Cinco motivos para vivir en un rascacielos (y otros cinco para no hacerlo)
La ciudad vertical puede dejar de ser una utopía a la vuelta de unos años. Vivir un en rascacielos a cientos de metros de altura, rodeado de parques, lagos, acero y cristal, es más necesidad que capricho en algunas ciudades del mundo, sobre todo si tenemos en cuenta que más de la mitad de la población mundial vive ya en ciudades. ¿Le gustaría vivir en un rascacielos? Para muchos es un capricho, pero para otros es una necesidad. Algo así sucede en ciudades como Shangai o Tokio. Consciente de los problemas de espacio que aquejan a los habitantes de esta megaurbe -donde muchos viven en casas de 30 metros cuadrados, al más puro estilo de la ex ministra Trujillo-, la compañía japonesa Takenaka Corporation propuso en 1989 el Sky City 1000, una torre de un kilómetro de altura con una base de 400 metros donde podrían vivir 35.000 personas y trabajar a diario unas cien mil.
Después vendrían proyectos igual de ambiciosos, como la popular torre biónica, pergeñada por arquitectos españoles, y así hasta llegar a la Burj Khalifa en Dubai, inaugurada a primeros de años con 800 metros de altura, símbolo de un nuevo tipo de ciudad alta y futurista. El ingenio humano ha demostrado que somos capaces de construir desumbrantes edificios que se pierden en el cielo. ¿Seremos capaces de vivir en ellos? Los seguidores de este tipo de arquitectura tiene sus motivos:
1. Se evitan desplazamientos en vías urbanas de hasta dos y tres horas diarias para acudir al centro de trabajo. Muchos empleados podrían tener su propia vivienda en el mismo edificio en el que su empresa tiene la sede. Los desplazamientos en el interior del edificio son rápidos y seguros. Hay ascensores de tres plantas que suben desde la base hasta la cima en menos de tres minutos. Todo lo que necesitas lo tienes de forma inmediata.
2. Se ahorra energía. Vale que la construcción de un mastodonte de semejante magnitud chupa miles de kilovatios de electricidad (aunque podría ser electricidad verde, producida por energías renovables). Se ahorra energía porque se elimina el consumo de carburante y porque se aprovecha la fuerza eólica que reina en las alturas del edificio para generar electricidad verde.
3. Todo en uno. La integración de los lugares que más frecuentamos es uno de las grandes ventajas. Supermecados, cines, hospitales, parques, lagos, etc, se encuentran en el mismo edificio para mayor comodidad de los vecinos.
4. Soluciona los problemas de falta de suelo en ciudades densamente pobladas y poco espacio libre, como Tokio (12 millones de habitantes).
5. Los rascacielos afianzan la identidad de una ciudad al convertirse en hitos visuales que orientan a los ciudadanos y vertebran el urbanismo. El ejemplo más célebre es Nueva York y como la ciudad forjó su mito gracias, en parte, al crecimiento de decenas de torres a principios de siglo XX.
Como en todo, la ciudad vertical también tiene sus detractores. Éstos son algunos de sus argumentos:
1. Torres autistas. El escritor J.G. Ballard lo contó metafóricamente en su novela «Rascacielos», donde los vecinos acaban viviendo aislados del resto de la sociedad, convertidos en salvajes, habitantes de una isla de acero donde afloran los instintos más bajos del ser humano.
2. Una ratonera en el cielo. Después del 11-S es inevitable pensar en la posibilidad de un ataque terrorista. En Japón, y en otros muchos países, viven con la amenaza constante de los terremotos. ¿Qué pasaría en caso de incendio? A pesar de que existen modernos sistemas para mitigar estos desastres, la seguridad es uno de los puntos débiles más citados por la gran mayoría de las personas pregutnadas al respecto.
3. La construcción de una ciudad vertical requiere una inversión inasumible para la gran mayoría de las constructoras. Hay quien ha comparado su edificación con la de una central nuclear tanto por presupuesto como por tiempo de realización que puede llegar a diez años.
4. Hong Kong se hunde. Aunque parezca inversosímil, la proliferación de rascacielos ha provocado que en Hong Kong se haya hundido debido al peso de estas construcciones. En ciertas ciudades, la tipología de rascacielos es muy limitada (materiales baratos para abaratar costes), lo que convierte el paisaje urbano en algo monótono y feo, como sucede en ciertos barrios de Shangai.
5. El vértigo, un gran inconveniente para muchos personas. Y aquí volvemos a la pregunta del principio. ¿Podría la mayoría de las personas vivir en un lugar a mil metros del suelo?