jueves, 19 de enero de 2012

A1: Una biografia.

 Década de 1950
Nacida en el seno de una familia de clase media, Raffaella comenzó su incursión en el mundo del arte casi por accidente en un viaje con su madre a Roma. Fue entonces cuando, a través de un amigo de la familia, un director la eligió por su simpatía para un pequeño papel en la película Tormento del passato a los 9 años. Posteriormente y de regreso a Bolonia, Raffaella se inscribe a los 15 años en el Instituto de Cinematografía y prosigue con su educación y formación como bailarina.




 Década de 1960
Finalmente, tras pequeños y medianos papeles en más de una quincena de películas italianas, Raffaella pega el salto que daría comienzo a su carrera. En 1965 la italiana viaja a los Estados Unidos donde aparecerá en su primer película hollywoodense. Habiendo firmado un contrato con la 20th Century Fox y siguiendo los pasos de sus coterráneas Gina Lollobrigida, Sofía Loren y Virna Lisi, Carrá apareció en la película El coronel Von Ryan de 1965 junto a Frank Sinatra, Edward Mulhare y Trevor Howard.



Aunque pronto Hollywood notó su presencia y Raffaella prosiguió con su carrera apareciendo en otras películas, la vida que llevaba en Los Ángeles no era lo que esperaba y regresó a Italia.



A su retorno a Europa, vinieron más películas italianas, francesas y hasta una coproducción alemana con el genial actor cómico Lando Buzzanca. Destaca la película I compagni de Mario Monicelli.



Parecía que Raffaella estaba encontrando su lugar entre las luminarias del cine, pero lo más grandioso de su carrera aún estaba por llegar. Corrían los últimos años de la década del sesenta cuando el mundo cambiaba radicalmente su forma de ver y hacer arte. Y Raffaella sería pronto parte de eso.



Fascinada por la opulencia del Lido de París y deslumbrada por los nuevos conceptos que llegaban de la mano de musicales como Hair, Raffaella volvió a Italia con la cabeza llena de nuevas ideas. Así, al recibir el ofrecimiento de participar en el programa del francés Nino Ferrer, Carrá acepta con la condición de poder usar tres minutos de aire para hacer lo que quisiera. Así, con desenfado y una gracia única, Raffaella rompe con el esquema de la cantante o bailarina estática y formal. Se mueve, sacude la cabeza en un modo nunca visto (y que luego será su sello, junto con su inconfundible melena) y es un éxito inmediato.



 Década de 1970
De esta forma, los ejecutivos de la RAI no dudan en proponerla como la anfitriona del programa estrella de la televisión italiana junto a Corrado. Canzonissima 1970 será el programa que termina por afianzarla como una estrella en Italia y es entonces cuando Raffaella comienza a explotar también su faceta de cantante. Invitada por los directores del canal, pero «casi jugando» como diría ella años más tarde, graba la sintonía del programa. Y el éxito y el escándalo no se hacen esperar. Ma che musica Maestro es un éxito pegadizo que rápidamente llega al número uno del Hit Parade italiano vendiendo miles de copias del sencillo, pero es el vestuario de Raffaella lo que causó más conmoción en el público italiano. Había algo que jamás se había mostrado en la televisión pública de la península itálica: el ombligo. Y la joven intérprete, con un atuendo que hoy parece más inocente que trasgresor, logró hasta la censura del mismísimo Papa cuando al poco tiempo y generando más polémica aún, lanza el famosísimo Tuca Tuca.



Una vez afianzada su carrera con el éxito de Canzoníssima (al que sigue la edición de 1971) la ahora famosa cantante sale de gira por toda Italia con los éxitos que ya comenzaban a sonar en las discos. Pero tras casi un año recorriendo el país, Raffaella vuelve a la televisión más atareada que nunca. Canzoníssima 74 ya no contará con la conducción de Corrado, sino que será sólo la responsabilidad de Raffaella. Y es un éxito. Tanto así que ese mismo año presenta junto la cantante Mina el espectacular Milleluci.



Ahora, si bien el éxito había golpeado las puertas de Raffaella Carrá y ella se había asegurado de demostrar que no era sólo algo pasajero, la ambiciosa cantante, bailarina y conductora quería demostrar que quería y podía lograr más. Con varios éxitos en su país natal, Carrá empieza a soñar con otros horizontes.



España quedaba tan sólo a un paso, y su primera aparición en el programa ¡Señoras y señores! en 1975 demostró ser el comienzo de un romance duradero. Encantados por la misma frescura que había llevado a su país natal, los españoles no tardaron en enamorarse de «la bomba italiana», y el primer álbum de Raffaella (con una recopilación de lo mejor que había editado en Italia) invadió los oídos de los españoles en pocas semanas. El disco incluía además algunas versiones cantadas en castellano.



Fue entonces, cuando -sin precedentes- los ejecutivos de TVE le ofrecieron hacer un especial. La Hora de Raffaella Carrá fue un experimento exitoso y una vez más la cantante italiana cimentaba su éxito en el país vecino.



Pero Raffaella quería conquistar América. Y aunque su llegada se hizo esperar hasta 1979, ya en 1976 el éxito con sus discos y sus programas enlatados era un hecho. Pero lejos de los actuales medios de alcance global (los satélites e Internet), hacia finales de los años 70 alcanzar el éxito internacional casi obligaba la presencia física. Y así fue cuando en 1979 Raffaella llegó por primera vez a América. Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Bolivia, Venezuela, México, Ecuador, y casi cada rincón de habla hispana en el continente sucumbieron al encanto de la estrella italiana. En ese tiempo asistió al programa Sábados gigantes, los estadios y teatros se colmaban de gente, y la histeria de los fans era tal que Carrá debía ir con varios guardaespaldas a cualquier lugar que fuera. Y así, entre especiales para la televisión, conciertos, presentaciones siguió recorriendo cada país, inclusive filmando una película en 1979.



El ritmo alegre y desinhibido de sus temas marcó una época para la música disco de principios de los ochenta en el mundo de habla hispana e italiana. Entre sus temas más famosos destacan Fiesta, En el amor todo es empezar, ¡Qué dolor!, Rumore y Caliente, caliente. También tuvo un gran éxito con el tema Tuca Tuca, escrito por su compañero sentimental y colaborador de muchos años, Gianni Boncompagni. Estableció también una larga relación con Sergio Japino.



En esta década, su canción Para hacer bien el amor hay que venir al sur estuvo censurada en varios países por el contenido de su letra, aunque en este siglo el contenido es algo común.



Década de 1980
El éxito de la cantante italiana en los países de latinoamérica era tan fabuloso, y su persona merecedora de una atención tan especial del público, que comienza a trabajar en un ambicioso proyecto que la llevaría también a la pantalla grande y en castellano. La película Bárbara se estrenó el 12 de julio de 1980 en Argentina, tras dos meses de rodaje en la capital porteña. Coloridos cuadros musicales con gran despliegue de escenografía y vestuario eran el marco perfecto para la historia de amor de una joven cantante italiana y el príncipe de un país ficticio, interpretado por Jorge Martínez. El elenco se completaba entre otros por Irma Córdoba, Manuel Tenuta y la comiquísima Edda Díaz.



También llegaría en 1980 la idea de una co-producción entre varias cadenas de TV filmada en cinco capitales del mundo. Así cada compañía produciría un especial y sería co-propietario de los otros cuatro. Ciudad de México, Moscú, Roma, Buenos Aires y Londres fueron las cinco ciudades elegidas y sus calles y lugares más significativos fueron mostrados entre cuadro y cuadro, articulado con las actuaciones de invitados de cada lugar que le daba un sentido más autóctono a cada especial.



Después, Raffaella (que había dejado la CBS como sello discográfico) empieza a bajar el ritmo que llevaba, haciendo durante 1981 y 1982 sus últimos espectáculos en América Latina visitando Chile, donde participó en el Festival de Viña del Mar llevándose todos los premios y el título de La reina del festival de ese año.



Durante 1983 y 1984 la Carrà retoma su carrera en Italia con discos y nuevos programas de televisión. Los ejecutivos de la RAI, con la inventiva del gurú mediático Gianni Bomcompagni (ex pareja de Raffaella), encomiendan a ella lo que será una revolución en la televisión a nivel global.



Durante la década de los años 1980 la Carrà siguió presentando varios programas en la RAI y Canale 5. Especialmente popular fue Pronto, Raffaella (1983-1985) en la televisión pública italiana, que tuvo su versión en España (¡Hola Raffaella!) en los años noventa.



En Noche de Gigantes, un Late Show de Canal 13 en el año 1985, conducido por Don Francisco, Raffaela Carrà, Cantó en dicho Programa, Pedro, Pedro, Pedro..., Indicando la Tentación al Sacerdote Católico chileno Raúl Hasbún, que se santigua para evitar la Tentación. Ese Momento, También fue Revivido del archivo del canal, Para el Programa Chileno TV o no TV.[1] En 1987, Rafaela Carrá estuvo alejada durante 3 meses de los escenarios por una lesión de cuello producida por el baile del éxito ``Explota explota me explo´´



Década de 1990
A principios de los años 90 Raffaella se traslada a España, y entre 1992 y 1994 recupera la fama de la que había disfrutado quince años antes, presentando en TVE ¡Hola Raffaella!, una emisión semanal a la que luego se agregaría A las 8 con Raffaella (1993) como un magazine diario.



Posteriormente es fichada por Telecinco para conducir En casa con Raffaella (1995), una vez que finalizó su contrato con TVE. La popularidad obtenida la convierte en acreedora del Premio TP de Oro de 1993 a la Mejor Presentadora. En 1997 TVE la «rescata» para que conduzca las campanadas de fin de año junto a Ramón García, tras la baja de última hora de Ana Obregón. Luego volvió a Italia para presentar Carramba, che sorpresa (1998-2003).



 Década de 2000
A partir de 2000, Raffaella Carrà continúa haciendo apariciones en la televisión de países latinoamericanos (principalmente en archivos de programas, como Sábados Gigantes, Especiales Musicales y el Festival de Viña del Mar de 1982 en Canal 13 y TVN de Chile, respectivamente), además de presentar diversos programas de televisión en su país natal y en España.



A finales de 2004, Raffaella es la encargada de presentar el telemaratón "Contigo" para la TVE, que tenía como objetivo apadrinar a un gran número de niños del Tercer Mundo.



Volvió a aparecer de nuevo en España en diciembre de 2006 en la gala de celebración de los 50 años de TVE, grabada el 25 de noviembre y emitida el 7 de diciembre.



En el 2006, el cantante Tiziano Ferro le dedica una canción, "Raffaella es mía", dentro de su álbum Nadie está solo. La artista italiana fue la encargada de presentar la gala Salvemos Eurovisión que ofreció Televisión Española el 8 de marzo de 2008, y que sirvió para que los espectadores eligiesen cantante para Eurovisión 2008. Además, presentó otras dos galas especiales sobre este festival.



Década de 2010
En 2011, trabajó con el DJ y productor francés Bob Sinclar en una remezcla de su canción Far l'Amore. Además, retornó a la RAI como comentarista del Festival de la Canción de Eurovisión 2011, año en que Italia regresó al certamen tras 13 años de ausencia.

Tomado de Wikipedia.