martes, 24 de abril de 2012

B2: Repasando vocabulario. El cuerpo y el caràcter.

1. Lee esta lista de verbos que significan acciones y posiciones que se realizan con el cuerpo. Indica qué parte del cuerpo interviene. Representa con tu cuerpo dichas acciones.


■tumbarse, tirarse, incorporarse, alzarse, agacharse

■cruzar ~ los brazos/las piernas

■estar ~ agachado/derecho

■ponerse ~ de pie/de espaldas/de perfil/de frente/de rodillas

■quedarse ~ quieto/dormido/agachado/de espaldas/de rodillas

■rascarse, arañar,

acariciar

■dar ~ una patada/una torta/un puñetazo

■estornudar, bostezar, sudar

■masticar, escupir

■aguantar, sujetar

■aplaudir, señalar, indicar

2. Forma adjetivos.

ambición, arrogancia, (in)constancia, cobardía, curiosidad, egoísmo, generosidad, (im)puntualidad, (ir)responsabilidad, (in)sensibilidad, seriedad, (in)sinceridad, ternura, timidez, valentía


3. Completa las expresiones:

■tener __________del humor

■tener  ______ carácter

■________ acomplejado, tener _______~ de inferioridad/de superioridad

■ no tener dos dedos de ________

■estar _______  una cabra

4. Estados de ànimo: indica si son positivos o negativos.

animado,  fascinado, feliz, (des)ilusionado, satisfecho, sorprendido, agobiado, apenado, avergonzado, disgustado, dolido, indignado, resignado, sin ánimos,

5. Expresiones idiomáticas con las partes del cuerpo.

http://marcoele.com/descargas/3/baretta-cuerpo2.pdf















A, B2: Futuro. Entrevista con Omrael Norbert Muigg, sacerdote maya:

Sacerdote maya?
Fui investido como tal por ancianos sabios mayas, después de varios años de enseñanzas y algunas ceremonias rituales.

¿Qué hay de su calendario?
Los antiguos mayas eran minuciosos observadores de los astros, expertos en la medición del tiempo, y sus cálculos dicen que en el año 2012 concluye "la cuenta larga".

¿Qué cuenta es esa que concluye?
El 21 de diciembre del 2012 concluye un ciclo de 5.200 años, y comienza otro.

¿No es el fin del mundo?
Es el final de un ciclo. El final de un mundo: ¡los mayas ya anticiparon que quebraría justamente por la estructura económica!

Ah. ¿Y qué vendrá luego?
Un ciclo del corazón: nos sentiremos compelidos a unirnos, a caminar juntos, será un renacimiento de la humanidad.

¿No habrá cataclismos?
Quizá se incremente la actividad del fuego y del agua: algún volcán, algún maremoto...

¿Cómo lo sabe?
Porque el calendario alude al "sol cósmico": es el corazón de la galaxia, y su actividad afectará a los elementos fuego y agua.

¿Quiere alarmarme?
¡No! No moriremos por eso.

¿Qué hará usted el 21 de diciembre?
Estaré en mi centro maya en Guatemala, ante el lago Atitlán, celebrando el renacimiento de la humanidad. Con alegría: oficiaré una ceremonia en la que beberemos una copita de buen vino tinto español.

¿Qué notaré a partir de ese día?
Una aceleración de las cosas: de ahí la actual convulsión, que parirá algo luminoso.

¿Qué aconseja a mis lectores?
Reconectad con la naturaleza. En Barcelona lo tenéis fácil: acercaos a la orillita del mar.

¿Y qué ganaremos con eso?
La Tierra tiene ahora fiebre alta: honrar al agua ayuda. ¡En mis reuniones hay siempre una gran copa con agua! Y una candela.

¿Para qué la candela?
Para honrar y pacificar al fuego.

¿Cómo un europeo como usted llegó a convertirse en sacerdote maya?
Nací en el Tirol austriaco. Tuve vocación de sacerdote católico, que no seguí por disconformidad con el celibato. Me dediqué a la enseñanza, como profesor de niños...

¿Le gustaba?
Mucho. Con 40 años me ofrecieron un puesto de profesor en una escuela de Guatemala... y acepté. Sin saber una palabra de español, me instalé con mi familia en Guatemala... y allí conocí a los mayas.

¿Por qué decidió irse, dejarlo todo?
Sentí la necesidad de un cambio vital.

¿Cómo fue su llegada a Guatemala?
Nos dijeron que era tan peligroso vivir allí, que no salíamos de casa, en una urbanización amurallada. Pero vencimos el miedo.

¿Cómo?
Harto de vivir con miedo, me fui a comprar a un mercado "peligrosísimo". ¡Y no pasó nada! A partir de entonces, abandonamos el enclaustramiento: se nos abrió el corazón del espíritu, conectamos con el pueblo.

¿Qué primera impresión le causaron los mayas?
Cuando conocí a Alejandro Cirilo Pérez, presidente del Consejo de Ancianos de las Américas, anciano chamán maya, me dijo: "Te conozco, ¡ya era hora de que volvieras!".

¿Se conocían?
No de esta vida... "Regresas a tus raíces, nos conocemos de otras vidas", me confió, y me aclaró que yo fui maya en el pasado...

Y a usted eso le gustó...
Me conmocionó, me afectó, sentí que de algún modo era así, era cierto.

¿Hay muchos mayas en Guatemala?
Viven siete millones de personas descendientes directos de los antiguos mayas, y conservan su cultura, costumbres y lengua.

¿Se sigue hablando la lengua maya?
Son 23 etnias mayas, con lenguajes diferentes. Y en alguna zona ni se habla español.

¿Impartió clases a niños allí?
Trabajar con niños es lo más lindo. La profecía maya principal dice que los niños expresarán los cambios, y es así: ¡hay hoy más niños especiales que nunca! Niños con dones especiales, que ven lo invisible...

¿Tiene usted algún don?
Mis maestros mayas aseguran que soy un "ser-puente", llamado a unir conciencias, culturas, personas. Y a eso me dedico: divulgo la cultura maya por el mundo.

¿Cuál es el origen de esa cultura?
Son miles de años de enseñanzas acumuladas, desde la noche de los tiempos.

¿En qué lugar podemos percibir mejor la cultura maya hoy en día?
En Tikal, en la actual Guatemala: templos, pirámides... ¡Vivieron 300.000 personas!

¿Y por qué desaparecieron?
Porque algunos poderosos usaron mal sus conexiones espirituales, lo que propició su autodestrucción.

Los arqueólogos hablan de que hubo un cambio climático, unas sequías...
Es que, claro, los desvaríos de la conciencia tienen su correlato en los elementos.

¿Y me dice que a partir del 2012 todo mejorará?
Sobrevendrá la armonía global, ¡el paraíso en este mundo! Será en algún momento de los próximos 5.200 años.

¡5.200 años! ¿Y no podría ser el año que viene, por favor?
No lo descartemos, claro. A veces me parece que el cambio será de un día para otro... ¡Yo estoy muy ilusionado!
Fuente: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120420/54284644436/omrael-norbert-muigg-en-el-2012-comenzara-un-ciclo-de-armonia-de-5200-anos.html

A: Repasando la biografía. Miguel Gila

Esta es su biografía adoptada de Wikipedia.

Gila (1919-2001), humorista gráfico, guionista y actor de monólogos, NACER en Madrid. Huérfano de padre a temprana edad y con dificultades económicas en su hogar, DEJAR los estudios a los 13 años. Su primer trabajo SER de pintor de coches. SEGUIR sus estudios hasta el segundo grado de mecánica de aviación y trabajó en los Talleres Elizalde de Barcelona. Al estallar la Guerra Civil, como militante de las Juventudes Socialistas, ALISTARSE como voluntario en el bando republicano en julio de 1936.
En Valsequilla (Córdoba) SER puesto frente a un pelotón de ejecución, pero PODER salvar la vida. El fusilamiento TENER lugar al anochecer de un día lluvioso y los integrantes del piquete ESTAR borrachos, por lo que no le ACERTAR los disparos. Gila HACERSE el muerto y LOGRAR sobrevivir.
Poco después, en diciembre de 1938, SER hecho prisionero e internado hasta mayo de 1939 en un campo de prisioneros, donde COINCIDIR con el poeta Miguel Hernández.

␣ ¿Qué datos te sorprenden de su biografía?

Lee este texto suyo:

Cuando yo nací

Yo tenía que nacer en invierno, pero como hacía mucho frío y en mi casa no tenían estufa, me estuve esperando para nacer en verano, con el calorcito. Así que nací por sorpresa. En mi casa, ya ni me esperaban. Mi madre había salido a pedir perejil a una vecina, así que nací solo, y bajé a decírselo a la portera. Dije: “¡Señora Julia. Soy niño!” Y dijo la portera: “Bueno, ¿y qué?” Dije: “¿Cómo que y qué? Que he nacido y no está mi madre en casa, y a ver quién me da de mamar”. Y me dio de mamar la portera. Después de que la portera me dio de mamar, me fui a mi casa y me senté en una silla que teníamos para cuando nacíamos y cuando vino mi mamá con el perejil, salí a abrir la puerta y dije:
“¡Mamá, he nacido!” Y dijo mi mamá: “¡Que sea la última vez que naces solo!” Entonces le escribimos una carta a mi papá, que trabajaba de tambor en la Orquesta Sinfónica de Londres, y vino y se puso muy contento porque hacía más de dos años que no venía por casa. Y dijo: “Ahora sí que hay que trabajar”, porque ya éramos muchos en mi casa. éramos siete hermanos, mi papá, mi mamá y un señor de marrón, que no le conocía nadie y que estaba siempre en el pasillo.
  Entonces, como éramos muy pobres, mi madre hizo lo que se hacía en aquella época con los niños huérfanos. Nos fue abandonando por los portales. A mí me abandonó en el portal de unos marqueses que eran riquísimos, tenían corbatas y sopa y cuando estaban enfermos se hacían las radiografías al óleo, y en la cisterna del retrete ponían agua mineral. Por la mañana salió el marqués, me vio, me levantó y me preguntó cómo me llamaba. Dije: “Como soy pobre, sólo me llamo Pedrito”. Y dijo: “Pues desde hoy te vas a llamar Jorge Javier, Luis Alfredo, Juan Carlos y Sebastián”. Y luego me llamaban Chuchi para abreviar. Los marqueses querían que estudiara el bachillerato, para aprender los ríos y las montañas y todo eso que, cuando somos mayores, nos sirve para hacer crucigramas, pero a mí no me gustaba estudiar, así que me escapé y me metí de ladrón en una banda, pero lo tuve que dejar, porque me puse enfermo del estómago y todo lo que robaba lo devolvía.
  Y lo dejé y ya me dediqué a esto que hago ahora.


Aquí el vídeo:

A: Repasando pasados. Indefinido / Imperfecto

Cuando yo (1) __________ en el este,  mi familia siempre (2) ____________ un viaje durante las vacaciones de mi padre.
Generalmente (nosotros) (3) ___________ a un lago o a las montañas.  El verano pasado mi madre (decidir) _____________ que (nosotros) (4) _____________ a visitar la capital de los Estados Unidos.
La mañana del viaje, nosotros (salir) ___________ a las cinco de la mañana.  Yo (5) __________________ mucho sueño y me (6) ____________ otra vez dentro de poco.
Cuando (yo) me (7) ________________,  todavía (8) _______________ mis hermanos.
El sol (9) _________________ y (10) ________________ buen tiempo.
Después que mis hermanos se (11) _________________,  nosotros (12) _________________ en un restaurante.  Después nosotros (13) _________________ el viaje.
El paisaje (14) ___________________ magnífico. Al lado de la carretera (15) ___________ mucho que ver.  Una vez Pepe (16) ___________________ unas vacas, y una casa de estilo antiguo me (17) _____________ la atención. Por fin, cansados pero contentos, nosotros (18) _____________ a la capital.

Adaptado de esta fuente: http://www.trinity.edu/mstroud/grammar/pret6.htm

jueves, 19 de abril de 2012

B2: Para ver y escuchar. La Biblioteca Nacional.

B2: Para leer y debatir.


Casi lo que Bioy imaginó

Lo ideal sería que todos trabajasen -y cotizasen- hasta el día de palmarla 
Adaptado de una columna de Quim Monzó. La Vanguardia.


El análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI) (1) la vejez, la jubilación y la esperanza de vida de la gente es de una contundencia que ha dejado (2) a medio mundo. Advierte del "riesgo de que la gente (2) más de lo esperado" y, en vista de eso, recomienda a los estados ir retrasando la edad de jubilación a medida que (3) la esperanza de vida. Dice también que (4) que subir las cotizaciones y recortar las prestaciones. El nombre que dan a ese gran peligro que han descubierto que se cierne sobre el mundo es "riesgo de longevidad". (5) claro que, a (6) de ahora, vivir mucho empezará a estar mal visto.

Durante siglos, que la esperanza de vida de las personas (7) aumentando se consideraba positivo, un avance de la civilización. En el artículo que habla de ese informe del FMI, El País explica la evolución a lo largo del tiempo: "En 1750, la esperanza de vida en el momento del nacimiento en los países de la Europa occidental no (8) a los cuarenta años. Desde 1900, siguió un incremento lineal (9) tocar los ochenta en 2010. A escala global pasó de los cuarenta y ocho en 1950 hasta los setenta en el último año de referencia". Si hoy en día la media de la población (10) muriéndose a los cuarenta, los cincuenta o los sesenta, todo sería perfecto. Todos trabajarían -y cotizarían- hasta el día que (11) y las arcas de los estados no sólo no tendrían la sangría actual sino que (12) llenas. Pero resulta que las ciencias avanzan a todo tren y la médica en especial, tanto que cada vez consigue más maravillas. De modo que la vida de la gente se alarga y se alarga y se alarga, a veces en condiciones (13) precarias que, en esas circunstancias, muchos ancianos suplican una pastillita que los (14) plácidamente y para siempre. Pero (15) no es posible, porque no es legal.

Adolfo Bioy Casares escribió en 1968 una novela espléndida que se titula Diario de la guerra del cerdo, en la que un grupo de hombres de sesenta y pico años, ya jubilados, descubren que comandos de jóvenes recorren la ciudad a la caza de viejos, (16) ven como un estorbo del que hay que prescindir lo más rápido posible. En este 2012 el FMI no pretende en absoluto cazar y asesinar a los viejos. Más astuto que los jóvenes de aquel Buenos Aires imaginado por Bioy Casares, lo que propone es alargar y alargar la edad de jubilación a ver si, de aquí a unas décadas, tenemos (17) sin jubilar a todas las personas con más (18) ochenta años, cargando y descargando cajas ocho horas al día, pongamos. Ya que la medicina, con sus avances, consigue alargarles la vida, que sea el esfuerzo lo que (19) por hacerles caer al suelo y expirar, tras lo que bastará musitar un "descanse en paz". No será el progreso médico -con el "riesgo de longevidad" que propicia- lo que le reviente al FMI sus afinadas previsiones.

Os añado, por si os pica la curiosidad, el .pdf de la novela Diario de la guerra del cerdo de Bioy Casares:

B2: Para escuchar. El rey pide perdón.



martes, 17 de abril de 2012

B2: Para escuchar. ¿Están justificadas las críticas al Rey?

B2. Para leer y debatir. Repsol.

1. La primera noticia en Clarín.

A través de una cadena nacional, el Gobierno anunció hoy formalmente el envío al Congreso de un proyecto de ley para expropiar el 51% de YPF, a un precio que fijará el Tribunal de Tasaciones de la Nación y en el marco de la declaración de “interés público y nacional” al “autoabastecimiento de hidrocarburos”. El total a expropiar pertenece a la española Repsol.

El proyecto lleva por título “De la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina”. En lo esencial, tiene varios puntos de contacto con el texto que había trascendido la semana pasada y que ya era analizado por legisladores oficialistas, aunque éste incorpora los reclamos de las provincias productoras de hidrocarburos.

El primer artículo del proyecto, de un total de 19 y que hoy mismo será enviado al Parlamento, declara “de interés publico nacional y como objetivo prioritario el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos” y “la explotación, industrialización, trasnporte y comercialización de hidrocarburos”.

Ese marco es el que permite la parte más sustancial del proyecto: la declaración de “utilidad pública y sujeto a expropiación” del 51% de YPF Sociedad Anónima. Esas acciones, especifica el proyecto, se repartirán entre el Estado Nacional y las provincias que integran la Organización Federal de Provincias Productoras de Hidrocarburos (OFEPHI) de modo tal que el Estado nacional tendrá el 26,01% del total y las provincias productoras, el 24,99% (con, respectivamente, el 51% y el 49% del 51% que sería expropiado).

El texto establece, además, que el 51% a expropiar estará “representado por igual porcentaje de las acciones Clase D pertenecientes a Repsol YPF Sociedad Anónima” (es decir que, por lo menos según está planteado, no expropian las acciones que tiene la familia Eskenazy a través del Grupo Petersen ni las de los accionistas que compraron los títulos en la bolsa); que el ejercicio de los derechos accionarios de las provincias, además, se realizará “en forma unificada por el plazo mínimo de 50 años a través de un pacto de sindicación de acciones”, y que “se encuentra prohibida la transferencia posterior de tales acciones (las expropiadas) sin la autorización del Congreso de la Nación”.

El proyecto que tratará el Congreso Nacional fija también la “remoción de los directores y síndicos titulares y suplentes” y estipula que “la designación de los directores se efectuará en proporción a las tenencias del Estado nacional, de los estados provinciales y uno en representación de los trabajadores de la empresa”.

Si se aprueba la ley –algo previsible dada la mayoría legislativa del oficialismo- el Estado pasará a controlar el 51% de la petrolera –la mayor empresa del país-. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner enfatizó que “no es un modelo de estatización sino de recuperación de la soberanía. Seguimos manteniendo el modelo de Sociedad Anónima y el de una conducción profesionalizada”.

Además del Estado nacional y las provincias, una porción menor de YPF seguirá en manos de Repsol; otra, en poder de la familia Eskenazi, y otra más seguirá flotando en bolsa. Sin embargo, desde el Grupo Petersen con el que los Eskenazi hicieron pie en la petrolera creen probable que los obliguen a dar un paso al costado. En los mercados ya hay rumores sobre la posibilidad de que otras comapañías -y entre ellas se mencionan a la brasileña Petrobras y la mexicana Pemex- terminen comprando la parte de los Eskenazi.

Más allá del capítulo sobre la expropiación del 51% de YPF, el proyecto establece también que, en el marco de la soberanía hidrocarburífera, el Estado “arbitrará las medidas conducentes” para, entre otros objetivos, la “conversión de recursos en reservas comprobadas y su explotación”; la “integración del capital público y privado nacional e internacional en alianzas estratégicas”; la “maximización de las inversiones”; la “promoción de la explotación y comercialización de los hidrocarburos con alto valor agregado” y la “explotación racional” de los recursos. Asimismo, crea un “Consejo federal de hidrocarburos” en el que participarán los ministerios de Economía, Planificación, Trabajo e Industria y que promoverá “la actuación coordinada del Estado nacional y los estados provinciales”.

Fuente: http://www.clarin.com/politica/Convocan-empresarios-acto-Casa-Gobierno_0_683331851.html

2. El editorial del director de La Vanguardia.

Jaque a España

LA expropiación de YPF por la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, hace bueno aquel dicho de que a perro flaco todo son pulgas. Con una parte del país aguantando el aliento por el cariz que está tomando la crítica al Rey por su desafortunado viaje a Botsuana a matar elefantes, del que ha regresado con la cadera rota y que ha obligado a una operación para implantarle una prótesis, la presidenta argentina ha echado el órdago que nuestro ministro de Industria prácticamente descartaba el sábado. "Las cosas parece que se encauzan", fueron las palabras públicas del canario José Manuel Soria. Argentina ha hecho jaque a España eludiendo la advertencia de la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, que el pasado viernes al término del Consejo de Ministros respondía que el Gobierno sabía qué medidas adoptar si Cristina Fernández no daba un paso atrás. ¿Qué medidas?, le preguntaron. Y contestó: "Las medidas se adoptan, no se anuncian". Mientras, se aseguraba que Europa apoyaba a España y Estados Unidos, también. En el segundo de los casos, habrá que verlo, ya que no parece verosímil que el presidente Obama reprendiera, como se ha dicho, a Fernández de Kirchner el pasado sábado en la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias y le advirtiera de represalias. La expropiación de YPF, que amenaza con repercusiones en otras inversiones españolas en Sudamérica, se produce en un momento en que convergen la fragilidad de España en el concierto internacional por su situación económica y el temor del Gobierno a una crisis institucional por el malestar que ha causado la actuación del Rey.

B2: Un modelo de texto argumentativo. Fórmulas útiles.

  • Se ha dicho que la formación musical no es una asignatura imprescindible en enseñanza secundaria.
  • Opinión o tesis
    La música es fundamental para el ser humano, alegra y acompaña a lo largo de la vida, su estudio debería ser obligatorio en la escuela secundaria porque, además de ser parte de la cultura, complementa muchas otras asignaturas.
  • Regla general
    En cuanto a su importancia cultural, no olvidemos que no existe una cultura sin música.
  • Argumento 1
    Para empezar, la música ayuda a definir la cultura igual que otras artes, e incluso los estudiantes con pocos conocimientos musicales pueden diferenciar los distintos estilos. Con una introducción sencilla a los elementos básicos de la música un estudiante puede lograr analizarla de la misma manera que aprende a analizar una obra de literatura o pintura. Cuando se estudia el Romanticismo en Europa, por ejemplo, un estudiante podría entender mejor las características de este movimiento no solamente leyendo la literatura y mirando la pintura, sino también escuchando a Beethoven o a Wagner para oír la diferente forma de interpretar las ideas románticas a través de sus obras.
  • Fuente
    Un estudio del Departamento Federal de Educación de Estados Unidos muestra que los estudiantes que tocan música tienen notas «más altas en pruebas de matemáticas que aquellos que solamente escuchan música o que no la conocen de ninguna manera» (FDI, 2000, p. 234).
  • Contraargumentación
    Es evidente que no se puede afirmar ante los jóvenes que la carrera musical —interpretación o composición— lleve al éxito rápido y seguro. Recordemos, por ejemplo, la historia de Mozart —el genio musical del s. XVIII—; a pesar de ser considerado buen músico, la aristocracia de su tiempo lo despreció, no tuvo nunca una buena posición económica, las personas que tenía alrededor no lo comprendían y murió muy joven. Sin embargo, ¿quién podría negar actualmente que su música es una de las que produce mayor placer? Independientemente de que los jóvenes dediquen su trabajo a la música o no, estudiar música ayuda indirectamente a mejorar los estudios de las asignaturas de ciencias y matemáticas porque, precisamente, la comprensión de los ritmos y de las estructuras de la música es similar a la de las matemáticas.
  • Argumento 2
    Por otra parte, se puede observar que el poco valor que muchos sistemas escolares dan a la educación musical se transmite a la sociedad y no solamente significa que los estudiantes pierden una oportunidad de aprender sobre un arte, sino que, además, los alumnos que están interesados por la música muchas veces son despreciados por sus compañeros, lo que puede hacer que se pierdan futuros genios de la música.
  • Reserva
    La música como asignatura es fundamental, aunque habría que convencer a la sociedad de que es útil en muchos sentidos.
  • Conclusión
    En resumen, los estudios musicales complementan muchas otras asignaturas y, además, permiten que los alumnos entiendan mejor esas otras materias. Si se da más valor a la música dentro del sistema escolar, los resultados tendrán implicaciones para este arte y para la vida fuera de la escuela.

3.6.2. Recursos para desarrollar la argumentación

  • Presentar una cuestión polémica
    • Uso de las oraciones declarativas para afirmar y negar con verbo performativo expreso (afirmar, pensar, decir, opinar…)
      X afirma / ha afirmado (que) (: «…»); se dice / se ha dicho que…
  • Presentar una opinión o tesis
    • Enunciado aseverativo
      La dieta vegetariana no es más saludable para el organismo que la dieta omnívora.
  • Presentar un argumento
    • Constatación asertiva
      • Verbos
        creer, pensar, opinar…
      • Locuciones: en mi opinión, desde mi punto de vista…
        En mi opinión (creo / pienso / opino que), la dieta vegetariana no proporciona los elementos que necesita el organismo.
    • Constatación retractativa
      • Verbos: aceptar, temer(se)
        Me temo que mi opinión puede crear polémica, pero se basa en datos reales.
    • Constatación concesiva
      • Verbos: reconocer, admitir…
        Reconozco que mi teoría puede llamar la atención…
    • Constatación de dominio o influencia
      • Verbos cumplimentativos: sentir, preguntar(se)…
        Siento no estar de acuerdo con…
  • Presentar una contraargumentación
    • Expresiones de acuerdo parcial, previas a una contraargumentación + contraargumento
      • Aunque / a pesar de que…, hay que recordar que / no está claro que…
        Aunque la dieta vegetariana ayuda a reducir el colesterol «malo», no está claro que proporcione las proteínas que necesita el organismo.
      • Es evidente / es un hecho / está claro (que + verbo en indicativo)… pero / sin embargo…
        Es evidente que la dieta vegetariana ayuda a reducir el colesterol «malo», sin embargo también puede causar problemas, porque no proporciona las proteínas que necesita el organismo.
  • Presentar una regla general
    • Énfasis en la información compartida (tematización)
      • Focalizadores: en cuanto a, en relación con… (no olvidemos que, no hay que olvidar que, recordemos que…)
        En cuanto a su importancia cultural, no olvidemos que no existe una cultura sin música.
      • Expresiones modales: como se ha demostrado…
        Como se ha demostrado, la salud es fundamental para poder disfrutar de la vida.
  • Presentación de una reserva
    • Indicadores de restricción sobre la información anterior: aparte de, aunque…
      En nuestra opinión, los paseos por la playa son recomendables para las personas mayores, aunque tengan que protegerse del sol.
    • Ejemplificación
      Recordemos, por ejemplo, la historia de Mozart —el genio musical del s. XVIII—; a pesar de que fue reconocido…
    • Cita
      Un estudio del Departamento Federal de Educación de Estados Unidos muestra que los estudiantes que tocan un instrumento de música tienen notas «significativamente más altas en pruebas de matemáticas que aquellos que no tocan un instrumento o no escuchan música» (FDI, 2000, p. 234).
    • http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/plan_curricular/niveles/07_generos_discursivos_inventario_b1-b2.htm#p36t

jueves, 12 de abril de 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

A. Para leer y comentar. Uno de Yuha.


Lee este cuento clásico de mi querido Yuha y escribe la moraleja del cuento.

Ŷuhâ y su hijo montaron (en) un burro. Miró una persona, y dijo:


- “El hombre y su hijo sobre el burro? ¡Pobre burro!”

Ŷuhâ oyó lo que dijo el hombre y bajó del burro

Una segunda persona miró, y dijo:

- “¿El hijo monta y el padre camina? ¿Qué es esto?”

Ŷuhâ oyó lo que dijo el hombre y le dijo a su hijo:نـ

 - “Baja tú y monto yo”

Una tercera persona pasó y dijo:

 - “¿El pequeño anda y el mayor monta? ¿Qué es esto?”

 Bajó Ŷuhâ y caminó con su hijo detrás del burro.
Pasó una tercera persona y se rió,

miró Ŷuhâ a su hijo y se rió,

miró el hijo al padre y se rió.

¡Ŷuhâ camina, su hijo camina, y el burro no lo monta nadie!
Moraleja:

A: Para leer. Cuentos. Uno de Tolstoi.

 ¿Cuánta tierra necesita un hombre?


Por León Tolstoi
Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza. "Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra -pensaba a menudo- los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra."

Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.

"Qué te parece -pensó Pahom- Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada."

Así que decidió hablar con su esposa.

-Otras personas están comprando, y nosotros también debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias.

Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar. Tenían ahorrados cien rublos. Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos como peón y pidieron anticipos sobre la paga. Pidieron prestado el resto a un cuñado, y así juntaron la mitad del dinero de la compra. Después de eso, Pahom escogió una parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.

Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba su ganado en sus propios pastos. Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes. Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.

Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa. Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una avilla. Comentó que un campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.

El corazón de Pahom se colmó de anhelo.

"¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bien en otras partes? Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo".

Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pahom estaba en mucha mejor posición que antes. Compró muchas tierras arables y pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.

Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahom se sentía complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho. Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pahom ahorró dinero. Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero.

"Si todas estas tierras fueran mías -pensó-, sería independiente y no sufriría estas incomodidades."

Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de la lejana tierra de los bashkirs, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil rublos.

-Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé como cien rublos en vestidos y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por una bicoca.

"Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo probar suerte."

Pahom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando consigo a su criado. Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros regalos, como el vendedor les había aconsejado. Continuaron viaje hasta recorrer más de quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los bashkirs habían instalado sus tiendas.

En cuanto vieron a Pahom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante. Le dieron té y kurniss, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer. Pahom sacó presentes de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras. Los bashkirs parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe. Lo mandaron a buscar y le explicaron a qué había ido Pahom.

El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pahom:

-De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.

-¿Y cuál será el precio? -preguntó Pahom.

-Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.

Pahom no comprendió.

-¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?

-No sabemos calcularlo -dijo el jefe-. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.

Pahom quedó sorprendido.

-Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra -dijo.

El jefe se echó a reír.

-¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde comenzaste, pierdes el dinero.

-¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?

-Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario, deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.

Pahom estaba alborozado. Decidió comenzar por la mañana. Charlaron, bebieron más kurniss, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche. Le dieron a Pahom una cama de edredón, y los bashkirs se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.

Pahom se quedó acostado, pero no pudo dormirse. No dejaba de pensar en su tierra.

"¡Qué gran extensión marcaré! -pensó-. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero yo escogeré la mejor y la trabajaré. Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado."

Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.

-Es hora de despertarlos -se dijo-. Debemos ponernos en marcha.

Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos y fue a despertar a los bashkirs.

-Es hora de ir a la estepa para medir las tierras -dijo.

Los bashkirs se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe. Se pusieron a beber más kurniss, y ofrecieron a Pahom un poco de té, pero él no quería esperar.

-Si hemos de ir, vayamos de una vez. Ya es hora.

Los bashkirs se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en carros. Pahom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada. Cuando llegaron a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo. Subieron una loma y, apeándose de carros y caballos, se reunieron en un sitio. El jefe se acercó a Pahom y extendió el brazo hacia la planicie.

-Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.

A Pahom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.

El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo:

-Ésta será la marca. Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.

Pahom sacó el dinero y lo puso en la gorra. Luego se quitó el abrigo, quedándose con su chaquetón sin mangas. Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón, se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir. Tardó un instante en decidir el rumbo. Todas las direcciones eran tentadoras.

-No importa -dijo al fin-. Iré hacia el sol naciente.

Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.

"No debo perder tiempo -pensó-, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco."

Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pahom, azada al hombro, se internó en la estepa.

Pahom caminaba a paso moderado. Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible. Luego continuó, y ahora que había vencido el entumecimiento apuró el paso. Al cabo de un rato cavó otro pozo.

Miró hacia atrás. La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las relucientes llantas de las ruedas del carromato. Pahom calculó que había caminado cinco kilómetros. Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la marcha. Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.

-He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto para virar. Pero me quitaré las botas -se dijo.

Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora caminaba con soltura.

"Seguiré otros cinco kilómetros -pensó-, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra."

Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.

"Ah -pensó Pahom-, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además estoy sudando, y muy sediento."

Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba. Bebió un sorbo de agua y giró a la izquierda. Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.

Pahom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.

"Bien -pensó-, debo descansar."

Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido. Después de estar un rato sentado, siguió andando. Al principio caminaba sin dificultad, y sentía sueño, pero continuó, pensando: "Una hora de sufrimiento, una vida para disfrutarlo".

Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando vio un fecundo valle. "Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien aquí.". Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar. Pahom miró hacia la loma. El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma apenas se veía a la gente de la loma.

"¡Ah! -pensó Pahom-. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto." Y siguió a lo largo del tercer lado, apurando el paso. Miró el sol. Estaba a mitad de camino del horizonte, y Pahom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado. Aún estaba a quince kilómetros de su meta.

"No -pensó-, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta. Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra.".

Pahom cavó un pozo de prisa.

Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad. Estaba agotado por el calor, tenía cortes y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas. Ansiaba descansar, pero era imposible si deseaba llegar antes del poniente. El sol no espera a nadie, y se hundía cada vez más.

"Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"

Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al horizonte.

Pahom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido. Apuró el paso, pero todavía estaba lejos del lugar. Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.

"Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder. Tengo que llegar antes de que se ponga el sol."

El temor le quitaba el aliento. Pahom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca. Su pecho jadeaba como un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le pertenecieran. Pahom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.

Aunque temía la muerte, no podía detenerse. "Después que he corrido tanto, me considerarán un tonto si me detengo ahora", pensó. Y siguió corriendo, y al acercarse oyó que los bashkirs gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón. Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.

El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre. Estaba muy bajo, pero Pahom estaba muy cerca de su meta. Podía ver a la gente de la loma, agitando los brazos para que se diera prisa. Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.

"Hay tierras en abundancia -pensó-, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!"

Pahom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado. Con el resto de sus fuerzas apuró el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo. Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció. Miró el cielo. ¡El sol se había puesto! Pahom dio un alarido.

"Todo mi esfuerzo ha sido en vano", pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los bashkirs aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se había puesto, desde la loma aún podían verlo. Aspiró una buena bocanada de aire y corrió cuesta arriba. Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra. Delante de ella el jefe se reía a carcajadas. Pahom soltó un grito. Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces y tomó la gorra con las manos.

-¡Vaya, qué sujeto tan admirable! -exclamó el jefe-. ¡Ha ganado muchas tierras!

El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pahom estaba muerto!

Los pakshirs chasquearon la lengua para demostrar su piedad.
Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.





 3. El país de los ciegos de H. G. Wells
 
4. Aquí va uno cortito de Borges:

B2. Para leer y escuchar. El Nobel a Saramago

1. Escucha cuál era el ambiente que rodeó la entrega del Nobel a Saramago hasta el minuto 4'.

http://www.rtve.es/alacarta/audios/programa/discurso-saramago-agradecimiento-nobel/804210/

2. Lee ahora el discurso que pronunció.

De cómo el personaje fue maestro y el autor su aprendiz


El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo, llevando hasta el pasto la media docena de cerdas de cuya fertilidad se alimentaban él y la mujer. Vivían de esta escasez mis abuelos maternos, de la pequeña cría de cerdos que después del desmame eran vendidos a los vecinos de la aldea. Azinhaga era su nombre, en la provincia del Ribatejo. Se llamaban Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha esos abuelos, y eran analfabetos uno y otro. En el invierno, cuando el frío de la noche apretaba hasta el punto de que el agua de los cántaros se helaba dentro de la casa, recogían de las pocilgas a los lechones más débiles y se los llevaban a su cama. Debajo de las mantas ásperas, el calor de los humanos libraba a los animalillos de una muerte cierta. Aunque fuera gente de buen carácter, no era por primores de alma compasiva por lo que los dos viejos procedían así: lo que les preocupaba, sin sentimentalismos ni retóricas, era proteger su pan de cada día, con la naturalidad de quien, para mantener la vida, no aprendió a pensar mucho más de lo que es indispensable. Ayudé muchas veces a este mi abuelo Jerónimo en sus andanzas de pastor, cavé muchas veces la tierra del huerto anejo a la casa y corté leña para la lumbre, muchas veces, dando vueltas y vueltas a la gran rueda de hierro que accionaba la bomba, hice subir agua del pozo comunitario y la transporté al hombro, muchas veces, a escondidas de los guardas de las cosechas, fui con mi abuela, también de madrugada, pertrechados de rastrillo, paño y cuerda, a recoger en los rastrojos la paja suelta que después habría de servir para lecho del ganado. Y algunas veces, en noches calientes de verano, después de la cena, mi abuelo me decía: «José, hoy vamos a dormir los dos debajo de la higuera». Había otras dos higueras, pero aquella, ciertamente por ser la mayor, por ser la más antigua, por ser la de siempre, era, para todas las personas de la casa, la higuera. Más o menos por antonomasia, palabra erudita que sólo muchos años después acabaría conociendo y sabiendo lo que significaba.
En medio de la paz nocturna, entre las ramas altas del árbol, una estrella se me aparecía, y después, lentamente, se escondía detrás de una hoja, y, mirando en otra dirección, tal como un río corriendo en silencio por el cielo cóncavo, surgía la claridad traslúcida de la Vía Láctea, el camino de Santiago, como todavía le llamábamos en la aldea. Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, el mismo que suavemente me acunaba. Nunca supe si él se callaba cuando descubría que me había dormido o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente le hacía en las pausas más demoradas que él, calculadamente, introducía en el relato: «¿Y después?» Tal vez repitiese las historias para sí mismo, quizá para no olvidarlas, quizá para enriquecerlas con peripecias nuevas. En aquella edad mía y en aquel tiempo de todos nosotros, no será necesario decir que yo imaginaba que mi abuelo Jerónimo era señor de toda la ciencia del mundo. Cuando, con la primera luz de la mañana, el canto de los pájaros me despertaba, él ya no estaba allí, se había ido al campo con sus animales, dejándome dormir. Entonces me levantaba, doblaba la manta, y, descalzo (en la aldea anduve siempre descalzo hasta los 14 años), todavía con pajas enredadas en el pelo, pasaba de la parte cultivada del huerto a la otra, donde se encontraban las pocilgas, al lado de la casa. Mi abuela, ya en pie desde antes que mi abuelo, me ponía delante un tazón de café con trozos de pan y me preguntaba si había dormido bien. Si le contaba algún mal sueño nacido de las historias del abuelo, ella siempre me tranquilizaba: «No hagas caso, en sueños no hay firmeza». Pensaba entonces que mi abuela, aunque también fuese una mujer muy sabia, no alcanzaba las alturas de mi abuelo, ése que, tumbado debajo de la higuera, con el nieto José al lado, era capaz de poner el universo en movimiento apenas con dos palabras. Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender que la abuela, también ella, creía en los sueños. Otra cosa no podría significar que, estando sentada una noche ante la puerta de su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas mayores y menores de encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras: «El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir». No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada. Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.


Muchos años después, escribiendo por primera vez sobre éste mi abuelo Jerónimo y ésta mi abuela Josefa (me ha faltado decir que ella había sido, según cuantos la conocieron de joven, de una belleza inusual), tuve conciencia de que estaba transformando las personas comunes que habían sido en personajes literarios y que esa era, probablemente, la manera de no olvidarlos, dibujando y volviendo a dibujar sus rostros con el lápiz siempre cambiante del recuerdo, coloreando e iluminando la monotonía de un cotidiano opaco y sin horizontes, como quien va recreando sobre el inestable mapa de la memoria la irrealidad sobrenatural del país en que decidió pasar a vivir. La misma actitud de espíritu que, después de haber evocado la fascinante y enigmática figura de un cierto bisabuelo berebere, me llevaría a describir más o menos en estos términos un viejo retrato (hoy ya con casi 80 años) donde mis padres aparecen: «Están los dos de pie, bellos y jóvenes, de frente ante el fotógrafo, mostrando en el rostro una expresión de solemne gravedad que es tal vez temor delante de la cámara, en el instante en que el objetivo va a fijar de uno y del otro la imagen que nunca más volverán a tener, porque el día siguiente será implacablemente otro día. Mi madre apoya el codo derecho en una alta columna y sostiene en la mano izquierda, caída a lo largo del cuerpo, una flor. Mi padre pasa el brazo por la espalda de mi madre y su mano callosa aparece sobre el hombro de ella como un ala. Ambos pisan tímidos una alfombra floreada. La tela que sirve de fondo postizo al retrato muestra unas difusas e incongruentes arquitecturas neoclásicas». Y terminaba: «Tendría que llegar el día en que contaría estas cosas. Nada de esto tiene importancia a no ser para mí. Un abuelo berebere, llegado del norte de África, otro abuelo pastor de cerdos, una abuela maravillosamente bella, unos padres graves y hermosos, una flor en un retrato —¿qué otra genealogía puede importarme? ¿en qué mejor árbol me apoyaría?».

Escribí estas palabras hace casi 30 años sin otra intención que no fuese reconstituir y registrar instantes de la vida de las personas que me engendraron y que estuvieron más cerca de mí, pensando que no necesitaría explicar nada más para que se supiese de dónde vengo y de qué materiales se hizo la persona que comencé siendo y ésta en que, poco a poco, me he convertido. Ahora descubro que estaba equivocado, la biología no determina todo y en cuanto a la genética, muy misteriosos habrán sido sus caminos para haber dado una vuelta tan larga... A mi árbol genealógico (perdóneseme la presunción de designarlo así, siendo tan menguada la sustancia de su sabia) no le faltaban sólo algunas de aquellas ramas que el tiempo y los sucesivos encuentros de la vida van desgajando del tronco central. También le faltaba quien ayudase a sus raíces a penetrar hasta las capas subterráneas más profundas, quien apurase la consistencia y el sabor de sus frutos, quien ampliase y robusteciese su copa para hacer de ella abrigo de aves migratorias y amparo de nidos. Al pintar a mis padres y a mis abuelos con tintas de literatura, transformándolos, de las simples personas de carne y hueso que habían sido, en personajes nuevamente y de otro modo constructores de mi vida, estaba, sin darme cuenta, trazando el camino por donde los personajes que habría de inventar, los otros, los efectivamente literarios, fabricarían y traerían los materiales y las herramientas que, finalmente, en lo bueno y en lo menos bueno, en lo bastante y en lo insuficiente, en lo ganado y en lo perdido, en aquello que es defecto pero también en aquello que es exceso, acabarían haciendo de mí la persona en que hoy me reconozco: creador de esos personajes y al mismo tiempo criatura de ellos.

En cierto sentido se podría decir que, letra a letra, palabra a palabra, página a página, libro a libro, he venido, sucesivamente, implantando en el hombre que fui los personajes que creé. Considero que sin ellos no sería la persona que hoy soy, sin ellos tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras que de promesa no consiguieron pasar, la existencia de alguien que tal vez pudiese haber sido y no llegó a ser.

Ahora soy capaz de ver con claridad quiénes fueron mis maestros de vida, los que más intensamente me enseñaron el duro oficio de vivir, esas decenas de personajes de novela y de teatro que en este momento veo desfilar ante mis ojos, esos hombres y esas mujeres, hechos de papel y de tinta, esa gente que yo creía que iba guiando de acuerdo con mis conveniencias de narrador y obedeciendo a mi voluntad de autor, como títeres articulados cuyas acciones no pudiesen tener más efecto en mí que el peso soportado y la tensión de los hilos con que los movía.
© Fundación Nobel 1998

Fuente: http://elpais.com/diario/1998/12/08/cultura/913071603_850215.html



martes, 10 de abril de 2012

B2: Para leer. Un editorial.


Inspirar confianza

Mariano Rajoy, que a su responsabilidad de primer ministro suma (1) de ocuparse personalmente de la coordinación económica —así se justificó en su día la decisión de separar las carteras de Economía y Hacienda, sin designar a un vicepresidente para la materia—, alumbró ayer un Programa de Estabilidad 2012-2015, además de una serie de privatizaciones y de recortes en sanidad y educación para este año, de los (2) espera obtener un ahorro de 10.000 millones de euros adicional al anunciado en el proyecto de Presupuestos del Estado. El Gobierno intenta con (3) conjurar el bache de confianza de los mercados y las autoridades europeas, afrontar un mes de abril en que debe dar explicaciones precisas a la Comisión Europea y gestionar otras tres emisiones de deuda pública. El gesto era más que necesario. La semana pasada, la prima de riesgo superó los 400 puntos por primera vez desde que el PP está en el poder. Con todo, el Tesoro cuenta con recursos suficientes para hacer frente a los vencimientos de deuda hasta verano.
Aunque faltan explicaciones concretas sobre lo que se pretende hacer, la nota de prensa con que ayer dio cuenta de un Programa de Estabilidad en el que se establecerá "el firme compromiso" de reducir el déficit público al 3% del PIB en 2013 y de rebajar el déficit de las comunidades autónomas al 1,5% supone un mensaje claro al exterior: el Gobierno es (4) de que no puede bajar la guardia. Por ello se redefinirán, sobre todo, los gastos dedicados a sanidad y educación.
Rajoy intenta también imponer claridad con ese mensaje. El ministro de Economía, Luis de Guindos, tras asegurar que el copago sanitario no es la panacea, adelantó ayer por la mañana que se podría considerar el cobro por los servicios de la sanidad pública a las rentas más altas, fijando el límite en (5) que superen los 100.000 euros (en torno al 1% de los contribuyentes declara más de esa cifra). A continuación, el vicesecretario general del PP, Carlos Floriano, redujo la declaración del ministro a una "reflexión personal". Además de corregir estos desajustes, Rajoy debe trabajar para que lo que haya de hacerse sea compartido más allá de su partido. Como se está viendo, contar con la mayoría absoluta no otorga automáticamente la confianza que España debe inspirar, vista la determinación del Ejecutivo en cumplir con sus obligaciones. También los socialistas deben hacer una reflexión en este sentido.
El error de haber retrasado los Presupuestos por conveniencias electorales ya no tiene remedio; echar la culpa a la herencia recibida tampoco va a generar confianza; (6) que toca ahora es buscar vías de solución. A ello ayudaría la ruptura del muro entre Gobierno y oposición. Si nos encontramos en un bache de confianza, lo que hace falta son gestos que inspiren confianza. El liderazgo (7) de ejercerse incluso para ensanchar la base de los consensos. Y conviene hacerlo así precisamente porque la hora es grave.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2012/04/09/opinion/1333999387_705373.html

B2: Para escuchar. Alergias

1. ¿Qué es una alergia?
2. ¿Cómo se presenta para los alérgicos el año 2012? ¿Por qué?
3. ¿Qué porcentaje de la población sufre de este problema?
4. ¿Dónde es más virulenta: en la ciudad o en el campo? ¿Por qué?
5. ¿Qué remedios se pueden adoptar ante este problema?