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El doctor Alejo (1) asesinado. Indudablemente (1) estrangulado.
Nadie (ENTRAR) en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor (DORMIR) con el balcón abierto, por higiene, (SER) tan alto su piso que no era de suponer que por allí (ENTRAR) el asesino.
La policía no (ENCONTRAR) la pista de aquel crimen, y ya (IR) a abandonar el asunto, cuando la esposa y la criada del muerto (ACUDIR) despavoridas a la Jefatura. Saltando de lo alto de un armario (CAER) sobre la mesa, las (MIRAR), las (VER), y después (HUIR) por la habitación, una mano solitaria y viva como una araña. Allí la (DEJAR) encerrada con llave en el cuarto.
Llena de terror, acudió la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les (COSTAR) cazar la mano, pero la (CAZAR) y todos le (AGARRAR) un dedo, porque era vigorosa corno si en ella (RADICAR) junta toda la fuerza de un hombre fuerte.
¿Qué hacer con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el suceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién era aquella mano?
Después de una larga pausa, al juez (OCURRÍRSELE) darle la pluma para que (DECLARAR) por escrito. La mano entonces (ESCRIBIR): «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento en la sala de disección. HACER justicia».
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http://catacumblog.blogspot.it/2011/03/c1-b2-b1-para-leer-un-cuento-de-ramon.html
El doctor Alejo (1) asesinado. Indudablemente (1) estrangulado.
Nadie (ENTRAR) en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor (DORMIR) con el balcón abierto, por higiene, (SER) tan alto su piso que no era de suponer que por allí (ENTRAR) el asesino.
La policía no (ENCONTRAR) la pista de aquel crimen, y ya (IR) a abandonar el asunto, cuando la esposa y la criada del muerto (ACUDIR) despavoridas a la Jefatura. Saltando de lo alto de un armario (CAER) sobre la mesa, las (MIRAR), las (VER), y después (HUIR) por la habitación, una mano solitaria y viva como una araña. Allí la (DEJAR) encerrada con llave en el cuarto.
Llena de terror, acudió la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les (COSTAR) cazar la mano, pero la (CAZAR) y todos le (AGARRAR) un dedo, porque era vigorosa corno si en ella (RADICAR) junta toda la fuerza de un hombre fuerte.
¿Qué hacer con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el suceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién era aquella mano?
Después de una larga pausa, al juez (OCURRÍRSELE) darle la pluma para que (DECLARAR) por escrito. La mano entonces (ESCRIBIR): «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento en la sala de disección. HACER justicia».
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