domingo, 21 de abril de 2013

B1: Un vaciado. Brunello Cucinelli

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Todo empezó con el cachemir
 
 Por Aurora Segura. Magazine La Vanguardia.

(1) primero que destaca el entorno de (2) peculiar empresario de moda italiano cuando habla sobre él es (3) particular visión de la empresa y el trabajo. Definen (4) Brunello Cucinelli como un “filósofo, un humanista”, que aplica los principios de la ética a todos los niveles de la vida y que (5) claro que el beneficio económico no (6) ser el único objetivo de una compañía. “La creación de beneficio es congénita al tipo de actividad que desarrollo”, reconoce Cucinelli. “Sin embargo –añade–, (7) mí no lo es todo. No querría vivir en un mundo donde (8) cosa se reconduce estérilmente al mero beneficio. El dinero tiene un valor verdadero sólo cuando se gasta (9) mejorar la existencia y el crecimiento del hombre, y (10) es nuestro objetivo”.
(11) en Castel Rigone (Perugia) en 1953, explica que estudiar no era su fuerte y que en su juventud pasaba más horas en el bar (12) en las aulas –“es una especie de gimnasio (13) se simulan, de una forma más divertida, los esquemas que la vida te propone después”, argumenta en su favor. A pesar de ello, acabó yendo a la universidad para estudiar ingeniería, carrera que abandonó (14) haberla concluido, en 1974.
Fue la mujer que se convertiría en su esposa, Federica Benda, (15) le inculcó la pasión (16) la belleza y el arte, y también (17) la moda. Y todo ello ha condicionado tanto su forma de dirigir la compañía (18) su estilo de vida, en el que compagina la actividad profesional con (19) cultural.
Es toda una declaración de intenciones que el corazón de la empresa no se encuentre ni en Roma ni en la capital de la moda que es Milán, (20) sobre una colina, en una pequeña aldea medieval de la región de Umbría denominada Burgo de Solomeo, que (21) rehabilitando durante más de veinte años. Allí tiene su despacho, allí trabajan buena parte de (22) casi 700 empleados y se hacen muchas actividades artísticas y culturales, sea en el teatro, el Foro de las Artes o el Jardín de los Filósofos. Se trataba, explica, de “dar a la empresa un (23) más allá del beneficio y reinvertir para mejorar la vida de quien trabaja, para valorizar y recuperar las bellezas del mundo”.
Resulta curioso comprobar (24) entrar en alguna de las tiendas de Brunello Cucinelli (82 en todo el mundo, la última, abierta en el paseo de Gràcia barcelonés, es la quinta en España) la sobriedad cromática de sus prendas de verano. Y sorprende porque su primer logro como empresario de moda fue multiplicar hasta el infinito el colorido de los jerséis de cachemir, que hasta aquel 1978 en que creó su marca se (25) sólo en beige y gris. Un capital de 500.000 liras previas al euro (unas 50.000 pesetas) le bastó para hacer los cinco jerséis del muestrario que le servirían para arrancar su negocio En el 2012, 33 años después, declaraba unos beneficios de 21,3 millones de euros. Más tarde añadiría otras prendas y complementos de diversos tejidos. La filosofía la aplica también el empresario al diseño de las prendas, a la selección de los materiales y a la producción. Por ejemplo, cada año viaja a Mongolia y China para seleccionar personalmente la lana (27) que se elaborará el hilo para tricotar los jerséis. El resultado de tantas atenciones es una colección de una sobriedad intencionada y refinada que acaba siendo pura sofisticación y de una calidad que se siente más que exhibirse.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/magazine/20130419/54371321247/todo-empezo-con-el-cachemir-empresas-con-historia-moda-magazine.html