Casi lo que Bioy imaginó
Lo ideal sería que todos trabajasen -y cotizasen- hasta el día de palmarlaAdaptado de una columna de Quim Monzó. La Vanguardia.
El análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI) (1) la vejez, la jubilación y la esperanza de vida de la gente es de una contundencia que ha dejado (2) a medio mundo. Advierte del "riesgo de que la gente (2) más de lo esperado" y, en vista de eso, recomienda a los estados ir retrasando la edad de jubilación a medida que (3) la esperanza de vida. Dice también que (4) que subir las cotizaciones y recortar las prestaciones. El nombre que dan a ese gran peligro que han descubierto que se cierne sobre el mundo es "riesgo de longevidad". (5) claro que, a (6) de ahora, vivir mucho empezará a estar mal visto.
Durante siglos, que la esperanza de vida de las personas (7) aumentando se consideraba positivo, un avance de la civilización. En el artículo que habla de ese informe del FMI, El País explica la evolución a lo largo del tiempo: "En 1750, la esperanza de vida en el momento del nacimiento en los países de la Europa occidental no (8) a los cuarenta años. Desde 1900, siguió un incremento lineal (9) tocar los ochenta en 2010. A escala global pasó de los cuarenta y ocho en 1950 hasta los setenta en el último año de referencia". Si hoy en día la media de la población (10) muriéndose a los cuarenta, los cincuenta o los sesenta, todo sería perfecto. Todos trabajarían -y cotizarían- hasta el día que (11) y las arcas de los estados no sólo no tendrían la sangría actual sino que (12) llenas. Pero resulta que las ciencias avanzan a todo tren y la médica en especial, tanto que cada vez consigue más maravillas. De modo que la vida de la gente se alarga y se alarga y se alarga, a veces en condiciones (13) precarias que, en esas circunstancias, muchos ancianos suplican una pastillita que los (14) plácidamente y para siempre. Pero (15) no es posible, porque no es legal.
Adolfo Bioy Casares escribió en 1968 una novela espléndida que se titula Diario de la guerra del cerdo, en la que un grupo de hombres de sesenta y pico años, ya jubilados, descubren que comandos de jóvenes recorren la ciudad a la caza de viejos, (16) ven como un estorbo del que hay que prescindir lo más rápido posible. En este 2012 el FMI no pretende en absoluto cazar y asesinar a los viejos. Más astuto que los jóvenes de aquel Buenos Aires imaginado por Bioy Casares, lo que propone es alargar y alargar la edad de jubilación a ver si, de aquí a unas décadas, tenemos (17) sin jubilar a todas las personas con más (18) ochenta años, cargando y descargando cajas ocho horas al día, pongamos. Ya que la medicina, con sus avances, consigue alargarles la vida, que sea el esfuerzo lo que (19) por hacerles caer al suelo y expirar, tras lo que bastará musitar un "descanse en paz". No será el progreso médico -con el "riesgo de longevidad" que propicia- lo que le reviente al FMI sus afinadas previsiones.
Os añado, por si os pica la curiosidad, el .pdf de la novela Diario de la guerra del cerdo de Bioy Casares: