Condenada por exceso de amor
por Irene Hdez. Velasco, El Mundo
Con 7 años (1) andaba, acostumbrado como estaba a que su madre o su abuelo lo (2) siempre en brazos por miedo a que (3) caerse. Hoy tiene 13 y a duras penas (4)subir unas escaleras, porque jamás le han permitido (5) . Casi no sabe correr, porque su madre y sus abuelos se lo (6)rigurosamente prohibido, ante el temor de que (7) darse de bruces contra el suelo y hacerse un rasguño. Por no saber, ni (8) sabe aún hacer pipi él solo. Y es incapaz de comer cualquier cosa que no (9) previamente cocinada por su mamá o su abuelita.
Es la historia de un adolescente de la localidad italiana de Ferrara (11) de un extraño mal: el amor excesivo y patológico que desde (12) nació le han prodigado su madre y sus abuelos maternos. En nombre de ese cariño obsesivo y malsano, el crío ha vivido durante 13 años sin hacer (13) deporte, sin (14) nunca al parque, sin frecuentar a (15) niño después del colegio, encerrado constantemente (16) las cuatro paredes de su habitación, de la que sólo se le permitía salir para ir al colegio y rodeado siempre de fuertes medidas de seguridad para evitar que los numerosos peligros del mundo (17) acecharle.
El tribunal de Ferrara (18) ahora de sentenciar que el crío “ha sido víctima de un amor enfermo, que lo ha hiperprotegido hasta el (19)de no permitirle crecer”. Y, con ese argumento, ha condenado a la madre del chaval a tres años de cárcel; al abuelo, a tres años y seis meses; y a la abuela, a dos años. Porque, según ha sentenciado la juez Silvia Marini, el amor extremo puede llegar a (20) una forma de maltrato.
Ha sido el padre del niño (21) ha llevado el caso a los tribunales. El hombre, que se separó de la madre del chaval poco después de que este (22) , sólo ha conseguido ver tres veces a su hijo en 13 años, siempre a (23). Pero, aunque desde la distancia, ha seguido los pasos de su retoño. Y al percatarse de que con siete años era incapaz de andar o de subir unas escaleras (24) a los excesivos cuidados que le prodigaba su abnegadísima madre y sus sacrificados abuelos, decidió tomar cartas en el asunto y llevar el caso (25) los tribunales.
Lo que nadie sabe es si el niño será capaz de sobreponerse a las sobredosis de amor insano que ha recibido durante toda su vida. Ahora mismo es un chaval que mira con absoluto terror el mundo exterior, que considera que fuera de su casa y del amor incondicional de su madre y sus abuelos sólo le (26) el peligro. Y que odia a su padre, a (27)culpa de querer sacarle de su burbuja de amor.
Fuente original
Con 7 años (1) andaba, acostumbrado como estaba a que su madre o su abuelo lo (2) siempre en brazos por miedo a que (3) caerse. Hoy tiene 13 y a duras penas (4)subir unas escaleras, porque jamás le han permitido (5) . Casi no sabe correr, porque su madre y sus abuelos se lo (6)rigurosamente prohibido, ante el temor de que (7) darse de bruces contra el suelo y hacerse un rasguño. Por no saber, ni (8) sabe aún hacer pipi él solo. Y es incapaz de comer cualquier cosa que no (9) previamente cocinada por su mamá o su abuelita.
Es la historia de un adolescente de la localidad italiana de Ferrara (11) de un extraño mal: el amor excesivo y patológico que desde (12) nació le han prodigado su madre y sus abuelos maternos. En nombre de ese cariño obsesivo y malsano, el crío ha vivido durante 13 años sin hacer (13) deporte, sin (14) nunca al parque, sin frecuentar a (15) niño después del colegio, encerrado constantemente (16) las cuatro paredes de su habitación, de la que sólo se le permitía salir para ir al colegio y rodeado siempre de fuertes medidas de seguridad para evitar que los numerosos peligros del mundo (17) acecharle.
El tribunal de Ferrara (18) ahora de sentenciar que el crío “ha sido víctima de un amor enfermo, que lo ha hiperprotegido hasta el (19)de no permitirle crecer”. Y, con ese argumento, ha condenado a la madre del chaval a tres años de cárcel; al abuelo, a tres años y seis meses; y a la abuela, a dos años. Porque, según ha sentenciado la juez Silvia Marini, el amor extremo puede llegar a (20) una forma de maltrato.
Ha sido el padre del niño (21) ha llevado el caso a los tribunales. El hombre, que se separó de la madre del chaval poco después de que este (22) , sólo ha conseguido ver tres veces a su hijo en 13 años, siempre a (23). Pero, aunque desde la distancia, ha seguido los pasos de su retoño. Y al percatarse de que con siete años era incapaz de andar o de subir unas escaleras (24) a los excesivos cuidados que le prodigaba su abnegadísima madre y sus sacrificados abuelos, decidió tomar cartas en el asunto y llevar el caso (25) los tribunales.
Lo que nadie sabe es si el niño será capaz de sobreponerse a las sobredosis de amor insano que ha recibido durante toda su vida. Ahora mismo es un chaval que mira con absoluto terror el mundo exterior, que considera que fuera de su casa y del amor incondicional de su madre y sus abuelos sólo le (26) el peligro. Y que odia a su padre, a (27)culpa de querer sacarle de su burbuja de amor.
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