miércoles, 17 de abril de 2024

Lecturas.



Roma en verano
Por Gabriel García Márquez

He vuelto a Roma, al cabo de una muy larga ausencia, y la he vuelto a encontrar como siempre: más bella, y más sucia, y más loca que la vez anterior. El verano estalló de pronto la semana pasada, con ese calor que parece de vidrio líquido, y la moda femenina, que este año dejó las puertas abiertas a toda clase de desafueros de formas y colores, convirtió a la ciudad eterna en la más moderna y juvenil del mundo.Creo que fue Julio Cortázar quien observó en alguno de sus libros que después de conocer una ciudad seguía recordándola para siempre, no como era en la realidad, sino como se la imaginaba antes de conocerla. Esto me parece cierto, salvo con Roma, pues es la única ciudad que siempre me imaginé tal como fue cuando la conocí, que es como sigue siendo siempre. Tal vez la única de la que puedo decir que la recordaba sin conocerla.

Estuve aquí por primera vez en el verano de 1955 -hace ahora la módica suma de veintisiete años-, como enviado especial de El Espectador, de Bogotá, a los funerales de un Papa que aún no había muerto, pero que tenía hipo desde hacía varios meses. Un médico amigo me había dicho en Colombia que ese es un síntoma del cáncer de esófago, y que si no se conseguía controlarlo era una causa segura de muerte por deshidratación. Yo conocía un antecedente literario: el hermoso cuento de Somerset Maugham de un inmigrante inglés a quien le sorprendió el hipo en un trasatlántico de lujo que navegaba por el océano Indico, y al cabo de pocos días de esfuerzos estériles su cadáver fue arrojado a las aguas envuelto en la bandera británica. El Papa, como se sabe, no corrió la misma suerte. En cambio, fui yo quien estuvo a punto de morir el mismo día de mi llegada a Roma, un alucinante domingo de julio en que había, como siempre, una huelga de todo, e Italia parecía, como siempre, al borde del desastre. "Esto es igual que Aracataca", me dije, abrumado por el calor y el polvo, mientras recorría la estación solitaria buscando en vano un alma caritativa que me ayudara a cargar las maletas. De pronto, un esquirol de los que nunca faltan, aun en las mejores familias, no sólo me ayudó a cargarlas por cincuenta liras de aquellos tiempos, sino que se ofreció para conseguirme un hotel en la cercana Vía Nazionale.

Era un edificio muy viejo y reconstruido con materiales varios, en cada uno de cuyos pisos había un hotel diferente. Sus ventanas estaban tan cerca de las ruinas del Coliseo, que no sólo se veían los miles y miles de gatos adormilados por el calor en las graderías, sino que se percibía su olor intenso de orines fermentados. Mi buen acompañante, que se ganaba una comisión por llevar clientes a los hoteles, me recomendó el del tercer piso, porque era el único que tenía las tres comidas incluidas en el precio. Además, la recepcionista era una mujer gorda y floral, con una cálida voz de soprano, y parecía muy sensible a la idea de que un caribe de veintitrés años hubiera atravesado el océano para conocerla. Eran las cinco de la tarde, y en el vestíbulo había diecisiete ingleses sentados, todos hombres y todos con pantalones cortos, y todos cabeceando de sueño. Al primer golpe de vista me parecieron iguales, como si fuera uno solo dieciséis veces repetido en una galería de espejos; pero lo que más me llamó la atención fueron sus rodillas óseas y rosadas. Siempre había querido mucho a los ingleses, hasta este año funesto de las Malvinas, en que una imbecilidad de su Gobierno me los sacó del corazón sin re medio. Sin embargo, no se qué rara facultad oculta del Caribe me sopló al oído que aquella su cesión de rodillas rosadas era un mensaje aciago. Entonces le dije a mi acompañante que me lleva ra a otro hotel donde no hubiera tantos ingleses sentados en el vestíbulo, y él me llevó sin preguntarme nada al del piso si guiente. Esa noche, los diecisiete ingleses y todos los huéspedes del hotel del tercer piso se envenenaron con la cena.

Así empezó para mí aquel verano inolvidable. Por la mañana, la ciudad estaba casi vacía, porque muchos romanos se iban a la playa. Roma era todavía una ciudad con muy pocos automóviles, y el único lujo que podían pagarse los deslumbrantes automovilistas de hoy eran unas Vespas rudimentarias que se metían por todas partes y atropellaban a los transeúntes aun sobre los andenes. Al contrario de lo que hacíamos en el trópico, que abríamos puertas y ventanas para que entrara el fresco de la calle, los romanos cerraban las casas con persianas herméticas. Así lo hacían desde los tiempos del Imperio, y así lo siguen haciendo, con toda la razón, porque así impiden que se meta en las casas el aire ardiente de la calle. Después de un almuerzo ligero a base de pasta esa comida prodigiosa que cambia de sabor con sólo cambiar de forma- hacían una siesta lisa y densa que se parecía demasiado a la muerte. A esa hora no había un alma en la calle, el Sol se quedaba inmóvil en el centro del cielo, y el silencio era tan intenso que no parecía posible. Pero un poco después de las seis de la tarde, todas las ventanas se abrían de golpe para convocar el aire fresco que empezaba a moverse, y una muchedumbre jubilosa se echaba a las calles en medio de los petardos de las Vespas, los gritos de los vendedores de sandías y las canciones de amor entre las flores de las terrazas, y sin ningún otro objetivo que el de vivir. Hoy todo sigue igual. Los italianos, en efecto, descubrieron desde hace mucho tiempo que no hay más que una vida, y esa certidumbre los ha vuelto refractarios a la crueldad.

Los únicos seres despiertos a las tres de la tarde en aquel vera no de hace veintiséis años eran las putitas tristes de la Villa Borghese, que hacían de día lo que todas las otras hacen de noche, inclusive trasnocharse. El tenor Rafael Rivero Silva y yo vivía mos en dos cuartos contiguos de una pensión cercana, cuyo único defecto era estar a la vuelta del jardín zoológico, de modo que uno despertaba a media noche asustado por el rugido de los leones. Después del almuerzo, mientras Roma dormía, nos íbamos en una Vespa prestada a ver las putitas vestidas de organza azul, de popelina rosada, de lino verde, y a veces encontrábamos alguna que nos invitaba a comer helados. Una tarde no fui. Me quedé dormido después del almuerzo, y de pronto oí unos toquecitos muy tímidos en la puerta del cuarto. Abrí medio dormido, y vi en la penumbra del corredor una imagen de delirio. Era una muchacha desnuda, muy bella, acabada de bañar y perfumar, y con todo el cuerpo empolvado. "Buona sera", me dijo con una voz muy dulce. "Mi manda il tenore".


Al contrario de lo que sucedió con el personaje de Somerset Maugham, el Papa se recuperó en mitad del verano y volvió a las audiencias públicas. Yo asistí a una de ellas en el patio de Castelgandolfo, que era su residencia de verano. Lo vi muy cerca, con un hábito inmaculado y unas manos parasitarias que parecían restregadas con lejía, y en aquel instante me di cuenta de que yo tenía que buscar un tema más fructífero e inmediato que el de su muerte. Hice bien, porque cuando el Papa murió, tres años después, yo no estaba ya en este mundo, sino en el otro: en Caracas. Pero la imagen de aquella muchacha en sus puros y hermosos cueros a las tres de la tarde se me quedó para siempre en la memoria, como uno de los tantos milagros que sólo son posibles en el sopor de Roma en verano.

lunes, 8 de abril de 2024

B1: Turismo. La rebelión de las toallas

 

Jessica Bateman
Role,BBC Travel
18 septiembre 2023


En toda Grecia, los lugareños están actuando por cuenta propia y tirando sus toallas en la arena para reclamar libre acceso a sus playas y a la naturaleza sin pagar un alto precio por ello.


SER cerca del atardecer del domingo 3 de septiembre en Paros, una popular isla turística en la región griega de las Cícladas. Unas 50 personas REUNIRSE en la playa de Parikia, cerca del puerto principal de la isla. Detrás de ellos, el cielo BRILLAR con un color naranja intenso sobre el mar azul. A un lado, un icónico molino de viento de las Cícladas RECORTARSE contra el horizonte. Al otro, una franja de reposeras pertenecientes a un bar EXTENDERSE sobre la arena.

Incluso si nunca VISITAR, TÚ Grecia, algunas partes de esta escena probablemente te SONAR familiares. Sin embargo, ese día también HABER algunos detalles inusuales. Tres de las personas que CONGREGARSE SOSTENER un enorme cartel que decía: "Reclamen la playa". Junto a ellos HABER un hombre con un altavoz. Mientras el público OBSERVAR, el hombre LEER en voz alta partes de la Constitución griega, que ESTABLECER que las playas y otras áreas naturales PERTENECERa los ciudadanos del país.

La protesta FORMAR parte de una campaña que los medios DENOMINAR la "revuelta de las toallas de playa", en la que los lugareños RECLAMAR el acceso gratuito a las playas que han sido tomadas por bares y otros negocios que OFRECERreposeras y sombrillas a precios exorbitantes. Si bien el movimiento COMENZAR en Paros, ahora EXTENDERSE por toda Grecia e incluso a la vecina Turquía. Los activistas EXIGIR espacio para dejar sus toallas de forma gratuita.

BBC Travel HABLAR con activistas y lugareños para comprender de qué TRATARSE las protestas, por qué son importantes y qué significa este movimiento tanto para los turistas como para los residentes locales.

¿Cómo COMENZAR las protestas?

Las protestas COMENZARen Paros en mayo de 2023, cuando un grupo de residentes, que ya se reunían periódicamente para hablar sobre cuestiones medioambientales en la isla, PONERSE a discutir cómo los lugares donde SER posible nadar y tomar el sol libremente (sin tener que pagar por una reposera) SERcada vez más escasos. El cambio es un síntoma de cómo la isla ATENDER cada vez más a los turistas a expensas de los locales. Los negocios junto a la playa que instalan reposeras y sombrillas deben solicitar licencias al Ministerio de Finanzas para utilizar partes designadas de la playa. Deben realizarse controles periódicos para garantizar que esos negocios no ocupen más espacio del que permiten sus licencias. Sin embargo, los manifestantes alegan que estos controles rara vez (o nunca) se llevan a cabo. Como resultado, los espacios libres son cada vez más escasos.

Los residentes CREAR una página de Facebook llamada Save Paros Beaches y ORGANIZAR manifestaciones, PEDIR medidas enérgicas contra estos operadores privados. También UTILIZAR imágenes de drones para documentar las reposeras ilegales, comparando sus ubicaciones con las áreas designadas por el gobierno.

"Esto CAMBIAR las reglas del juego, porque el nivel de ilegalidad se PODER ver muy claramente", SEÑALAR Nicolas Stephanou, un residente local. Stephanou dice que su grupo ENCONTRARlugares donde las reposeras y sombrillas OCUPAR hasta 10 veces el espacio permitido.


¿Dónde se han extendido las protestas?

El movimiento GANAR impulso rápidamente. La manifestación del 3 de septiembre MARCAR el inicio de una nueva campaña a nivel nacional y SER la primera vez que PRODUCIRSE múltiples protestas con toallas de playa en diferentes regiones de Grecia el mismo día.

HABER manifestaciones en la isla vecina de Naxos y en la isla meridional de Creta. Más recientemente, SUMARSE las islas de Rodas y Egina, así como Ática, la región continental donde ENCONTRARSE Atenas. El lugar de la protesta de Paros es particularmente simbólico. La playa principal del pueblo central de la isla es el lugar más popular entre los lugareños para darse un chapuzón después del trabajo.


Eleni Andrianopoulou, portavoz de la campaña de Naxos, DECIR que ella y otros lugareños SENTIRSE frustrados por el desarrollo excesivo en las playas durante varios años, pero no ESTAR seguros de cómo actuar. Luego de enterarse de lo que estaba sucediendo en Paros, inmediatamente INSPIRARSE para comenzar su propia campaña en Facebook. "Creo que este es un verdadero cambio de paradigma para Grecia", afirmó.

¿Por qué son tan importantes estas protestas?

Muchos griegos todavía SUFRIR financieramente desde la crisis de deuda del país hace más de una década y no PODER permitirse pagar por una reposera cada vez que visitan la playa. El sol y el mar son una gran parte de la cultura griega. El azul de la bandera griega representa el mar Egeo y la mayoría de los griegos TENER fuertes recuerdos de la infancia de pasar veranos en la playa.

Sin embargo, los activistas dicen que las playas son sólo una parte de una lucha mayor. Grecia es uno de los destinos vacacionales más populares de Europa y los manifestantes DECIR a la multitud reunida que DEBER abordarse el turismo excesivo junto a los problemas sociales y ambientales que CONLLEVAR .


¿Qué hay detrás del problema?

El turismo es la mayor industria de Grecia. En 2021 el país RECIBIR 15 millones de visitantes, una vez y media su población total. Sin embargo, muchos griegos SOSTENER que el auge del turismo no GESTIONARSE adecuadamente. Los municipios locales no TENER capacidad para controlar el flujo de visitantes, y las instituciones débiles HACER que SER fácil para empresas de todo tipo eludir las reglas.

Por otra parte, en los últimos años, los sucesivos gobiernos UTILIZAR  la industria del turismo para ayudar a la economía del país a recuperarse, primero de la crisis financiera de 2008 y luego de la pandemia de covid-19. Los políticos PROMOCIONAR  fuertemente al país como un destino de sol y mar y FACILITAR  a los inversores extranjeros la apertura de negocios relacionados con el turismo.

"Existe desde hace mucho tiempo una falta de supervisión, lo que LLEVAR a una mayor impunidad", afirmó Efthymia Sarantakou, analista de la Universidad de Ática Occidental. Sarantakou señala que múltiples instituciones no han implementado controles y contrapesos, lo que ha dejado a algunas empresas en libertad para realizar comportamientos que califica de "mafiosos". "Hay denuncias de residentes que fueron intimidados por empleados de bares cuando intentaron sentarse en una parte libre de la playa." El alcalde de Naxos, Dimitris Lainos, afirma que muchas empresas en su isla respetan la ley. Sin embargo, "hemos visto que el Ministerio de Finanzas no dispone del personal necesario para realizar controles adecuados", agregó.

¿Está funcionando la “revuelta de las toallas de playa”?


Parece que las protestas están surtiendo efecto. Gracias a la atención de los medios, las autoridades LLEVAR a cabo inspecciones en una de las playas más afectadas de Paros: una franja de arena en un área protegida que ESTAR cubierta de tumbonas a pesar de que no EMITIRSE licencias para ello. Como resultado, la playa ahora está libre de reposeras.

Sin embargo, la situación se mantiene sin cambios en otras playas. En Naxos se llevaron a cabo nuevos controles en respuesta a las protestas, pero muchos propietarios de negocios fueron alertados previamente y simplemente retiraron sus reposeras antes de que llegaran los inspectores.

"Quiero creer que estas protestas CONDUCIR a una mayor participación ciudadana en la gestión de los destinos turísticos y, por supuesto, en la gestión de los espacios públicos", afirmó Sarantakou. "Esto sólo puede lograrse mediante mejoras en el marco institucional y supervisión".

¿Qué sucederá ahora?

Puede que la temporada alta de verano TERMINAR, pero los activistas señalan que las protestas de septiembre MARCAR el verdadero comienzo de su trabajo. En Naxos, Andrianopoulou recuerda que no sólo reclaman controles más frecuentes, sino también más transparencia sobre cómo y a quién se otorgan las licencias.

Y Stephanou, de la campaña de Paros, relata que su grupo quiere presentar una estrategia completa para un modelo de turismo más sostenible en Grecia. "Ahora mismo los precios están fuera de control", afirmó. "La mayoría de la gente no puede permitirse el lujo de ir a un bar o a un restaurante. El tráfico es insoportable". Si no eres propietario de una casa es difícil encontrar una para alquilar que no sea Airbnb, lo que PROVOCAR escasez de trabajadores clave como médicos, enfermeras y profesores.

¿Qué significa el movimiento para los turistas?

Si se cumplen las exigencias de los manifestantes HABER más espacio en las playas griegas para tomar sol de forma gratuita, algo que muchos viajeros AGRADECER. En décadas anteriores, la mayoría de las islas griegas eran conocidas como destinos económicos para mochileros bohemios, y muchos lugareños sienten que el libre acceso a las playas está en consonancia con esta reputación tradicional. A Stephanou le gustaría que se dejara de promocionar a las islas Cícladas como un destino de lujo. "Aquí hay una historia asombrosa, sitios arqueológicos, senderos para caminar, buen vino y productos agrícolas", dijo. "Esto puede atraer a un visitante más responsable que aquellos que simplemente quieren sentarse en una reposera con un cóctel".

Los viajeros que no QUERER contribuir a los problemas del turismo excesivo PODER sentirse inspirados a explorar el lado menos conocido de Grecia, como las oportunidades de senderismo en el espectacular paisaje montañoso que cubre todo el país, una gran actividad fuera de los meses pico de verano, cuando el clima es un poco más fresco.

Sin embargo, si realmente DESEAR pasar un tiempo relajándote en una reposera, TENER la seguridad de que no DESAPARECER por completo: los activistas sólo quieren verlas restringidas a las áreas habilitadas por licencias. Los visitantes de Paros pueden comprobar si las reposeras son legales en el sitio web de la campaña.