El otro día me (ESTAR) preparando para salir de mi casa y lo
(ESCUCHAR).
Un silbido agudo pero melodioso (SONAR ) por las estrechas calles de mi barrio en el centro de Madrid.
Me (ASOMAR) desde mi balcón y lo (VER).
Su nombre es Antonio, un anciano vestido con ropa sencilla, que (CRECER)en una España que está muy lejos del país en el que ambos (VIVIR)hoy día.
Antonio practica una tradición que está desapareciendo lentamente. Es un afilador, un oficio que también se está esfumando de muchos otros países, como por ejemplo, Chile, Argentina o Venezuela, donde ya casi no se escucha el típico silbido que anuncia su llegada.
Él cree que es uno de los cinco que quedan en Madrid.
Con dos de mis mejores cuchillos de cocina, que probablemente no (SER AFILADOS) en 10 años, (BAJAR) corriendo a una silenciosa calle un domingo por la mañana.
(SER) las 11:00, pero hace unas cuatro horas, la misma calle latía con bulliciosas personas de fiesta, haciendo lo que los españoles hacen mejor.
Entonces (PONERSE) a trabajar: sosteniendo un cuchillo en cada mano los (PASAR) por la piedra para atrás y para adelante con cuidado.
Ingreso estable
Días antes, (LOCALIZAR) a otro afilador a 500 kilómetros, en el sur de Sevilla.
Es una parte de Sevilla que los turistas no ven.
Irónicamente, en un barrio pobre, donde abunda el desempleo, los ingresos de un afilador son ahora estables aunque modestos.
"Tengo cinco hijos y cuatro nietos, y este trabajo nos da a todos da de comer", dice Rafael.
Le pregunto si le gusta su oficio.
"La verdad es que no (HABER) otro empleo. Yo (SOLER) trabajar también como obrero en una obra de construcción, pero (PERDER)ese trabajo".
Tradición que se desvanece
El hijo de Rafael, José Antonio de 30 años, también (TRABAJAR) en las obras de construcción, que (SER) abundantes durante el auge de este sector en el país.
Ahora está desempleado, y los trabajos informales son esporádicos.
"Tengo poco trabajo, pero al menos mi padre es capaz de ganar dinero todos los días", nos dice.
José Antonio no muestra ningún deseo de seguir los pasos de su padre, pero le da pena que este oficio (ESTAR) desapareciendo.
"Es una pena... su padre le (ENSEÑAR) , y este a su vez (APRENDER) de su padre".
Rafael Romero del Campo (APRENDER) esta faena a los 13 años.
Durante los tres primeros años de los 40 años que (LLEVAR) en este oficio (VIAJAR) por Sevilla en una bicicleta, utilizando la fuerza de los pedales para mover la rueda afiladora.
No (PASAR) un solo día en la escuela y no (SABER) leer ni escribir, excepto su nombre.
¿Cuándo se retirará?
"(IR) a mantener el trabajo hasta que (MORIRSE)", dice.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/01/140109_afilador_cuchillos_finde_il.shtml?print=1