Hijo de madre catalana y padre gallego, (1) su infancia en una amplia familia en la que es el segundo de nueve hermanos. (2) un mal estudiante, pero un gran lector de Richmal Crompton y Guillermo Brown. (3) en Madrid estudios de ingeniería de telecomunicación -que no terminó- y Ciencias Sociales. En 1956 a sus 14 años comienza a trabajar (4) técnico de telecine en Televisión Española y como mezclador de imagen desde 1962. (5) la plantilla de TVE siendo Coordinador de Estudio en 1973 para dedicarse profesionalmente al humor gráfico. Había publicado su primer dibujo en 1964 en el diario Pueblo. (6) el servicio militar como furriel de artillería, y se casó y (7) tres hijas y un hijo.
En 1982 publica el chiste editorial en Diario 16 y posteriormente en El Mundo, pero (8) este periódico después de haber sido uno de sus siete fundadores, y en 1995 pasó a firmar el chiste editorial de El País.
Es partidario de las nuevas tecnologías digitales, una antología de sus trabajos aparece diariamente en su web www.forges.com [1].
Como humorista utiliza unos muy personales bocadillos de gruesa línea negra y un refinado lenguaje extraído directamente de la calle. «Inventor» de palabras y modismos léxicos («gensanta, stupendo, bocata, firulillo, esborcio, jobreído», etc.), es uno de los pocos humoristas con un oído sensible al lenguaje popular.
En su obra ocupa un lugar fundamental el costumbrismo y la crítica social. Su fuerte es la visión crítica de las situaciones de la vida cotidiana. Forges ha creado toda una extensa iconografía de personajes y situaciones cómicas que refleja la idiosincrasia y la sociología de la España contemporánea:
Mariano, un burgués frustrado casado con una gordísima mujer llamada Concha, que representa a la represiva conciencia.
Los náufragos en una isla aburrida que tienen que combatir la soledad con una hipertrofia de la fantasía.
Los Blasillos que representan la España rural y eterna.
Las viejas que conjugan informática y paletez.
Los oficinistas cabreados.
El matrimonio sepultado en una cama inmensa.
El jefe potentado y gilipollas.
El yuppi americanizado e idiota.
El niñato pijo e imbécil.
El alienado por el fútbol.
El oficinista cabreado y subversivo.
El descolgado que cierra bares.
El pretensor de ventanilla.
El enclaustrado en el búnker.
El funcionario profundo.
(Texto adaptado de la entrada de Wikipedia)