lunes, 26 de abril de 2010

B2, B1, A: Exposición de Jordi Socías en IC Roma



La sede de Piazza Navona del Instituto Cervantes de Roma acoge hasta el 20 de junio una exposición del fotógrafo Jordi Socías.

Ayer precisamente Juan José Millás escribió en El País Semanal un buen retrato sobre este autorretrato de Socías. Lo discutiremos en clase.







B2, B1, A: Pequeñas obras de arte online

Se acaba de concluir la VIII edición del festival de cortometraje online Notodofilmfestival. El Gran Premio del Jurado se lo llevó este sorprendente trabajo: Capicúa dirigida por Roger Villaroya.




El festival consta de varias secciones: acción/aventura, animación, ciencia ficción/fantasía, comedia, drama, histórico/documental, intriga/thriller, social, terror, y otros. Aquí tenéis el enlace al palmarés. Que disfrutéis.

jueves, 22 de abril de 2010

B2, B1, A: El romance: así suena el español

Romance de Abenámar

Anónimo
(c. 1500)

—¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calina,
la luna estaba crecida:
moro que en tal signo nace,
no debe decir mentira.—
Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía:
—Yo te la diré, señor,
aunque me cueste la vida
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho
mi madre me lo decía:
que mentira no dijese,
que era grande villanía;
por tanto pregunta, rey,
que la verdad te diría.
—Yo te agradezco, Abenámar
aquesa tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!

—El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día,
y el día que no los labra
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía.—
Allí habló el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía:
—Si tú quisieses, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla.
—Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería.


Romance de la Pena Negra
por Federico García Lorca

Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.

Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad, ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar,
que la pena negra, brota
en las sierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, cama y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.

Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!

B2, B1, A: Para ver: ¿Typical spanish?


Toros, paella, siesta, fútbol, playa... Ay, veamos qué conclusión sacáis sobre los tópicos de España. Inspiraos en este reportaje de RTVE.

jueves, 15 de abril de 2010

B2, B1: Para completar. Condenada por exceso de amor

Condenada por exceso de amor
por Irene Hdez. Velasco, El Mundo
Con 7 años (1) andaba, acostumbrado como estaba a que su madre o su abuelo lo (2) siempre en brazos por miedo a que (3) caerse. Hoy tiene 13 y a duras penas (4)subir unas escaleras, porque jamás le han permitido (5) . Casi no sabe correr, porque su madre y sus abuelos se lo (6)rigurosamente prohibido, ante el temor de que (7) darse de bruces contra el suelo y hacerse un rasguño. Por no saber, ni (8) sabe aún hacer pipi él solo. Y es incapaz de comer cualquier cosa que no (9) previamente cocinada por su mamá o su abuelita.
Es la historia de un adolescente de la localidad italiana de Ferrara (11) de un extraño mal: el amor excesivo y patológico que desde (12) nació le han prodigado su madre y sus abuelos maternos. En nombre de ese cariño obsesivo y malsano, el crío ha vivido durante 13 años sin hacer (13) deporte, sin (14) nunca al parque, sin frecuentar a (15) niño después del colegio, encerrado constantemente (16) las cuatro paredes de su habitación, de la que sólo se le permitía salir para ir al colegio y rodeado siempre de fuertes medidas de seguridad para evitar que los numerosos peligros del mundo (17) acecharle.
El tribunal de Ferrara (18) ahora de sentenciar que el crío “ha sido víctima de un amor enfermo, que lo ha hiperprotegido hasta el (19)de no permitirle crecer”. Y, con ese argumento, ha condenado a la madre del chaval a tres años de cárcel; al abuelo, a tres años y seis meses; y a la abuela, a dos años. Porque, según ha sentenciado la juez Silvia Marini, el amor extremo puede llegar a (20) una forma de maltrato.
Ha sido el padre del niño (21) ha llevado el caso a los tribunales. El hombre, que se separó de la madre del chaval poco después de que este (22) , sólo ha conseguido ver tres veces a su hijo en 13 años, siempre a (23). Pero, aunque desde la distancia, ha seguido los pasos de su retoño. Y al percatarse de que con siete años era incapaz de andar o de subir unas escaleras (24) a los excesivos cuidados que le prodigaba su abnegadísima madre y sus sacrificados abuelos, decidió tomar cartas en el asunto y llevar el caso (25) los tribunales.
Lo que nadie sabe es si el niño será capaz de sobreponerse a las sobredosis de amor insano que ha recibido durante toda su vida. Ahora mismo es un chaval que mira con absoluto terror el mundo exterior, que considera que fuera de su casa y del amor incondicional de su madre y sus abuelos sólo le (26) el peligro. Y que odia a su padre, a (27)culpa de querer sacarle de su burbuja de amor.
Fuente original

miércoles, 14 de abril de 2010

B2, B1, A: Buñuel en Roma



Aquí podéis encontrar el programa. Que disfrutéis.

jueves, 8 de abril de 2010

B2: Para formar palabras. Nombres con sentido de acciòn

Busca en el diccionario las acciones de estos verbos:
mudar, sentar, peinar, atar, morder, investir, alunizar, aterrizar, apadrinar, decaer, tardar, interrogar, eliminar, hallar, consumir, embarcar, despegar, tocar, bailar, recoger, despedir, pedir, empujar, temblar, envolver

B2, B1, A: Para escuchar. El perro de Maradona


Argentina y Maradona, Maradona y Argentina.
¿Quieres saber "Qué pasó con el perro de Maradona"? Escúchalo.

B2, B1, A: Para leer y pensar

Autobiografía. Por Luis Rosales (1951)

Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

A: Para expresar necesidad y obligación

Os recomiendo estos ejercicios de AVE para consolidar lo visto en clase.
Curso A2.2, Tema 4, Sesiones 5 y 6.

B2, B1: Para comentar por escrito


GALLINAS de Rafael Barrett

Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma está perturbada.

La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su antigua residencia. Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.

Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas el intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en casa del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me aborreció. Desde entonces vi su cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos. Los pollos ajenos me parecieron criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia maté uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al atentado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual empezó a circular por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.

¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apoderado de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un propietario...

Publicado en "El Nacional", 5 de julio de 1910.



Psicología del periodismo


Estás a punto de fundar un gran diario, y me pides consejo. Como no tengo mayor experiencia personal en este negocio, te aconsejaré con entera libertad de ánimo; por otra parte me tranquiliza el saber que los consejos no se siguen nunca. Empiezo, pues. Un diario vive del número; si se aparta de lo vulgar está perdido. Te conozco: eres un desdeñoso, un difícil, un artista, y me replicarás: "No vengo a servir, sino a iniciar; no quiero halagar al público, sino educarlo". Educaciones costosas. Además, para educar un público hay que comenzar por tenerlo, y para tenerlo hay que halagarlo. ¿O es que te resignas a ser el único suscriptor? Un gran diario, es decir, un diario con un gran público, es un partido; cada vintén representa un voto. Y se trata de electores que dan su voto y dinero encima: ninguna política consigue tanto; gracias que a cambio del dinero se obtenga el voto, y eso a fuerza de elocuencia republicana. Claro que un diario político es diario de una minoría, y lo mismo si es científico o literario, o religioso. Una tendencia moral o intelectual definida disminuirá inmediatamente el tiraje.

La democracia —o sea el desmenuzamiento humano— ha hecho posibles los grandes públicos. Es menester que te lean los negreros sin ortografía y los esclavos que aprendieron a leer; el patricio y su lacayo, la niña sentimental y la cocotte de seda o de algodón; el poeta y el croupier, el médico y el jockey, el ministro y el vendedor de verduras, el cura y el apache, madame de Staël y su portero y Moliere y su criada, el presidente y el reo en capilla, y Deibler y hasta tus compañeros en la prensa. Un gran diario debe ser caótico. Busca un interés común a los infinitos "cualquiera", un interés que los obligue por una hora, por media, por diez minutos, según las dimensiones del oasis de ociosidad cotidiana, a contemplar tu hoja. Cuando el tiempo es dulce y no hay energías suficientes para pasear, la gente se asoma a los balcones. Toda la familia: los nenes miran los caballos y los eléctricos; la casadera mira los mozos de zapatos de charol, el estudiante las caderas redondas, la mamá los sombreros femeninos, la suegra las inconveniencias del tránsito, el abuelo, con sus ojos turbios, el río urbano que pasa, y la sirvienta, fregados los platos, mirará también algo por su ventanillo. Y si dos borrachos riñen y se pegan o se acuchillan, ¡qué suerte para los del balcón! He ahí tu público. Has de ser un balcón, y tu diario, la calle universal.

El periodismo es la síntesis y el comercio de la curiosidad. Pero mientras la curiosidad del pensamiento y del bien es rara, la curiosidad del hecho es general porque es instintiva. Lo indispensable es el hecho. Del hecho parten el sabio, el esteta y el moralista que desprecian la prensa, y con el hecho se contenta la enorme mayoría cuya sola cultura es la prensa, y que no va más allá de la sensación y de la imagen corriente. Un gran diario no ha de encerrar sino hechos, o que parezcan tales. La esencia del periodismo es dramática. El periodista auténtico oculta lo suyo y revela lo ajeno; reúne en sí las vibraciones dispersas y las transmite; semejante al cómico, desaparece bajo la realidad que nos transfiere. Cargado de tesoros incesantemente renovados, su misión es repartirlos ilesos entre nosotros, y su ideal se reduce a la rapidez y a la exactitud. El periodista es el buzo de los hechos. Su carrera es una de las formas modernas del heroísmo, y las kodaks enfocadas por los reporteros en plena batalla durante la guerra ruso-japonesa son más eficaces hoy que las ametralladoras. No tengas otro programa que presentar el máximo de hechos recientes y distintos. Preséntalos con simplicidad; no te olvides de que tu lector es simple —por lo menos en tanto que te lee—. Huye de toda elevación. Elevar fatiga, y tu público es débil de cascos. No soporta sino el desfile de los hechos brutos; su afición se detiene en lo pintoresco; su delicia es la verdad en folletín. De ahí la desmesurada importancia del deporte y de los crímenes. Atiende tú, en tus informaciones, antes al último estupro que a la última encíclica; en tus crónicas literarias no salgas de lo anecdótico; describe sobriamente las teorías y minuciosamente los escándalos; no publiques los versos del genio ignorado sino se suicidó aún. El vago afán de lo nuevo y la cobarde pereza engendraron la moda. Sea tu diario una vasta moda que muere y renace cada mañana.

La caza de los hechos... la cartera, morral de noticias ensangrentadas, calientes todavía... Elige empleados de moderada inteligencia, de memoria fiel, de buenas relaciones y sobre todo de piernas ágiles. Aprovecha las maravillas de la industria para enterarte pronto. La gloria de Blowitz era "tener un hilo". Apodérate de los hilos secretos. Entonces, en premio al estremecimiento periódico y fugaz que sentirán a la vez, por mediación tuya, miles de seres aburridos, gozarás de una incalculable potencia. Serás el instrumento del reclamo, la encrucijada fatal de las combinaciones financieras y políticas. Serás, ¡oh colector!, el árbitro invisible, el que manipula esa montaña de granos de arena, ese mar de gotas, esa totalidad de nadas: la opinión pública, y si así lo quieres, te enriquecerás tanto con tu palabra como con tu silencio. ¡Bello destino! Pero, ¿eres digno de él? ¡Ay! Te conozco... Tienes demasiadas ideas... El periodista es un hombre de acción: ¡menos libros, pues, y más gimnasia!


Publicado en "La Razón", Montevideo, 31 de julio de 1909.