi como polvo de un reptador de las arenas.

Carolyn Machamer, bióloga celular de la escuela de Medicina Johns Hopkins, estudia las etapas posteriores del proceso, para aprender cómo logra el virus navegar y ensamblarse en el interior de una célula huésped y salir de ella. Entre los temas de investigación que figuran en el sitio web de su universidad se encuentran los coronavirus, pero también el “tráfico de proteínas intracelulares” y la “exocitosis de grandes cargas”.

Al ingresar a la célula, los componentes del virus se instalan en una subregión, u orgánulo, llamado complejo de Golgi, que se asemeja a una torre de panqueques y sirve como centro de clasificación de correo de la célula. La doctora Machamer ha estado trabajando para entender el modo en que el virus ordena a la unidad que dirija todos los pedazos virales recién replicados, dispersos por toda la célula, para el ensamblaje final.

Este asunto, admitió la doctora, estaba “mal estudiado”. La mayor parte de investigación farmacológica se ha concentrado en las etapas iniciales, como en bloquear la infección al principio o en interrumpir la multiplicación dentro de la célula. “Como dije, no se le ha prestado demasiada atención”, dijo. “Pero creo que ahora sí se le dará, porque me parece que contamos con algunos blancos muy interesantes que podrían producir nuevos tipos de fármacos”.

Dicha línea de investigación se remonta a sus días posdoctorales. Ella estudiaba el complejo de Golgi —“el orgánulo es realmente extraño”— ya desde entonces. “Es ir en pos de lo que te interesa, de eso se trata la ciencia básica”, dijo. “En realidad, no es como si te propusieras curar al mundo ni nada, sino que sigues tu olfato”

A pesar de toda la atención que ha recibido el virus, todavía es nuevo para la ciencia y persisten muchas incógnitas. “Todavía estoy muy concentrada en la pregunta: ¿Cómo entra el virus en el cuerpo?”, dijo la doctora Ott. “¿Qué células infecta en la vía aérea superior? ¿Cómo llega a la vía aérea inferior y desde allí a otros órganos? No está absolutamente claro cuál es la ruta o cuáles son los tipos de ruta vulnerables.

Y lo más urgente: ¿por qué tantos de nosotros somos asintomáticos? “¿Cómo se las arregla el virus para hacerlo sin dejar rastro en algunas personas pero en otras deja una enorme reacción?”, dijo. “Esa es la mayor duda actualmente, y la más urgente”.
Se cometen errores

Incluso una fotocopiadora es imperfecta y el SARS-CoV-2 no es la excepción. Cuando el virus ordena a una célula huésped que se copie, invariablemente se cometen errores, por ejemplo, se intercambia un nucleótido incorrecto por el correcto. En teoría, tales mutaciones, o una acumulación de ellas, podrían hacer que un virus sea más infeccioso o mortal, o menos, pero en la gran mayoría de los casos, las mutaciones no afectan el rendimiento de un virus.

Lo que es importante señalar es que el proceso es aleatorio e incesante. Los humanos describen la competencia entre la célula huésped y el virus como una guerra, pero el virus no está en guerra. Nuestro enemigo carece de agencia: no desarrolla “estrategias” para escapar de nuestras medicinas ni de la actividad de nuestros sistemas inmunitarios.

A diferencia de algunos virus, el SARS-CoV-2 tiene una proteína de edición (la NSP14) que elimina los errores. Aún así, algunos errores se escapan. El virus adquiere, en promedio, dos mutaciones al mes, que es menos de la mitad de la tasa de error de la gripe, y aumenta la posibilidad de que una vez que se desarrolle una vacuna o tratamiento farmacológico, estos no se desactualicen tan rápido. “Hasta ahora ha sido relativamente fiel”, dijo Ott. “Eso es bueno para nosotros”.

Para marzo, se habían detectado al menos 1388 variantes del coronavirus en todo el mundo, todas funcionalmente idénticas hasta donde los científicos pudieron observar. Organizados como un árbol ancestral, estos linajes revelan dónde y cuándo se propagó el virus. Por ejemplo, el primer caso confirmado de la COVID-19 en Nueva York se anunció el 1 de marzo, pero un análisis de muestras reveló que el virus había comenzado a circular en la región semanas antes. A diferencia de los primeros casos en la costa oeste de Estados Unidos, que se originaron de personas que llegaron de China, estos casos vinieron de Europa, y a su vez sembraron casos en gran parte del país.


Las raíces pueden incluso rastrearse más atrás. El primer paciente conocido fue hospitalizado en Wuhan el 16 de diciembre de 2019 y se sintió enfermo por primera vez el 1 de diciembre. La primera infección habría incluso sucedido antes. En algún momento previo, el virus, o su progenitor, se encontraba en un murciélago: el genoma es 96 por ciento similar a un virus de murciélago. No queda claro hace cuanto que realizó ese salto y adquirió las mutaciones necesarias para lograrlo. En cualquier caso, y contrario a ciertas teorías de la conspiración, el SARS-CoV-2 no se creó en un laboratorio.

“Dichos escenarios son tan improbables que resultan imposibles”, dijo el doctor Robert Garry, microbiólogo de la Universidad de Tulane y experto en enfermedades emergentes. En marzo, un equipo de investigadores que incluía al doctor Garry publicó un artículo en Nature Medicine que comparaba el genoma y las estructuras proteicas del nuevo coronavirus con las de otros coronavirus. Las distinciones nuevas eran “muy probablemente resultado de la selección natural”, concluyeron. “Nuestros análisis claramente muestran que el SARS-CoV-2 no es un constructo de laboratorio o un virus manipulado a propósito”.

En nuestra especie, el virus ha encontrado un hábitat privilegiado. Parece que la mayor parte de su replicación se realiza en el tracto respiratorio superior, señaló el doctor Garry: “Eso hace que sea más fácil su propagación a través de la voz, por lo que puede haber más oportunidades para que se propague casualmente, y tal vez anticipadamente en el transcurso de la enfermedad.”

Y helo ahí: un organismo, o cualquiera que sea la palabra adecuada, adaptado idealmente a la conversación humana, entre más ruidosa, mejor. Nuestra comunicación es su transmisión. Pensemos dónde han empezado tantos brotes: funerales, fiestas, centros de atención telefónica, arenas deportivas, plantas procesadoras de carne, dormitorios, cruceros, prisiones. En febrero, una conferencia médica en Boston produjo más de setenta casos en dos semanas. En Arkansas, varios casos fueron vinculados a “una fiesta de piscina de bachillerato que seguro todos pensaron era inofensiva”, dijo el gobernador Asa Hutchinson. Después del ensayo de un coro en Mount Vernon, Washington, 28 de sus integrantes cayeron enfermos. Ya ni cantar es seguro.

El virus no batalla para encontrarnos. Pero nosotros seguimos con dificultades para encontrarlo; un modelo reciente elaborado por epidemiólogos de la Universidad de Columbia estimó que por cada infección documentada en Estados Unidos, otras 12 quedan sin detección. ¿Quién lo porta o quién lo tuvo y quién no? Una sólida comprensión del paradero del virus —mediante pruebas de diagnóstico, pruebas de anticuerpos y rastreo de contactos— es esencial para recuperar la vida normal. Pero la respuesta inmune de la humanidad ha sido desigual.

A finales de mayo, en una carta abierta, un grupo de exasesores científicos de la Casa Blanca advertían que, en anticipación a un resurgimiento de la pandemia más adelante en este año, el gobierno federal debía empezar a prepararse de inmediato para evitar la “escasez extraordinaria de suministros” que ocurrió esta primavera.


“El virus está aquí, está en todas partes”, dijo al Senado de Estados Unidos el doctor Rick Bright, el exdirector de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado a mediados de mayo. “Debemos liberar las voces de los científicos en nuestro sistema de salud pública en Estados Unidos para que puedan escucharse”. Ahora mismo, agregó, “no hay un plan maestro coordinado para responder a este brote”.

El virus SARS-CoV-2 no tiene plan. No lo necesita. Sin vacuna, el virus está aquí para quedarse. “Este es un patógeno bastante eficiente”, dijo Garry. “Es muy bueno en lo que hace”.
La próxima ola

“El virus se propaga debido a una cualidad intrínseca, latente en la cultura”, escribió hace poco Douglas Rushkoff, el teórico de medios que hace dos décadas acuñó la frase “se viralizó”.

“Tanto los virus biológicos como los mediáticos nos dicen más de sus huéspedes que de ellos mismos”.

Conocer al SARS-CoV-2 es conocernos a nosotros mismos, reflejados en él. Es mecánico, irreflexivo, consistente al transmitir su mensaje, la más pura expresión casi viva de manejo de datos que hay en la Tierra. Lo es y lo hace y es más. No hay “yo” en un virus.

Nosotros somos exactamente lo opuesto: humanos y todo lo que eso conlleva. Dueños de información, fanáticos de la desinformación. Esclavos de la emoción, el ego y el pensamiento ilusorio. Pero también: curiosos, obstinados, optimistas. En nuestros mejores momentos nos esforzamos por aprender y superar a nuestro ser individual.

“Lo mejor que ha salido de la pandemia es que todos se han convertido en virólogos de algún modo”, dijo Ott. Con su familia en Alemania, a través de Zoom, organiza regularmente noches de trivia. Últimamente el tema suele ser los virus y le ha impresionado cuánto saben. “Hay tanto conocimiento por todos lados”, dijo. “También mucha información equivocada. Pero la gente se ha vuelto más versada, porque todos queremos que desaparezca”.


La doctora Sabeti estuvo de acuerdo, hasta cierto punto. Expresó una profunda curiosidad en torno a los virus —son “oponentes formidables por comprender”— pero dijo que en esta ocasión se encontraba menos interesada en la búsqueda puramente intelectual.

“Para mí ahora mismo, en el sitio donde me encuentro, realmente lo que más quiero es detener el virus”, dijo. “Es tan frustrante y decepcionante, por decir lo menos, encontrarse en esta posición en la que hemos detenido el mundo, en la que hemos creado el distanciamiento social, en la que hemos creado cantidades masivas de desolación humana y daños colaterales porque simplemente no estábamos preparados”.

“No me interesa comprenderlo”, dijo. “Para mí, es… me despierto en la mañana y mi motivación es simplemente: detener esta cosa y entender cómo hacer que esto no vuelva a suceder jamás”.

domingo, 7 de junio de 2020

B1, B2, C1: Para leer. Una carta.


Carta al presidente del Gobierno
Por Rafael Álvarez "El Brujo"



En el otoño próximo se cumplirán 35 años del estreno en España del Mahabharata, la célebre epopeya dirigida por el insigne Peter Brook, que conmovió profundamente la sensibilidad teatral europea y dejó en aquel momento una huella muy especial a su paso por España. la producción se organizó en París, en el Centro Internacional de Actividades teatrales, con un presupuesto colosal. Aquel esfuerzo financiero no hubiera sido concebible sin el auspicio de las ideas fundacionales del humanismo europeo y el concepto de la cultura como elemento integrador para la paz y el desarrollo de los valores de la convivencia.

Corría el año de 1985 y la cultura española se abría en aquella época como las rosas con las primeras luces del alba. Se acababa de crear la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a instancias del primer gobierno socialista, con el impulso del inolvidable Adolfo Marsillach. Inexplicablemente el país con el mayor patrimonio dramatúrgico europeo carecía hasta entonces de una institución semejante a las de Francia, Alemania o Inglaterra. En fin, el teatro español recuperaba por aquella época el áureo prestigio del arte, cuando este se ha purificado a lo largo de una dura etapa de carencia y resistencia.

Usted ha reflexionado sobre el tema de la resistencia y esa reflexión es, en cierto modo, el corazón del Mahabharata. Este relato narra la disputa de dos familias por el dominio del mundo. El mundo es sólo un trozo de tierra, una esfera de influencia, como decimos ahora. Pero esa lucha de poder pone en juego la supervivencia de todo el universo.

La metáfora del Mahabharata es de una actualidad siempre vigente porque a fin de cuentas eso es lo que está pasando siempre en el mundo. Pero el mundo, según la sabiduría implícita en el Mahabharata, está en el alma. Ahí se libra la verdadera batalla. En el interior de nosotros mismos combaten esas dos fuerzas: las luces del discernimiento y las sombras del fanatismo, el miedo y la ignorancia.

La cultura no es tanto la pelea por las ayudas oficiales a la cultura, como se suele pensar a veces de manera pintoresca, si no la pelea por el descubrimiento permanente del significado de lo que somos

Numerosas personalidades del arte, del pensamiento y de la política de la España de aquél entonces vieron el espectáculo y buscaron respuestas en las verdades del Mahabharata versionado por Brook. Una ilustre dama del socialismo de la época dijo algo curioso sobre el espectáculo: "Es fascinante pero no se sabe por qué".

El devenir de esta historia está ligado al concepto de Dharma. Dharma es de manera amplia la ley cósmica en un sentido físico y metafísico, pero Brook define Dharma como el motor esencial. Aquello que impulsa la vida hacia la plenitud de sí misma; Armonía, Felicidad, Prosperidad. Los héroes refulgentes combaten por el Dharma. Y Adharma es todo lo que se opone vivamente a esa plenitud. En un sentido sutil y no sólo estrictamente físico, Adharma es destrucción.


Y ahora viene la pregunta: ¿La destrucción puede ser evitada? La respuesta es obvia. Pero voy a formular la pregunta de otra manera: ¿Es prescindible la cultura? Aunque no lo parezca, si lo piensa detenidamente, verá que en el fondo la pregunta es la misma.

Si pensamos que en última instancia la cultura no es algo vital y de extrema necesidad, deberíamos obrar en consecuencia y eliminar todos los gastos destinados, no ya a cultura, sino a escuelas de arte, de teatro, de música, de danza, etc. ¿Por qué crearen los jóvenes expectativas que inevitablemente van a ser defraudadas? Si la sociedad no necesita realmente de la acción de la cultura en tiempos de crisis, la cultura debería ser eliminada drásticamente como algo superfluo e innecesario.

Este es el fondo del pensamiento que late en algunos de los representantes municipales con los que hemos podido contactar en estos momentos: "El dinero para cultura, dicen, que se dedique ahora a gastos sociales". No hablan nunca de recortar otras partidas presupuestarias. Excepto la cultura, todo lo demás es imprescindible. Y he de decir con franqueza que yo comprendo que piensen de esta manera, porque la destrucción del significado de la palabra "cultura" ya está en marcha desde antes de la pandemia.

Ateniéndonos a la epopeya india, a la tragedia griega, a Shakespeare y a lo mejor del teatro del Siglo de Oro español, la cultura no es tanto la pelea por las ayudas oficiales a la cultura, como se suele pensar a veces de manera pintoresca, si no la pelea por el descubrimiento permanente del significado de lo que somos. Esa pelea es la única que dignifica la vida. El Dharma que nos hace refulgentes como a los héroes del Mahabharata. El Dharma nos confiere la capacidad para resistir los embates de las fuerzas de la destrucción. Las gentes del teatro ya resistimos frente a un gobierno que incrementó el IVA del cine y del teatro para proteger el IVA del fútbol. Y la sociedad lo toleró porque la destrucción del "significado" ya se había consumado antes. En otro caso, esto no hubiera sido posible. Pero inexplicablemente y a pesar de ello, volvimos a llenar los teatros porque la ley de la vida se impone siempre a la ley de la destrucción.

Y esa es la razón por la que la cultura es algo imprescindible para la vida, porque la cultura es un aspecto de la manifestación de la misma vida. En este sentido podemos decir que la cultura en verdad no necesita nunca la ayuda de nadie. Pero no obstante, siguiendo el hilo de la filosofía de la acción con la que Krishna instruye a Arjuna en el Mahabharata, usted debería hacer algo por la cultura. Por su propio beneficio y por el beneficio no sólo de los artistas, sino de todos los profesionales técnicos y empresas relacionadas con la cultura. Ese sería su deber con arreglo al Dharma. Y parafraseando a Shakespeare "tan seguro como que al día le sigue la noche" que todos saldremos beneficiados. Porque aunque la cultura no lo necesite, créame que los que trabajamos en la cultura y sus destinatarios, sí que lo necesitamos.

Atentamente.

Rafael Álvarez 'El Brujo'

https://elpais.com/cultura/2020/06/05/babelia/1591354044_675830.html

lunes, 25 de mayo de 2020

B2, C1: Más traducción, algunas otras asimetrías.



Para traducir:

1. Quando tutto ciò sarà finito, diciamo tra un anno esatto, 16 aprile 2021, saremo profondamente cambiati.

2. Man mano che scendevo, ero sempre più spaventato.

3. E tutto questo spiega ai tuoi figli e ai figli dei tuoi figli non perché l'odio e la vendetta duri ma perchè sappian quale immenso bene sia la libertà e imparino ad amarla e la conservino intatta e la difendano sempre

4. ti prometto che finché ci sarò io al tuo fianco, non ti succederà nulla ...

5. Siamo pronti per uscire.

6. Non hai ragione, dunque smettila.

7. Se non ti stai zitto, porca miseria, ti do lo schiaffo del secolo.

8. L’autore sostiene infatti una tesi che si può riassumere nelle due angosciose insolubili domande formulate da Boezio: «Si quidem deus est, unde malum? bona vero unde, si non est?».

9. L’insieme di tutto ciò che è stato messo a nostra disposizione esprime sia l’attenzione alla qualità sia la preoccupazione di non escludere nessuno, rifiuta la disputa tra cultura popolare e cultura di élite per dare nuovo respiro all’ambizione di una ‘cultura per tutti’, fondamento della democratizzazione culturale.

10. Ecco alcuni esempi di attività che potrebbero essere pro-mosse e gestite a distanza.

11. Non si tratta di quello: si tratta di capire dove sia il problema entro oggi.

jueves, 21 de mayo de 2020

B1, B2: Bicicletas.



La venta de bicicletas está en (1) en toda Europa. Muchos se han apresurado a comprar una bici nueva o de ____2____ mano para evitar los metros y autobuses llenos y minimizar el ______3_____ de contagio en plena pandemia de Covid-19.

Francia ha anunciado un plan 20 millones de euros, que incluye ______4______ como cheques de 50 euros para reparar una bicicleta, subvenciones de _____5_____ 500 euros para comprar una bici eléctrica

"Tenemos una progresión del 200% en el volumen de negocios respecto al año pasado, con un incremento de ventas de entre el 60 y el 70%. Por lo que son bicis de menor calidad que la que ______6______ vender".

El Reino Unido también ha anunciado un plan para crear _______7_______ bici. Unos 250 millones de libras esterlinas, algo más de 280 millones de euros se ______8________ en el proyecto. Un boom ciclista que generó el pasado mes abril 67 millones de euros para el sector que va ____9_______ ruedas.

"Hay una ____10_______ de clientes: hay viajeros, hay nuevos ciclistas, y gente que se compra una bici para _____11_______ en el cobertizo".

En el norte de Italia, la región de Lombardía, una zona industrial muy contaminada y duramente ____12______ por el brote del Covid-19, ha presentado su plan Strade Aperte ("caminos abiertos"), que contará con 35 km adicionales de carriles bici.

"Estamos muy contentos. Llevábamos ____13_______ carriles para bicicletas muchos años... Pero todos, no solo yo como presidenta de la asociación 'Salvemos a los ciclistas', hemos peleado para conseguir esto"'.

En Barcelona, donde ya se han ampliado las aceras y carriles bici para minimizar los contagios durante la desescalada del confinamiento, se ______14_______ por el uso compartido de motos y bicicletas.