A1: Esta mañana. Pretérito Perfecto.

1. Conjugue los infinitivos en el tiempo adecuado.
2. ¿Está de acuerdo con la idea expresada en el artículo?

Después de ducharme, estaba en el baño cortándome las uñas de los pies mientras escuchaba como, por la radio, un reputado economista explicaba que, lejos de solucionarse, la economía irá a peor durante los próximos años. Y en ese momento preciso PENSAR: "estoy cortándome las uñas y al mismo tiempo escucho la radio, y eso no puede ser porque, como nos REPETIR mil veces, los hombres somos incapaces de hacer dos cosas a la vez". Entonces mi duda SER: ¿dejo de escuchar la radio o dejo de cortarme las uñas? ¿Qué me es más necesario? Evidentemente, acabar de cortarme las uñas. Por eso APAGAR la radio. ACABAR de cortármelas, DEJAR las tijeritas en el cajón y entonces –y sólo entonces– VOLVER a poner la radio. Pero cuando ya volvía a escuchar las predicciones del economista PENSAR: ¿para qué la pongo si ya voy a salir del baño y desde el dormitorio no la oiré? Mientras la apagaba CAVILAR: ¿es correcto que un hombre apague la radio mientras cavila? También eso podría considerarse hacer dos cosas a la vez.

VESTIRSE y SALIR a la calle, a buscar los diarios. Llámenme raro, pero soy de los que, además de picotear noticias y artículos en internet, gustan de leer diarios de papel, de la primera a la última página (o viceversa). Y como el quiosco me queda un poco lejos, pues mientras iba hacia a él ENCENDER un cigarrillo. Y así, fumando hacia el quiosco, DARSE cuenta de que volvía a estar haciendo dos cosas a la vez: andar y fumar un pitillo. Inmediatamente PARARSE en medio de la acera. Así solo hacía una cosa: fumar. Pero, si te fijas bien, estar parado –y más de forma voluntaria– también es hacer algo. O sea que APAGAR el pitillo y SEGUIR hacia el quiosco.
Primero SALUDAR al quiosquero y luego COGER los diarios, para no hacer ambas cosas simultáneamente. Luego PAGAR y VOLVER poco a poco hacia casa, sin mirar los escaparates, intentando simplemente caminar porque, si hubiese ido caminando y mirando escaparates, hubiese vuelto a estar en lo mismo. Y entonces VER a una señora, con un abrigo negro y zapatos de tacones altísimos, caminando con paso ligero mientras no paraba de teclear en su móvil de forma compulsiva. Menuda envidia. Quien fuese mujer para, así, ser capaz de hacer dos cosas a la vez.

Texto adaptado de Monzó, Quim: http://www.mgmagazine.es/opinion/esta-manana