Un vaciado a partir del elogio fúnebre que Aznar ha escrito sobre la Dama de Hierro.
Una revolucionaria conservadora.
Por José María Aznar. El Mundo (9-4-2013)
En 2011 tuve el placer y el honor de poder (1) a Margaret Thatcher el Premio FAES de la Libertad en su segunda edición. Su designación como merecedora de ese y de cualquier otro premio a la libertad estaba fuera de toda (2): su vida fue un constante impulso a la libertad. Como mujer y líder político, para el avance de la igualdad de géneros; como liberal, para el bolsillo de sus ciudadanos y el impulso de una economía abierta y competitiva; como antiestatalista, en favor de la capacidad de decisión y actuación de los individuos, hombres y mujeres.
Cuando la vi en su residencia de Londres, ya no era, por desgracia, la mujer que yo me (3) por primera vez, en septiembre de 1990, en el (4) de una reunión de la Unión Demócrata Europea. Su enfermedad había dejado una clara huella en (5) líder que con firmeza, convicción y brillantez se codeaba entonces (6) el presidente norteamericano Ronald Reagan, presionaba (7) el cambio democrático en el Este de Europa y dominaba la escena política en el seno de la Unión Europea.
Con su ascenso al poder en 1979, Margaret Thatcher lograba (8) más que convertirse en la primera mujer Primer Ministro del Reino Unido. Estaba poniendo los (9) de una revolución conservadora que pasará a la Historia como la revolución de la libertad. Frente a la idea muy extendida en esos momentos (10) un declive inexorable de Gran Bretaña, ella supo ver con (11) aquellos elementos que arrastraban al fondo a su país y, recogiendo una economía arcaica y paralizada, logró remover cuanto obstáculo se oponía a la modernización y colocó a Inglaterra de nuevo en un primer plano económico a nivel mundial. Se enfrentó directamente con los sindicatos de la minería, (12) acabó doblegando tras dos años de huelgas salvajes. Creía que (13) rémoras del pasado y logró, con su tesón y firmeza, colocarlos en el lugar que debían ocupar.
Víctima como (14) de un atentado terrorista, nunca vaciló a la hora de luchar contra el terror. Incluso en momentos muy difíciles en Irlanda del Norte con las huelgas de hambre de varios presos de la banda terrorista IRA. Su claridad moral le hacía distinguir de forma inequívoca (15) el bien y el mal, entre los amigos y los enemigos, con (16) era implacable. Eso sí, dentro del respeto a la legalidad. Algo que yo siempre admiré y apliqué cuando estuve al (17) del Gobierno. Su (18) a las políticas de apaciguamiento y a negociar con terroristas marcó un antes y un después en el conflicto de Irlanda del Norte.
Thatcher era también heredera del atlantismo de otro de los grandes dirigentes británicos, Sir Winston Churchill. Creía que no era bueno dejar que los Estados Unidos se (18) solos e hizo todo (19) pudo para andar codo con (20) junto a Ronald Reagan. Estrechar y reforzar el vínculo atlántico era su mejor receta para aumentar la importancia de Europa, a la (21) que la mejor alternativa para dotar de estabilidad y paz al mundo en general. Suele tacharse de antieuropea a Margaret Thatcher. No es verdad. Sólo que no comulgaba con una visión socialista y estatalizante del llamado proceso de construcción europea. Ella creía y defendía una Europa abierta al mundo, no proteccionista; una Europa suma de las naciones que la formaban, no una construcción abstracta por (22) de ellas; una Europa, en suma, de la libertad para los individuos y las naciones.
THATCHER, junto con Ronald Reagan y el Papa Juan Pablo II, (23) imprescindible para explicar cuanto (24) en Europa y en el mundo desde finales de los años 70 hasta casi nuestros días. El rechazo a aceptar que el comunismo era un sistema que debía existir para siempre en el Este de Europa, su disconformidad con quienes aspiraban a vivir de la generosidad de un Estado en perpetua expansión, su negativa a que las personas no (25) responsables de sus actos, su firme (26) en los valores de la civilización occidental hicieron del thatcherismo una filosofía política del valor, el esfuerzo, el sacrificio, la responsabilidad y la libertad, un ideario universal. Un ideario para el cambio y un mundo mejor.
Su apuesta por la desregulación, su defensa de la libertad individual, su firmeza frente a los enemigos de Occidente marcaron su paso (27) la política. Margaret Thatcher fue una auténtica revolucionaria conservadora. Sabía que su responsabilidad era tomar decisiones (28) a veces fueran impopulares. Gobernó desde el pragmatismo pero también desde la convicción. Y por eso resultaba (29) arrolladora.
Cuando la vi por primera vez, aquella ocasión en Helsinki, y tuvimos que salir todos los asistentes a la reunión a una rueda de prensa, fue ella (30) se llevó todos los focos y preguntas. Sus palabras no sólo eran elocuentes, sino que destilaban fuerza y sinceridad. Yo siempre la he admirado (31) las diferencias. Con su muerte pasa a unirse a esos campeones conservadores de la libertad que con su decisión, voluntad y firmeza, pusieron los cimientos del mundo en que vivimos. Un mundo más libre y mejor. Descanse en paz. Su (32) queda y quedará entre todos nosotros.