jueves, 22 de enero de 2009

Para leer: Una entrevista con Adolfo Aristarain

“Es mentira que el cine argentino es exitoso en el país” El director y guionista de Roma, que tuvo diez nominaciones a los premios Cóndor de Plata que se entregaron el mes pasado, recibió a DiAGONAL para hablar de su trabajo, del cine argentino y cómo fue que llegó a ser director cinematográfico. “Mi idea era escribir, el cine apareció como un laburo, accidentalmente. Después de diez películas como ayudante empecé a ver laposibilidad de hacer algo propio”, recuerdaPor Iván Pérez Sarmenti
“No hay ninguna regla para decir 'esta toma es buena'. Ahí está tu vida, no podés consultar a nada ni a nadie. Aparece todo lo que sos vos. Quieras o no quieras aparece tu vida en el momento de dirigir".La afirmación pertenece a uno de los directores de cine más prestigiosos de la Argentina, Adolfo Aristaraian, quien tiene en su haber películas como Un lugar en el mundo, Los últimos días de la víctima, Martín (Hache) o Roma, su última producción que tuvo cuatro nominaciones en los premios Goya y al cierre de esta edición tenía otras 10 para los Cóndor de Plata y varias chances de ganar."Trato de no estar demasiado pendiente de los premios. Ayudan a la promoción de la película, pero lo peor que podes hacer es creértelos. Uno no es mejor director por un premio. Yo creo que cada uno sabe lo que hace. Además el cine no es competitivo, es una cuestión de gustos", afirma.
¿Cómo llegó al cine? ¿Por qué filmar y no escribir?
Mi idea era escribir. Yo empecé a escribir cuentos y el cine apareció como un laburo, accidentalmente. Me metí en el sindicato para empezar a trabajar como pizarrerro. Los sueldos eran muy buenos, era un buen laburo. Además era muy cinéfilo y leía mucho. Pero después de diez películas, ya siendo ayudante, empecé a ver la posibilidad de hacer algo propio. Recién en el año '70 intenté hacer un guión, que no pensaba dirigir, y en el '77 ya escribí un guión para dirigir. Fue un proceso lento. No fue que de un día para el otro descubrí mi vocación. Al principio fue un oficio.

Su trabajo

Aristarain se involucra con sus proyectos desde el inicio, ya que concibe la historia, arma el guión y luego dirige y produce la película. Sin embargo, para él, lo más difícil siempre es la primera parte."Lo mas jodido es que se te ocurra una historia, que es lo que me está pasando ahora. Tengo a los productores españoles desde octubre diciéndome “traé un guión que lo hacemos”. Me han enviado novelas no publicadas, he leído todo lo que se publica…tengo un promedio de una novela cada dos días. Ahora tengo dos ideas, pero ninguna veo que cuaje. Es la parte más complicada porque cuando terminás una película pensás que nunca más se te va ocurrir otra idea. Es un momento muy feo, pero yo vivo de esto. Y algún día aparece una historia"Luego, el proceso se ordena y es menos traumático. "El guión es lo que más rápido se hace. Pero tenés que tener la frescura y los personajes antes, después camina sólo".

Cuando filma usted no usa video assist (un monitor que muestra en tiempo real lo que captura la cámara)¿Por qué?

Yo creo que uno tiene que estar lo más cerca posible de los actores, si se puede, hasta delante de cámara. Además, trabajas con técnicos en los que confias, así que pueden equivocarse ellos, yo o los actores. No es una ciencia exacta. Si el cameraman me dice que es buena la toma, listo y si me dice que no, no pregunto por qué. Vamos de nuevo y se acabó. Jamás les permito a los actores verse en el video assist porque la tendencia es ver aquello que está mal y no lo bueno. Yo no necesito ver las tomas. Las actuaciones y el movimiento de cámara ya los estoy viendo en el rodaje.

¿Que lugar tiene la improvisación en sus películas?

Con respecto al texto, hago una lectura muy intensiva con cada uno de los actores principales y después nos juntamos todos. Este es el momento en al cual, si hay dudas, los actores tienen para plantearlas. Pero después el texto se respeta hasta la última coma. En lo que sí hay mas libertad es en las acciones físicas. Yo nunca pongo la cámara cuando ensayo con los actores porque así tengo una idea de cómo los voy a filmar y viéndolo lo empiezo a descomponer en planos. Ahí realmente necesitas el aporte de los actores. Yo quiero que se muevan con libertad, aunque te compliquen el rodaje. Pero la improvisación en el texto es funesta. La tendencia nunca es sintetizar lo que está escrito, si no alargarlo, repitiendo. Hay mucho laburo en el diálogo, porque aunque parece que hablamos así, están muy pulidos. Tienen una apariencia de realismo que no es tal. Son mucho más sintéticos de lo que hablamos.

¿Usted es muy crítico con sus películas? ¿Le gusta lo que filma?

En el momento que filmás una película crees que haces lo mejor y no te da la cabeza para hacer otra variante. Pero yo no vuelvo a ver mis películas después del estreno más que un par de veces, ni siquiera en video, porque empezás a preguntárte por qué hiciste las cosas así y eso ya no tiene remedio. Entonces lo pasas mál. Lo único que tiene de feo este oficio, que es tan lindo, es que no disfrutás de tus películas, al menos yo.

El cine argentino

“Para mí, el cine, desde el punto de vista narrativo, no tiene nacionalidad. Que esté hecho en un determinado país no te da virtudes ni defectos, pero sí nivel de producción. Yo siempre reniego cuando dicen que el cine argentino es de tal o cual manera. No. Hay gente que sabe contar y gente que no. Te podés identificar con una película finlandesa, española, argentina... da igual si encontrás un tipo que te guste cómo cuenta. Pero por ser argentina una película no tiene vicios ni virtudes”, sostiene.

¿Pero al no tener una industria del cine nacional, no es más fácil filmar lo que uno quiere?

Esa es la gran ventaja que tenemos. Si entrás en el esquema industrial de Hollywood ganás mucha más guita, pero no tenés la libertad de filmar lo que querés. Acá manejamos presupuestos que para Hollywood son ridículos, lo cual no jode demasiado porque ya lo tenés en mente al momento de pensar una película. Ganás menos guita, pero también es verdad que tenés el control absoluto de lo que hacés desde que arranca hasta que termina. Esa libertad no la cambio por nada.

En ese sentido, ¿hacer una película es negocio? ¿Da dinero?

A veces si, a veces no. Depende de cómo funcione. En el caso de las coproducciones con los españoles, como en mi caso, el territorio que es más rentable es España. Y en ese esquema, la ganancia de España es para los españoles y la de acá para mí. Y las películas funcionan mejor allá porque hay mejor nivel adquisitivo, pero yo no veo un mango. Acá, como que no metas 200 mil espectadores no recuperás la inversión. No hablemos de ganar plata. Con Roma yo no voy a cobrar lo que tenía que cobrar porque tuvo 150 mil espectadores, que no llegaron a cubrir los costos de la película. Cada vez se está haciendo más complicado hacer cine acá. Si no fuese por los subsidios no se podría filmar.Y hablando del tema económico, Aristarain aremete contra las falsos augurios de éxito del cine nacional. "Se dice que el año pasado fue un año maravilloso; fue un año de mierda -apunta- Tres películas de las 60 que se estrenaron pasaron los 200 mil espectadores. Y esas tres, si las comparás con películas similares de años anteriores, metieron la mitad de espectadores. El mercado se sigue achicando. Es mentira ue el cine argentino es exitoso en el país. Y el éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, que sirve para darte chapa. Nosotros cada vez estamos peor. Los costos siguen subiendo, están en dólares y no podés evitarlos".

Ante esta situación, ¿uno no cae en la tentación de hacer una película bien comercial para poder quedarse más tranquilo económicamente?

Si, pero hay cosas que yo no podría hacerlas. Es una especie de deformación profesional. Aunque paguen muy buena guita yo no sabría que decirle a los actores. Son tan malas las historias que no podría marcarlos, no sabría cómo filmar. Pero es una incapacidad mía de resolverlo. Si pudiera lo haría, pero yo sé que no puedo.

Imprevistos de filmación

La filmación de una película no siempre es felíz y pueden pasar miles de imprevistos. Lugares Comunes, la anteúltima película de Adolfo Aristarian es un ejemplo.El primer inconveniente fue encontrar una casa. "Fue un parto -recuerda el director- Quería que fuese Mendoza, para tener la Cordillera de fondo. Imposible. Recorrimos Mendoza, seguimos por Uspallata, fuimos hasta San Juan, llegamos a Calingasta y no encontramos nada. Así que empezamos a ir para el lado de Córdoba y San Luis, hasta que encontramos una casa en Loma Bola".Cuando faltaba una semana para empezar a filmar todo salió una nota en Clarín donde decía que iban a filmar en San Luis. "La dueña de la casa se volvió loca. De dos mil dólares que pedía por todo el rodaje pasó a 20 mil y además quería una nota igual en Clarín y en La Nación donde dijese que se iba a hacer en Loma Bola.".Así fue que buscaron otra locación y en pocos días tuvieron que encontrar otra casa, lo que demoró el inicio de la filmación casi una semana."Además el primer día de rodaje en Córdoba, a Luppi casi se le corta completamente el tendón de un pie. Por suerte el médico dijo que no era urgente operar y pudimos seguir, pero hubo que cambiar todo el plan. Le trajeron una bota de acrilico para tener el pie derecho y practicaba para que no se le notase el movimiento de la renguera en los hombros, porque filmarlo de la cintura para abajo era imposible. Así que me pasé todo el rodaje disimulando con sillas, piedras , pero el personaje tenía que caminar…y fue un quilombo".

Perfil- Adolfo Aristarain-

Director, autor, guionista y productor de cine.- Filmó más de diez películas como director, entre las que se destacan Últimos días de la víctima, Un lugar en el mundo, Martín (Hache) y Lugares Comunes.- Roma, su última película, obtuvo cuatro nominaciones a los premios Goya y 10 en los Cóndor de Plata, que se entregaron el mes pasado.- Su carrera en el cine comenzó accidentalmente, pero su intencion era escribir cuentos.- Para él, la ventaja de filmar en la Argentina es la libertad: “Acá manejamos presupuestos que para Hollywood son ridículos. Ganás menos guita, pero también tenés el control absoluto de lo que hacés”.- “El éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, sirve para darte chapa”

http://www.diagonal.org.ar/per_edicion-det.php?id=226&nota=1

Para escuchar y debatir: Obama, el ciberpresidente 5.0

Un archivo sonoro sobre la relación de Barack Obama con las tecnologías.

Más combinaciones: "A uña de caballo"

Combina las siguientes locuciones preposicionales con los verbos correspondientes.



jueves, 15 de enero de 2009

Un discurso de Vargas Llosa: "La literatura es fuego"

Texto del discurso de Mario Vargas Llosa al recibir el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos el 4 de Agosto de 1967 en Caracas.


Hace aproximadamente treinta años, un joven que había leído con fervor los primeros escritos de Breton, moría en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor. Dejaba en el mundo una camisa colorada y "Cinco metros de poemas" de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano, de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz. En Lima fue un provinciano hambriento y soñador que vivía en el barrio del Mercado, en una cueva sin luz, y cuando viajaba a Europa, en Centroamérica, nadie sabe por qué, había sido desembarcado, encarcelado, torturado, convertido en una ruina febril. Luego de muerto, su infortunio pertinaz, en lugar de cesar, alcanzaría una apoteosis: los cañones de la guerra civil española borraron su tumba de la tierra, y, en todos estos años, el tiempo ha ido borrando su recuerdo en la memoria de las gentes que tuvieron la suerte de conocerlo y de leerlo. No me extrañaría que las alimañas hayan dado cuenta de los ejemplares de su único libro, encerrado en bibliotecas que nadie visita, y que sus poemas, que ya nadie lee, terminen muy pronto trasmutados en humo, en viento, en nada, como la insolente camisa colorada que compró para morir. Y, sin embargo, este compatriota mío había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explotador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesarias para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como una diaria y furiosa inmolación.

Convoco aquí, esta noche, su furtiva silueta nocturna, para aguar mi propia fiesta, esta fiesta que han hecho posible, conjugados, la generosidad venezolana y el nombre ilustre de Rómulo Gallegos, porque la atribución a una novela mía del magnifico premio creado por el Instituo Nacional de Cultura y Bellas Artes como estímulo y desafío a los novelistas de lengua española y como homenaje a un gran creador americano, no sólo me llena de reconocimiento hacia Venezuela; también, y sobre todo, aumenta mi responsabilidad de escritor. Y el escritor, ya lo saben ustedes, es el eterno aguafiestas. El fantasma silencioso de Oquendo de Amat, instalado aquí, a mi lado, debe hacernos recordar a todos -pero en especial a este peruano que usteddes arrebataron a su refugio del Valle del Canguro, en Londres, y trajeron a Caracas, y abrumaron de amistad y de honores- el destino sombrío que ha sido, que es todavía en tantos casos, el de los creadores en América Latina. Es verdad que no todos nuestros escritores han sido probados al extremo de Oquendo de Amat; algunos consiguieron vencer la hostilidad, la indiferencia, el menosprecio de nuestros países por la literatura, y escribieron, publicaron y hasta fueron leídos. Es verdad que no todos pudieron ser matados de hambre, de olvido o de ridículo. Pero estos afortunados constituyen la excepción. Como regla general, el escritor latinoamericano ha vivido y escrito en condiciones excepcionalmente difíciles, porque nuestras sociedades habían montado un frío, casi perfecto mecanismo para desalentar y matar en él la vocación. Esa vocación, además de hermosa, es absorbente y tiránica, y reclama de sus adeptos una entrega total. ¿Cómo hubieran podido hacer de la literatura un destino excluyente, una militancia, quienes vivían rodeados de gentes que, en su mayoría, no sabían leer o no podían comprar libros, y en su minoría, no les daba la gana de leer? Sin editores, sin lectores, sin un ambiente cultural que lo azuzara y exigiera, el escritor latinoamericano ha sido un hombre que libraba batallas sabiendo desde un principio que sería vencido. Su vocación no era admirada por la sociedad, apenas tolerada; no le daba de vivir, hacía de él un productor disminuido y ad-honorem. El escritor en nuestras tierras ha debido desdoblarse, separar su vocación de su acción diaria, multiplicarse en mil oficios que lo privaban del tiempo necesario para escribir y que a menudo repugnaban a su conciencia, y a sus convicciones. Porque, además de no dar sitio en su seno a la literatura, nuestras sociedades han alentado una desconfianza constante por este ser marginal, un tanto anónimo que se empeñaba,
contra toda razón, en ejercer un oficio que en la circunstancia latinoamericana resultaba casi irreal. Por eso nuestros escritores se han frustrado por docenas, y han desertado su vocación, o la han traicionado, sirviéndola a medias y a escondidas, sin porfía y sin rigor.

Pero es cierto que en los últimos años las cosas empiezan a cambiar. Lentamente se insinúa en nuestros países un clima más hospitalario para la literatura. Los círculos de lectores comienzan a crecer, las burguesías descubren que los libros importan, que los escritores son algo más que locos benignos, que ellos tienen una función que cumplir entre los hombres. Pero entonces, a medida que comience a hacerse justicia el escritor latinoamericano, o más bien, a medida que comience a rectificarse la injusticia que ha pesado sobre él, una amenaza puede surgir, un peligro endiabladamente sutil. Las mismas sociedades que exilaron y rechazaron al escritor, pueden pensar ahora que conviene asimilarlo, integrarlo, conferirle una especie de estatuto oficial. Es preciso, por eso, recordar a nuestras sociedades lo que les espera. Advertirles que la literatura es fuego, que ella significa inconformismo y rebelión, que la razón del ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica. Explicarles que no hay término medio: que la sociedad suprime para siempre esa facultad humana que es la creación artística y elimina de una vez por todas a ese perturbador social que es el escritor o admite la literatura en su seno y en ese caso no tiene más remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones, de ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la pirámide social. Las cosas son así y no hay escapatoria: el escritor ha sido, es y seguirá siendo un descontento. Nadie que esté satisfecho es capaz de escribir, nadie que esté de acuerdo, reconciliado con la realidad, cometería el ambicioso desatino de inventar realidades verbales. La vocación literaria nace del desacuerdo de un hombre con el mundo, de la intuición de deficiencias, vacíos y escorias a su alrededor. La literatura es una forma de insurrección permanente y ella no admite las camisas de fuerza. Todas las tentativas destinadas a doblegar su naturaleza airada, díscola, fracasarán. La literatura puede morir pero no será nunca conformista.

Sólo si cumple esta condición es útil la literatura a la sociedad. Ella contribuye al perfeccionamiento humano impidiendo el marasmo espiritual, la autosatisfacción, el inmovilismo, la parálisis humana, el reblandecimiento intelectual o moral. Su misión es agitar, inquietar, alarmar, mantener a los hombres en una constante insatisfacción de sí mismos: su función es estimular sin tregua la voluntad de cambio y de mejora, aun cuando para ello daba emplear las armas más hirientes y nocivas. Es pretiso que todos lo comprendan de una vez: mientras más duros y terribles sean los escritos de un autor contra su país, más intensa será la pasión que lo una a él. Porque en el dominio de la literatura, la violencia es una prueba de amor.

La realidad americana, claro está, ofrece al escritor un verdadero festín de razones para ser un insumiso y vivir descontento. Sociedades donde la injusticia es ley, paraíso de ignorancia, de explotación, de desigualdades cegadoras de miseria, de condenación económica cultural y moral, nuestras tierras tumultuosas nos suministran materiales suntuosos, ejemplares, para mostrar en ficciones, de manera directa o indirecta, a través de hechos, sueños, testimonios, alegorías, pesadillas o visiones, que la realidad está mal hecha, que la vida debe cambiar. Pero dentro de diez, veinte o cincuenta años habrá llegado, a todos nuestros paises como ahora a Cuba la hora de la justicia social y América Latina entera se habrá emancipado del imperio que la saquea, de las castas que la explotan, de las fuerzas que hoy la ofenden y reprimen. Yo quiero que esa hora llegue cuanto antes y que América Latina ingrese de una vez por todas en la dignidad y en la vida moderna, que el socialismo nos libere de nuestro anacronismo y nuestro horror. Pero cuando las injusticias sociales desaparezcan, de ningún modo habrá llegado para el escritor la hora del consentimiento, la subordinación o la complicidad oficial. Su misión seguirá, deberá seguir siendo la misma; cualquier transigencia en este dominio constituye, de parte del escritor, una traición. Dentro de la nueva sociedad, y por el camino que nos precipiten nuestros fantasmas y demonios personales, tendremos que seguir, como ayer, como ahora, diciendo no, rebelándonos, exigiendo que se reconozca nuesto derecho a disentir, mostrando, de esa manera viviente y mágica como sólo la literatura puede hacerlo, que el dogma, la censura, la arbitrariedad son también enemigos mortales del progreso y de la dignidad humana, afirmando que la vida no es simple ni cabe en esquemas, que el camino de la verdad no siempre es liso y recto, sino a menudo tortuoso y abrupto, demostrando con nuestros libros una y otra vez la esencial complejidad y diversidad del mundo y la ambigüedad contradictoria de los hechos humanos. Como ayer, como ahora, si amamos nuestra vocación, tendremos que seguir librando las treinta y dos guerras del coronel Aureliano Buendía, aunque, como a él, nos derroten en todas.

Nuestra vocación ha hecho de nosotros, los escritores, los profesionales del descontento, los perturbadores conscientes o inconscientes de la sociedad, los rebeldes con causa, los insurrectos irredentos del mundo, los insoportables abogados del diablo. No sé si está bien o si está mal, sólo sé que es así. Esta es la condición del escritor y debemos reivindicarla tal como es. En estos años en que comienza a descubrir, aceptar y auspiciar la literatura, América Latina debe saber, también, la amenaza que se cierne sobre ella, el duro precio que tendrá que pagar por la cultura. Nuestras sociedades deben estar alertadas: rechazado o aceptado, perseguido o premiado, el escritor que merezca este nombre seguirá arrojándoles a los hombres el espectáculo no siempre grato de sus miserias y tormentos.

Otorgándome este premio que agradezco profundamente, y que he aceptado porque estimo que no exige de mí ni la más leve sombra de compromiso ideológico, político o estético, y que otros escritores latinoamericanos con más obra y más méritos que yo, hubieron debido recibir en mi lugar -pienso en el gran Onetti, por ejemplo, a quien América Latina no ha dado aún el reconocimiento que merece- demostrándome desde que pisé esta ciudad enlutada tanto afecto, tanta cordialidad. Venezuela ha hecho de mí un abrumado deudor. La única manera como puedo pagar esa deuda es siendo, en la medida de mis fuerzas, más fiel, más leal, a esta vocación de escritor que nunca sospeché me depararía una satisfacción tan grande como la de hoy.

Los gustos de Leo Masliah

¿Puedes hacer una lista de las cosas que le gustan a Leo Masliah? ¿Cómo evolucionan sus gustos con el tiempo?

martes, 13 de enero de 2009

Diez puntos para el consenso en política exterior y de cooperación

Lee los diez puntos sobre política exterior que mencionó el Ministro en su comparecencia del Ministro ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados y sustituye las expresiones en cursiva por otras equivalentes).
Puedes consultar las dudas en Wordreference.


Primero: Ratificación Tratado de Lisboa, Presidencia española de la UE.

En el escenario europeo, España debe ratificar el Tratado de Lisboa y preparar los objetivos y prioridades de la Presidencia española de la Unión, prevista para el primer semestre del año 2010. Debemos construir una Europa más eficaz, relevante y solidaria en el mundo, más articulada en lo político, así como más próspera y cohesionada en lo social.

Segundo: Política común e integral de inmigración.

Entre los objetivos europeos está el afianzar una política común e integral de inmigración, que se articule en la apuesta decidida del conjunto de los países miembros y afronte este desafío que no sólo afecta al espacio Mediterráneo.

Tercero: 0,7% Ayuda Oficial al Desarrollo, impulso de la Ronda Doha.

Podemos liderar la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo y materializar el 0,7% de nuestra Renta Nacional Bruta en ayuda oficial al desarrollo; al tiempo que la corresponsabilidad nos exige dinamizar las negociaciones de la Ronda Doha para que incidan eficazmente en el desarrollo global, garanticen estándares sociales, la protección del medio ambiente y sostenibilidad del medio rural.

Cuarto: Multilateralismo y reforma de Naciones Unidas.

España como actor global europeo debe comprometerse firmemente con las reformas del multilateralismo, lo que nos exige una mayor implicación en la actualización de las relaciones internacionales, así como de sus mecanismos e instituciones. Se apoyarán los procesos de reformas de Naciones Unidas, la modernización de los organismos multilaterales y del sistema financiero internacional.

Quinto: Operaciones de paz de NNUU y política europea de seguridad y defensa.

Contribuiremos, en el doble aspecto civil y militar, a la estabilidad internacional en operaciones de paz impulsadas directamente por Naciones Unidas, e impulsaremos una auténtica política europea de seguridad y defensa que contribuya a la preservación e la paz y la seguridad internacional de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas.

Sexto: Mediterráneo, Proceso de Barcelona, Unión para el Mediterráneo.

Nuestra vocación exterior nos conduce a consolidar un área euro-mediterránea como un espacio de paz, prosperidad y progreso mediante el desarrollo del Proceso de Barcelona, que enmarca la propuesta de la Unión para el Mediterráneo.

Séptimo: Oriente Próximo, Magreb, Sahara Occidental.

Aportaremos nuestro esfuerzo político y diplomático para alcanzar un paz visible y duradera en Oriente Próximo, así como colaboración efectiva para crear un Zagreb unido, junto a soluciones de diálogo y consenso para solventar definitivamente el contencioso del Sahara Occidental, a través de un acuerdo justo que respete el principio de autodeterminación en el marco de las Naciones Unidas.

Octavo: Iberoamérica, Comunidad Iberoamericana de Naciones, proceso de reformas en Cuba.

La profundización de las relaciones entre la Unión Europea e Iberoamérica es un objetivo que estimulará la consolidación de la Comunidad Iberoamericana de Naciones que se concretará mediante el apoyo de la Secretaría General Iberoamericana, la realización de los acuerdos adoptados en al Cumbre de Santiago de Chile y la preparación de la próximas Cumbres, como espacio de encuentro y concertación. También se acompañarán los procesos de integración regional y sub- regional, se apoyará el proceso de reformas abierto en Cuba, a través del respeto mutuo y el diálogo constructivo, y se impulsará la conmemoración de los Bicentenarios de las Repúblicas Latinoamericanas como oportunidades para dar un nuevo impulso a las relaciones políticas, sociales, económicas, culturales y científicas en Iberoamérica.

Noveno: Medio ambiente, energía.

Se impulsarán acuerdos internacionales y acciones bilaterales y multilaterales en materia de lucha contra el cambio climático promoviendo una política medio ambiental con dimensión europea; una política común para la sostenibilidad energética, basada en la seguridad de suministros, la solidaridad y la diversificación de fuentes de energías renovables en la Unión Europea.

Décimo. Acción y servicio exterior del Estado.

Se abordará la ordenación legal de la política y acción exterior del Estado, que contemple aspectos de planificación, coordinación de los distintos actores que intervienen en las relaciones internacionales, así como la modernización y el fortalecimiento del servicio exterior.
(22/05/2008)

jueves, 8 de enero de 2009

Para leer: "Mitad monja, mitad soldado"

POR JULIA LUZÁN, El País, 04/01/2009

Vivió como un hombre dentro de un cuerpo femenino. La española Catalina de Erauso fue posiblemente la primera mujer travestida. Educada para monja, llegó a ser alférez de las tropas en el Nuevo Mundo en el siglo XVII.

La nariz algo ganchuda, la barbilla prominente, ojos castaños duros, mandones, y un cabello negro, desigual, cortado a trasquilones, sin forma. El rostro de Catalina de Erauso emerge de una armadura de estaño con aspecto de matrona marchando en el Alarde de Irún, el desfile de armas que se celebra cada año en la ciudad guipuzcoana en el día de San Marcial para conmemorar la victoria sobre las tropas francesas que intentaron tomar la ciudad la madrugada del 30 de junio de 1522. No existen apenas retratos -y los que hay son fruto de la imaginación del artista- de esta española que vivió increíbles aventuras en el siglo XVII.

La mujer que vistió calzones cuando eso era anatema, la donostiarra convertida en un soldado de fortuna en las tierras del Nuevo Mundo, ha revivido una vez más en la ficción gracias a una obra, mitad biografía, mitad novela, de un alemán que lleva camino de revolucionar la literatura en aquel país. Markus Orths, de 39 años, acaba de publicar en España La mujer travestida (Salamandra), la increíble historia de la mujer que fue monja, alférez del ejército y corrió miles de aventuras de capa y espada en las tierras de América. Conocida en el mundo anglosajón con el nombre de "Teniente Nun", escribió su autobiografía, publicada por primera vez en París en 1829 con el título de Historia de la monja alférez, doña Catalina de Erauso, escrita por ella misma -Cátedra editó el libro en 2006, en edición de Ángel Esteban-, y sobre estas breves memorias, Orths ha recreado una historia mágica.

Llevar el pelo corto, vestir ropas de hombre eran cosas completamente inaceptables para las mujeres hasta hace bien poco. Catalina de Erauso (1585-1650), tal y como cuenta en su texto, ni se lo planteó, simplemente se puso el mundo por montera pocos años después de llegar a este mundo en una casa de San Sebastián llamada La Ballena, en una época en que los vascos creían a pies juntillas en sus dioses Sol y Luna, en Baxajaun, el señor de los bosques, y en Mari, la deidad que vivía en cuevas y podía adoptar numerosas formas. Un poco más lejos, a centenares de kilómetros de la ciudad guipuzcoana, en Italia, físicos e ingenieros estudiaban los textos de Arquímedes, Platón y Galeno. Por aquellos años, en Pisa, un profesor de matemáticas, Galileo Galilei, dejó caer varias pesas desde lo alto de la torre de la catedral para demostrar que todas llegaban al suelo al mismo tiempo.

Sin saberlo, la ley de la gravedad comenzaba a regir el destino del capitán Miguel de Erauso, el padre de Catalina, un donostiarra que vivía con un plan en mente: a los 30 años sería rico, viviría de las rentas, se casaría y tendría hijos. Su sueño estaba a punto de cumplirse. Había alquilado una mina de plata en Potosí que gestionaba su padre mientras él, en su casa de San Sebastián, en el centro de la villa, se dedicaba a engendrar hijos con su mujer, María Pérez de Galarraga y Arce. Ahí, en ese punto, es donde entra en escena Catalina, la niña predestinada a ser diferente desde su nacimiento -ella misma contó que cuando vio la luz, el cielo, completamente azul, sin una nube, descargó un fuerte aguacero-. Como comadrona tuvo a su hermano mayor, Miguel, una figura fundamental en la vida de esta mujer mitad monja, mitad soldado.

Durante los primeros años, Miguel fue su cuidador, su niñera, quien sufría los arrebatos de mal genio de la tozuda pequeña. La niña unas veces lloraba, pataleaba o, por el contrario, se mostraba apática. Tenía un carácter difícil. Miguel, para calmarla, le hablaba de las Indias, de las bellezas que aquella tierra guardaba, historias fantásticas con las que la dócil Cata empezó a soñar.

Catalina de Erauso no levantaba un palmo del suelo el día en que desafió las leyes de la naturaleza y se juramentó consigo misma para llegar a lo más alto. El "Yes, we can" de Barack Obama fue para Catalina "Lo conseguiré". Lo puso en práctica el mismo día de su entrada como postulante para tomar los hábitos en el convento de San Sebastián el Antiguo. Allí, la regla de san Agustín era acatada fielmente. Todas las novicias seguían la máxima del santo que prohibía "la conversación intrascendente" y "la narración de historias". Catalina no hablaba. Era una monja disciplinada, fervorosa, muda y obediente hasta que una noche cerrada huyó del convento, colgó sus hábitos, y se fabricó un jubón y unas calzas.

Markus Orths, atrapado por esta increíble historia, leyó un manuscrito en el Centre des Recherches sur le Siècle d'Or en Espagne, en Francia, escrito por Juan Bautista de Arteaga, otro de los personajes clave en la vida de la monja alférez. El texto narra la reencarnación de Catalina saliendo de la gruta en el monte Ekain convertida en hombre el 14 de agosto de 1601: "En la media luz de una mañana sin sol cabalgaba yo, medio caído, incapaz de vaciar mi cabeza de lo sucedido, incapaz de dar vida a pensamiento alguno... Yo saqué mi acero y grité para ahuyentar aquella aparición. No menos se espantó el joven, pues era un muchacho. Se puso en pie de un salto e intentó protegerse con los brazos. Así estuvimos un rato, mirándonos en silencio, para averiguar si el uno representaba una amenaza para el otro". Cuando Arteaga le preguntó su nombre, ella dijo: "Francisco". Dudó en el apellido y soltó lo primero que le vino a la cabeza: "Loyola".

La cueva, la sima prehistórica de Ekain, en Deba (Guipúzcoa), de la que Markus Orths hace surgir a Catalina de Erauso, existe. La descubrieron en 1969 Andoni Albizuri y Rafael Rezabal, dos jóvenes del grupo cultural Anxieta, que reunía a aficionados a la arqueología en el País Vasco. Los jóvenes se dedicaron a recorrer la zona del macizo calizo de Izarraitz (en euskera, peña de la Estrella), próximo a Azpeitia. Un día regresaron por el torrente de Goltzibar hacia Zestoa; quedaron impresionados por su situación, la abundancia de agua y las condiciones favorables que mostraba para la vida prehistórica. Contaron su descubrimiento a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que lo avaló, aunque la cueva nunca ha estado abierta al público.

"La primera persona que me habló de la historia de Catalina de Erauso", cuenta Markus Orths desde Karlsruhe, en Alemania, donde vive, "fue Cornelia Lotthammer: ella publicó su tesis doctoral sobre Catalina y a mí me apasionó el tema. Conseguí inmediatamente la traducción inglesa de la autobiografía de Catalina, me emocionó tanto que pensé enseguida en convertir su vida en una novela". Era un reto para el escritor, que ha estado años documentándose sobre los siglos XVI y XVII en España y en el Nuevo Mundo.

"La autobiografía de Catalina es un texto breve, que se lee rápido, con mucho ritmo, pero del que no se pueden extraer ni sus pensamientos ni los motivos que la impulsaron a llevar esa vida. No se sabe por qué Catalina decidió vivir como un hombre. Leí el libro y me planteé muchas preguntas. Intenté imaginarme algunas respuestas, comprender los hechos, profundizar en su existencia metiéndome en sus pensamientos gracias a lo que su testimonio me proporcionaba. He inventado no sólo muchos de sus pensamientos y sus motivaciones, sino también un montón de escenas que no he encontrado en su autobiografía". Orths cayó rendido ante la fortaleza de esta mujer. "Me fascinó especialmente la cuestión de los roles, las convenciones sociales, las expectativas y la posibilidad de romper con lo establecido y vivir su propia vida. Por otra parte, la cuestión de género y de cambio de sexo me ha interesado muchísimo desde que escribí mi primera novela, Corpus, en 2002".

Otro escritor, el inglés Thomas de Quincey, cayó antes que Orths en la fascinación por la vida de Catalina. En la novela The Nautico-Military Nun of Spain, de De Quincey, escrita en el siglo XVIII, Catalina es una heroína romántica, una mujer hermosa, un genio de la espada. Zarzuelas, obras de teatro, películas. El cine descubrió al personaje en 1943. Emilio Gómez Muriel dirigió a la actriz mexicana María Félix, la Doña, en el papel de Catalina. En 1986, Javier Aguirre retomó la historia con Esperanza Roy interpretando a la monja alférez.

De Catalina a Francisco de Loyola, Antonio, Alonso Díaz o Ramírez de Guzmán, que con éstos y más nombres figura en la leyenda, la monja de San Sebastián se dedicó con ahínco a aprender a ser hombre. Vestía sombrero, golillas, jubones y, al cinto, la espada. Para mostrar lo que por nacimiento no poseía, se cosió un bulto de tela en los calzones. Catalina juraba, escupía, eructaba. Su voz se volvió más grave, y con la ayuda de un crecepelo que bebía a todas horas, le salió barba. Determinada a viajar a Potosí, la tierra de las mil minas, para encontrarse con su hermano Miguel, se embarcó en Sevilla en un galeón de dos cubiertas, el Santa Isabel, con destino a Veracruz, en México.

"Después de que mi joven amigo Francisco de Loyola, llevado por una excesiva precipitación, hubo partido hacia Sevilla (...) me di cuenta de la enormidad de su pérdida", dejó escrito su mentor Juan Bautista de Arteaga, quien acompañó a Catalina en ese viaje a las Indias en el que a punto estuvieron de naufragar al llegar al golfo de México. En aquellas tierras, Catalina reafirmó su nueva personalidad. "Comía, bebía y dormía siempre con las armas en la mano". Aquel hombre con cuerpo de mujer era un ciclón. Destruía y mataba todo lo que se le ponía por delante en las grandes batallas de la Araucanía chilena.

Expulsado del ejército por desobedecer las órdenes, su trayectoria fue a peor. Jugador y pendenciero, mató a decenas de hombres. En un duelo fortuito atravesó con la espada a su hermano Miguel sin saber su identidad. Vivía "como una pluma llevada por el viento" hasta que en Huamanga (Perú) fue condenado a morir en la horca. Entonces se desveló el misterio: "Quiero morir como nací. Colgad a Francisco de Loyola, no a Catalina de Erauso". No murió y entró en la leyenda.

Más combinaciones: "A" de "Aupa".

Combina las siguientes locuciones preposicionales con los verbos correspondientes.


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