La Cuba que viene
Por Fernando Ravsberg
Debido al adelanto de la constitución de la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular, adelantamos también mi post de esta semana. Se trata de la versión en español del artículo que publiqué en el periódico francés Le Monde Diplomatique:
Esta semana Cuba iniciará un proceso de cambios trascendentales a nivel político e incluso sociológico. Los guerrilleros que hicieron la Revolución dejan definitivamente el gobierno. Por primera vez el Presidente de la República y el Primer Secretario del Partido Comunista (PCC) serán personas diferentes. La administración del país pasa a manos de políticos nacidos dentro de la revolución. Se trata además de generaciones separadas por la brecha del mundo analógico y el digital, ya que en Cuba recién ahora se está masificando el uso de internet.
En el nuevo escenario que se perfila, los cambios serán menos dramáticos de lo que se podría esperar. Los viejos guerrilleros abandonan el gobierno pero se mantienen unos años más en la dirección del PCC. El profesor e investigador cubano Esteban Morales cree que “esto le permitiría tener una posición de dirección para controlar el tránsito”. La Constitución expresa que el Partido Comunista “es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo”. Quien controla el PCC tiene muchísimo poder aunque esté fuera del gobierno. Así las cosas, algunos creen que se trata solo de cambios cosméticos, sin embargo, va mucho más allá en la medida en que liberará las manos del nuevo gobierno de las ataduras que tiene hoy para impulsar la reforma económica que Raúl Castro intenta implementar desde que asumió como presidente, con apertura hacia la iniciativa privada y al mercado. “Una vez que Raúl se retire, los demás históricos tendrán que retirarse también”, asegura el analista y diplomático cubano Carlos Alzugaray. La salida de la “vieja guardia” del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros será clave porque entre ellos hay algunas figuras muy conservadoras, quienes desconfían de cualquier medida que cambie el viejo modelo soviético de socialismo. Azugaray cree que Raúl Castro garantizará, desde la jefatura del PCC y gracias a su prestigio político, que “quien sea electo dirija el estado y el gobierno con la menor interferencia posible. Ese ha sido su estilo y está implícito en su apego y defensa de las instituciones”.
Durante los últimos años la reforma económica se ha estancado y una de las razones podría ser la presencia en el gobierno de políticos temerosos de que los cambios conduzcan al país hacia el capitalismo. El propio Raúl Castro reconoció en el último Congreso del PCC que en 5 años se habían llevado adelante apenas el 20% de las reformas planificadas, a pesar de que estas fueron discutidas y aprobadas por millones de cubanos en asambleas. Algunos de los pasos que el gobierno da son mediatizados por resoluciones de los sectores conservadores que los invalidan, un buen ejemplo fue la autorización para comprar automóviles. Tras décadas de prohibición se levantó la veda pero establecieron los precios más altos del mundo, un Peugeot 2008 SUV cuesta casi un cuarto de millón de euros.
Para algunos dirigentes cubanos el estado socialista debe controlar hasta los más mínimos resortes de la economía, convirtieron en empleados estatales incluso a los vendedores callejeros. En la vieja mentalidad se considera un exceso la apertura del trabajo autónomo y una traición al socialismo la legalización de las PYMES. “El nuevo gobierno tiene que ser capaz de romper el inmovilismo que ha prevalecido estos últimos dos años”, dice el Doctor en Ciencias Económicas Pavel Vidal y agrega que “solo con la apertura a la inversión extranjera directa no se puede promover el crecimiento y el desarrollo económico. Debe desmantelarse toda estructura productiva e instituciones que han mostrado su inefectividad por décadas”.
El nuevo presidente Cubano
Desde que Raúl Castro asumió la presidencia sabía que su gobierno sería el último encabezado por la vieja guardia. Esto lo puso ante una difícil disyuntiva, la mayoría de los dirigentes jóvenes promovidos por Fidel Castro actuaban como ayudantes personales. Los líderes para la transición tendría que buscarlos lejos de La Habana y del influjo del Comandante en Jefe, entre personas acostumbradas a gobernar por cuenta propia y resolver problemas sin el apoyo del gobierno central.
Se trata de un ingeniero eléctrico que ha trabajado en política desde su adolescencia, recorriendo todo el entramado partidario desde la Unión de Jóvenes Comunistas hasta la dirección del PCC en la provincia de Villa Clara en 1994, durante la peor crisis económica de la Revolución. La lejanía del poder central y la imposibilidad de recibir recursos desde La Habana, le permitió desarrollar un estilo propio de gobierno que marcó su gestión.Los “jóvenes” que sucederán en el gobierno a la vieja guardia rondan los 60 años. La mayor parte de los analistas creen que Miguel Díaz Canel será el próximo presidente de Cuba. El politólogo Arturo López-Levy considera que la apuesta “institucional del PCC es por Miguel Díaz Canel, quien se ajusta a la visión partidista de ascenso paso por paso, a través del aparato del PCC y con todos los controles respectivos. No parece racional a estas alturas para Raúl Castro destapar a un nuevo líder”. Mientras que Carlos Alzugaray ratifica que Díaz Canel “es el más probable pero también el más conveniente. No creo que entre los actuales dirigentes haya muchos que tengan tanta experiencia de gobierno”.
La apariencia de Miguel Díaz Canel dio mucho que hablar en aquellos años, circulaba en bicicleta, usaba el pelo largo y vestía short, como los jóvenes de su edad. Podría parecer intrascendente pero en un país donde todos los dirigentes vestían uniformes o se uniformaban con guayaberas, la informalidad en el vestir anunciaba una visión un tanto diferente. Años después sería el primer político que utilizaba una laptop en una reunión del Consejo de Ministros, donde todos escriben en libretas, al estilo de Fidel Castro.
Su gobierno en Villa Clara fue también a contramano de algunas políticas oficiales. Permitió el desarrollo de un fuerte movimiento de rock, cuando aún esa música se asociaba al imperio. Autorizó los festivales de tatuajes, en un país en el que los tatuadores siguen ejerciendo su oficio de forma alegal. Protegió al “Mejunje”, el primer centro cultural regentado por la comunidad LGBTI. Durante su mandato la provincia se convirtió en un oasis de diversidad, el legado aún perdura y el “Mejunje” lo simboliza. Allí acuden jóvenes rockeros, abuelos a escuchar boleros, actúan travestis, funciona una discoteca gay, los portadores de VIH no pagan entrada y los domingos decenas de niños disfrutan de la programación infantil.
En 2003 Díaz Canel fue enviado a la provincia de Holguín con la tarea de poner orden en el PCC y en el gobierno local, carcomidos por la corrupción y la ineficiencia. Por si eso fuera poco, en medio de su mandato recibió la visita de un violento huracán que destruyó gran parte de los recursos de esa región. Al parecer los resultados de su gestión fueron bien valorados en La Habana porque ese mismo año se le ascendió al Buró Político del PCC, máxima instancia de poder en la isla.
En 2009 ocuparía su primer cargo de gobierno a nivel nacional, al frente de una de las banderas de la revolución, fue nombrado Ministro de Educación Superior. Su misión era muy delicada, consistía en desmasificar las universidades, acercándolas a las necesidades y posibilidades de la economía. Durante el gobierno de Fidel Castro se habían graduado 1.2 millones de universitarios pero nunca hubo trabajo para todos. Además, el nivel de técnicos medios había descendido en picado y muchos oficios estaban casi desaparecidos. En Cuba resulta más fácil encontrar un físico nuclear o un matemático-cibernético que un buen plomero.
Finalmente, el 24 de febrero del 2013 lo nombran Primer Vicepresidente, desplazando a José Ramón Machado Ventura, el más activo miembro de la vieja guardia. El propio Raúl Castro lo propuso asegurando que “no es un advenedizo ni un improvisado. Su trayectoria laboral acumula casi 30 años, comenzando en la base”. El nombramiento lo sitúa en la mejor posición de cara a esta elección. “Díaz Canel sería al final la opción, por ser el más joven de los experimentados”, afirma el Profesor Esteban Morales.
El equipo de gobierno
Todavía es pronto para saber que otras personas estarán en el futuro equipo de gobierno pero es difícil que algunos nombres queden fuera. Abel Prieto seguramente seguirá al frente de la cartera de Cultura, había sido sustituido por enfermedad pero tuvo que regresar a pedido de Raúl Castro. La cultura es uno de los sectores más complejos de manejar, la gran cantidad de personas formadas, el alto nivel profesional y el éxito económico de muchos de ellos les da una mayor independencia de cuerpo y mente. En los años 90 Prieto logró “sacar de las trincheras” a la intelectualidad más rebelde y establecer una coexistencia pacífica que dura hasta nuestros días.El nuevo gobierno no tendrá más remedio que trabajar en equipo. López-Levy sostiene que “ni el carisma ni un pasado heroico se heredan. Un reto grande para el sistema es bajar expectativas y ajustar una cultura acostumbrada a glorificar líderes heroicos o carismáticos a una situación en la que la gestión y los méritos tendrán que distribuirse más colectivamente”. En pocas palabras ya no hay una figura individual que destaque sobre el resto sino “pares” con los que compartir el poder.
Al frente de la cartera de Economía hay dos candidatos visibles, Marino Murillo, el arquitecto de las actuales reformas, y Ricardo Cabrisas, el actual titular y negociador de la deuda externa. Murillo sufrió algunos traspiés, los sectores más conservadores lo identificaron como el responsable del rumbo que tomaba el país y perdió la cartera de economía. En su lugar entró Cabrisas, un hombre que viene desde el gobierno de Fidel Castro y tiene la confianza de Tirios y Troyanos. Su prestigio se consolidó mucho después de la negociación exitosa de la deuda con el Club de Paris, Rusia y otros países. En su contra solo tiene la edad, a sus 80 años está más cerca de los “históricos” que de los “jóvenes”.
A pesar de que Raúl Castro estipuló que en el futuro ningún dirigente podría ocupar un cargo por más de 10 años, ha hecho una excepción. El ministro de turismo, Manuel Marrero, ha prolongado su mandato más allá de ese límite. Durante su periodo el número de turistas se duplicó y en los últimos 5 años ha crecido a un ritmo promedio del 15 % anual, muy por encima de América Latina y del Caribe. En este momento enfrenta los ataques de Trump, quien vuelve a levantar barreras para impedir que sus ciudadanos visiten la isla. El turismo es la industria de mayor crecimiento y la que podría convertirse en la locomotora que hale al resto de la economía, por lo que es difícil que Díaz Canel le cambie el maquinista en este momento.
Otro ministro que podría conservar el cargo es el de Salud Pública, Roberto Morales. Simbólicamente está al frente de un sector “bandera” de la Revolución, donde se reflejan logros muy concretos como una esperanza de vida de 79 años y una mortalidad infantil de 4 por cada mil, similar a la media europea. Hoy la Salud juega también un papel económico de primer orden, 50 mil médicos, enfermeros y técnicos trabajan en 63 países y producen alrededor de 8 mil millones de euros al año, el 70% del ingreso nacional. Morales ha logrado mantener el ingreso financiero con un mínimo de “deserciones”.
A nivel político la figura que más resalta es el Canciller Bruno Rodríguez, un diplomático que ha sabido navegar en diferentes aguas, desde las turbulentas del enfrentamiento con EEUU a las negociaciones entre Barack Obama y Raúl Castro. Durante el último periodo ha mostrado una gran habilidad para evitar el enfrentamiento verbal con la administración Trump, una tarea nada fácil cuando se acusa a La Habana de inventar armas acústicas para dejar sordos a los diplomáticos estadounidenses. Algunos creen que podría ser el Vicepresidente de Miguel Díaz Canel y su futuro reemplazo.
Para asegurar la estabilidad del nuevo gobierno será clave el Coronel Alejandro Castro Espín, hijo del presidente y jefe operativo de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional. “Los guardias son el sector más duro, las Fuerzas Armadas continúan siendo la garantía suprema de que no vaya a ocurrir ningún intento contra Cuba”, puntualiza el profesor Morales. El Coronel Castro tiene 50 años, participó en la guerra de Angola y es un especialista en temas de Inteligencia y Contrainteligencia. Alejandro es el único hijo varón de Raúl Castro y la confianza que siente su padre por él es tal que lo incluyó en la delegación que negoció con Washington durante el gobierno de Barack Obama.
Y después qué?
Los mayores retos del nuevo gobierno son económicos. “En lo inmediato, va a tener que manejar una crisis económica y financiera que todavía no toca fondo, y que puede agravarse aún más producto de lo que parece ser una caída irreversible de los vínculos comerciales con Venezuela”, explica el economista Pavel Vidal y agrega que necesitará “profundizar el proceso de reformas económicas, sobreponiéndose a las fuerzas internas que se resisten a los cambios”. También López-Levy cree que el tema económico será esencial porque “el nuevo liderazgo depende más de una legitimidad por gestión, medida en estabilidad social, seguridad pública, crecimiento económico y mejoría del bienestar de la población, entre otros parámetros”.Durante unos años, pocos pero suficientes para consolidarse en el poder si se utilizan sabiamente, el nuevo gobierno contará con el respaldo de Raúl Castro, desde la Secretaría del PCC. Es de esperarse que la “vieja guardia” intente garantizar una transición ordenada, que proteja los más “sagrados logros” de la revolución, la salud, la educación, la cultura, el deporte y muy en particular la soberanía nacional, algo verdaderamente difícil tratándose de una pequeña isla ubicada en las costas de la mayor potencia mundial.
El titular cubano de exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, recordó que los viejos guerrilleros de la Sierra Maestra aun continuarán activos desde el Partido Comunista, “los históricos van a estar con nosotros”, afirmó. El Canciller cree que el gran reto de su generación al asumir el gobierno, “lo más significativo es mantener la unidad y la continuidad en torno a las características peculiares de nuestro programa y de nuestro socialismo”.http://cartasdesdecuba.com/la-cuba-que-viene/