“Es mentira que el cine argentino es exitoso en el país” El director y guionista de Roma, que tuvo diez nominaciones a los premios Cóndor de Plata que se entregaron el mes pasado, recibió a DiAGONAL para hablar de su trabajo, del cine argentino y cómo fue que llegó a ser director cinematográfico. “Mi idea era escribir, el cine apareció como un laburo, accidentalmente. Después de diez películas como ayudante empecé a ver laposibilidad de hacer algo propio”, recuerdaPor Iván Pérez Sarmenti
“No hay ninguna regla para decir 'esta toma es buena'. Ahí está tu vida, no podés consultar a nada ni a nadie. Aparece todo lo que sos vos. Quieras o no quieras aparece tu vida en el momento de dirigir".La afirmación pertenece a uno de los directores de cine más prestigiosos de la Argentina, Adolfo Aristaraian, quien tiene en su haber películas como Un lugar en el mundo, Los últimos días de la víctima, Martín (Hache) o Roma, su última producción que tuvo cuatro nominaciones en los premios Goya y al cierre de esta edición tenía otras 10 para los Cóndor de Plata y varias chances de ganar."Trato de no estar demasiado pendiente de los premios. Ayudan a la promoción de la película, pero lo peor que podes hacer es creértelos. Uno no es mejor director por un premio. Yo creo que cada uno sabe lo que hace. Además el cine no es competitivo, es una cuestión de gustos", afirma.
¿Cómo llegó al cine? ¿Por qué filmar y no escribir?
Mi idea era escribir. Yo empecé a escribir cuentos y el cine apareció como un laburo, accidentalmente. Me metí en el sindicato para empezar a trabajar como pizarrerro. Los sueldos eran muy buenos, era un buen laburo. Además era muy cinéfilo y leía mucho. Pero después de diez películas, ya siendo ayudante, empecé a ver la posibilidad de hacer algo propio. Recién en el año '70 intenté hacer un guión, que no pensaba dirigir, y en el '77 ya escribí un guión para dirigir. Fue un proceso lento. No fue que de un día para el otro descubrí mi vocación. Al principio fue un oficio.
Su trabajo
Aristarain se involucra con sus proyectos desde el inicio, ya que concibe la historia, arma el guión y luego dirige y produce la película. Sin embargo, para él, lo más difícil siempre es la primera parte."Lo mas jodido es que se te ocurra una historia, que es lo que me está pasando ahora. Tengo a los productores españoles desde octubre diciéndome “traé un guión que lo hacemos”. Me han enviado novelas no publicadas, he leído todo lo que se publica…tengo un promedio de una novela cada dos días. Ahora tengo dos ideas, pero ninguna veo que cuaje. Es la parte más complicada porque cuando terminás una película pensás que nunca más se te va ocurrir otra idea. Es un momento muy feo, pero yo vivo de esto. Y algún día aparece una historia"Luego, el proceso se ordena y es menos traumático. "El guión es lo que más rápido se hace. Pero tenés que tener la frescura y los personajes antes, después camina sólo".
Cuando filma usted no usa video assist (un monitor que muestra en tiempo real lo que captura la cámara)¿Por qué?
Yo creo que uno tiene que estar lo más cerca posible de los actores, si se puede, hasta delante de cámara. Además, trabajas con técnicos en los que confias, así que pueden equivocarse ellos, yo o los actores. No es una ciencia exacta. Si el cameraman me dice que es buena la toma, listo y si me dice que no, no pregunto por qué. Vamos de nuevo y se acabó. Jamás les permito a los actores verse en el video assist porque la tendencia es ver aquello que está mal y no lo bueno. Yo no necesito ver las tomas. Las actuaciones y el movimiento de cámara ya los estoy viendo en el rodaje.
¿Que lugar tiene la improvisación en sus películas?
Con respecto al texto, hago una lectura muy intensiva con cada uno de los actores principales y después nos juntamos todos. Este es el momento en al cual, si hay dudas, los actores tienen para plantearlas. Pero después el texto se respeta hasta la última coma. En lo que sí hay mas libertad es en las acciones físicas. Yo nunca pongo la cámara cuando ensayo con los actores porque así tengo una idea de cómo los voy a filmar y viéndolo lo empiezo a descomponer en planos. Ahí realmente necesitas el aporte de los actores. Yo quiero que se muevan con libertad, aunque te compliquen el rodaje. Pero la improvisación en el texto es funesta. La tendencia nunca es sintetizar lo que está escrito, si no alargarlo, repitiendo. Hay mucho laburo en el diálogo, porque aunque parece que hablamos así, están muy pulidos. Tienen una apariencia de realismo que no es tal. Son mucho más sintéticos de lo que hablamos.
¿Usted es muy crítico con sus películas? ¿Le gusta lo que filma?
En el momento que filmás una película crees que haces lo mejor y no te da la cabeza para hacer otra variante. Pero yo no vuelvo a ver mis películas después del estreno más que un par de veces, ni siquiera en video, porque empezás a preguntárte por qué hiciste las cosas así y eso ya no tiene remedio. Entonces lo pasas mál. Lo único que tiene de feo este oficio, que es tan lindo, es que no disfrutás de tus películas, al menos yo.
El cine argentino
“Para mí, el cine, desde el punto de vista narrativo, no tiene nacionalidad. Que esté hecho en un determinado país no te da virtudes ni defectos, pero sí nivel de producción. Yo siempre reniego cuando dicen que el cine argentino es de tal o cual manera. No. Hay gente que sabe contar y gente que no. Te podés identificar con una película finlandesa, española, argentina... da igual si encontrás un tipo que te guste cómo cuenta. Pero por ser argentina una película no tiene vicios ni virtudes”, sostiene.
¿Pero al no tener una industria del cine nacional, no es más fácil filmar lo que uno quiere?
Esa es la gran ventaja que tenemos. Si entrás en el esquema industrial de Hollywood ganás mucha más guita, pero no tenés la libertad de filmar lo que querés. Acá manejamos presupuestos que para Hollywood son ridículos, lo cual no jode demasiado porque ya lo tenés en mente al momento de pensar una película. Ganás menos guita, pero también es verdad que tenés el control absoluto de lo que hacés desde que arranca hasta que termina. Esa libertad no la cambio por nada.
En ese sentido, ¿hacer una película es negocio? ¿Da dinero?
A veces si, a veces no. Depende de cómo funcione. En el caso de las coproducciones con los españoles, como en mi caso, el territorio que es más rentable es España. Y en ese esquema, la ganancia de España es para los españoles y la de acá para mí. Y las películas funcionan mejor allá porque hay mejor nivel adquisitivo, pero yo no veo un mango. Acá, como que no metas 200 mil espectadores no recuperás la inversión. No hablemos de ganar plata. Con Roma yo no voy a cobrar lo que tenía que cobrar porque tuvo 150 mil espectadores, que no llegaron a cubrir los costos de la película. Cada vez se está haciendo más complicado hacer cine acá. Si no fuese por los subsidios no se podría filmar.Y hablando del tema económico, Aristarain aremete contra las falsos augurios de éxito del cine nacional. "Se dice que el año pasado fue un año maravilloso; fue un año de mierda -apunta- Tres películas de las 60 que se estrenaron pasaron los 200 mil espectadores. Y esas tres, si las comparás con películas similares de años anteriores, metieron la mitad de espectadores. El mercado se sigue achicando. Es mentira ue el cine argentino es exitoso en el país. Y el éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, que sirve para darte chapa. Nosotros cada vez estamos peor. Los costos siguen subiendo, están en dólares y no podés evitarlos".
Ante esta situación, ¿uno no cae en la tentación de hacer una película bien comercial para poder quedarse más tranquilo económicamente?
Si, pero hay cosas que yo no podría hacerlas. Es una especie de deformación profesional. Aunque paguen muy buena guita yo no sabría que decirle a los actores. Son tan malas las historias que no podría marcarlos, no sabría cómo filmar. Pero es una incapacidad mía de resolverlo. Si pudiera lo haría, pero yo sé que no puedo.
Imprevistos de filmación
La filmación de una película no siempre es felíz y pueden pasar miles de imprevistos. Lugares Comunes, la anteúltima película de Adolfo Aristarian es un ejemplo.El primer inconveniente fue encontrar una casa. "Fue un parto -recuerda el director- Quería que fuese Mendoza, para tener la Cordillera de fondo. Imposible. Recorrimos Mendoza, seguimos por Uspallata, fuimos hasta San Juan, llegamos a Calingasta y no encontramos nada. Así que empezamos a ir para el lado de Córdoba y San Luis, hasta que encontramos una casa en Loma Bola".Cuando faltaba una semana para empezar a filmar todo salió una nota en Clarín donde decía que iban a filmar en San Luis. "La dueña de la casa se volvió loca. De dos mil dólares que pedía por todo el rodaje pasó a 20 mil y además quería una nota igual en Clarín y en La Nación donde dijese que se iba a hacer en Loma Bola.".Así fue que buscaron otra locación y en pocos días tuvieron que encontrar otra casa, lo que demoró el inicio de la filmación casi una semana."Además el primer día de rodaje en Córdoba, a Luppi casi se le corta completamente el tendón de un pie. Por suerte el médico dijo que no era urgente operar y pudimos seguir, pero hubo que cambiar todo el plan. Le trajeron una bota de acrilico para tener el pie derecho y practicaba para que no se le notase el movimiento de la renguera en los hombros, porque filmarlo de la cintura para abajo era imposible. Así que me pasé todo el rodaje disimulando con sillas, piedras , pero el personaje tenía que caminar…y fue un quilombo".
Perfil- Adolfo Aristarain-
Director, autor, guionista y productor de cine.- Filmó más de diez películas como director, entre las que se destacan Últimos días de la víctima, Un lugar en el mundo, Martín (Hache) y Lugares Comunes.- Roma, su última película, obtuvo cuatro nominaciones a los premios Goya y 10 en los Cóndor de Plata, que se entregaron el mes pasado.- Su carrera en el cine comenzó accidentalmente, pero su intencion era escribir cuentos.- Para él, la ventaja de filmar en la Argentina es la libertad: “Acá manejamos presupuestos que para Hollywood son ridículos. Ganás menos guita, pero también tenés el control absoluto de lo que hacés”.- “El éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, sirve para darte chapa”
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