Lo que más me GUSTAR de correr maratones extremas es el hecho de que me PERMITIR acercarme a la naturaleza. Las carreras SOLER llevarse a cabo en escenarios hermosos que INCLUIR montañas, desiertos, glaciares. Como atleta profesional no PODER disfrutar de ese entorno: ESTAR muy concentrado en ganar medallas.
ENTERARSE de la Maratón de las arenas (Marathon des Sables) por casualidad. Ya RETIRARSE del pentatlón cuando un buen amigo me DECIR: "HABER una maratón increíble en el desierto, pero es muy difícil". Como me ENCANTAR los retos, EMPEZAR a entrenar inmediatamente, corriendo 40 kilómetros al día. Además, REDUCIR la cantidad de agua que BEBER, para acostumbrarme a la deshidratación. No PARAR en la casa.Prosperi corre con su compatriota italiano Mario Malerba en el Maratón de las arenas de 1994.
Mi esposa Cinzia PENSAR que ESTAR loco. La carrera SER tan arriesgada que HABER que firmar un formulario donde uno ESPECIFICAR dónde QUERER que ENTERRAR su cuerpo en caso de muerte. Tomando en cuenta que TENER tres hijos -en ese momento menores de 8 años- ESTAR muy preocupada. TRATAR de tranquilizarla. "Lo peor que PODER pasar es que me INSOLAR un poco por el sol", le DECIR.
Cuando LLEGAR a Marruecos, DESCUBRIR algo maravilloso: el desierto. SENTIRSE embrujado.
En estos días la Maratón de las arenas SER una experiencia muy diferente. PARTICIPAR unas 1.300 personas que AVANZAR por el desierto como una especie de serpiente gigante. No PODER perderme así lo intentara. En 1994, en cambio, solo SER 80 participantes y muchos menos los que ESTAR corriendo como yo. De modo que durante la mayoría del tiempo ESTAR solo.
Siempre SER el primer italiano en llegar a la siguiente etapa y me GUSTAR poner una bandera en mi tienda para que todos pudiéramos reunirnos en las noches. SER divertido. La camaradería de correr en el desierto.
El cuarto día, durante la etapa más larga y difícil de la carrera, las cosas COMPLICARSE.
Cuando PARTIR esa mañana ya HABER un poco de viento. Tras pasar cuatro puestos de control, ENTRAR a una zona de dunas de arena. ESTAR solo. Las liebres -los corredores que MARCAR el ritmo- ya ADELANTARSE.
De repente COMENZAR una tormenta de arena muy violenta. El viento ARRECIAR con una furia aterradora. SER tragado por una pared de arena amarilla. ESTAR ciego, no PODER respirar. SENTIR los latigazos de arena en el rostro, SER como una tormenta de agujas.
ENTENDER por primera vez lo poderosa que PODER ser una tormenta de arena. Le DAR la espalda al viento y me ENVOLVER una bufanda alrededor de la cara para evitar que la arena SEGUIR hiriéndome. No ESTAR desorientado, pero no PODER dejar de moverme para evitar ser enterrado. Eventualmente AGACHARSE en un lugar protegido y esperé que la tormenta terminara.Los competidores del maratón batallaron contra una tormenta de arena en 2006.
DURAR ocho horas. Cuando el viento CALMARSE, ya SER de noche, así que DORMIR en las dunas. SENTIRSE molesto por la carrera, pues hasta entonces, ESTAR ocupando el cuarto lugar. PENSAR: "Bueno, ya no puedo ganar, pero todavía puedo hacer un buen tiempo. Mañana LEVANTARSE muy temprano y TRATAR de llegar a la meta.
HABER un plazo de 36 horas para cumplir con esa etapa de la carrera. Si TARDAR más tiempo, QUEDAR descalificado. Todavía TENER una oportunidad. Lo que no PODER imaginar SER la forma dramática cómo la tormenta CAMBIAR todo lo que me RODEAR.
DESPERTARSE muy temprano y ENCONTRARSE con un paisaje transformado. No TENER idea de que ESTAR perdido. TENER una brújula y un mapa, así que PENSAR que PODER andar perfectamente bien. Sin embargo, sin puntos de referencia, todo SER mucho más complicado.
No PREOCUPARSE aún porque ESTAR seguro de que tarde o temprano ENCONTRARSE con alguien. "Quién sabe cuántos otros estarán en esta misma situación", PENSAR.
"Tan pronto me encuentre con alguien podremos trabajar en equipo y llegar a la meta juntos". Ese SER mi plan, que por desgracia, no funcionó.
Cuando DARSE cuenta de que ESTAR perdido, lo primero que HACER SER orinar en mi botella de agua de repuesto, porque cuando se ESTAR todavía bien hidratado la orina es más clara y más potable. ACORDARSE de mi abuelo cuando me decía que durante la guerra, él y sus compañeros de armas BEBER su propia orina cuando el agua AGOTARSE. Lo HACER como medida de precaución, pero no ESTAR desesperado. ESTAR seguro de que los organizadores me encontrarían pronto.
Cuando se CORRER el Maratón de las arenas, HABER que ser autosuficiente. Yo IR bien preparado: TENER un cuchillo, una brújula, un saco de dormir y un montón de comida deshidratada en mi mochila. El problema SER el agua. Nos DAR agua fresca en los puestos de control, pero cuando EMPEZAR la tormenta solo me QUEDAR la mitad de una botella. La TOMAR lo más lentamente que PODER.
Soy muy resistente al calor y estaba teniendo cuidado. Solo caminaba cuando esta fresco, en las mañanas, y luego de nuevo en la noche. Durante el día, cuando no estaba caminando, intenté encontrar refugio y sombra. Llevaba dos sombreros: una gorra de béisbol con un sombrero de lana roja encima para mantener la temperatura lo más constante posible. Por suerte mi piel es bastante oscura, así que no sufría por las quemaduras solares.
El segundo día al atardecer ESCUCHAR el sonido de un helicóptero que ACERCARSE. ASUMIR que me estaba buscando, así que SACAR mi bengala y la TIRAR al aire. VOLAR tan bajo que LLEGAR a ver el casco del piloto. Pero no, él no me VER.
Un par de días después me encontré con un morabito, un santuario musulmán donde los beduinos paran cuando están cruzando el desierto. TENER la esperanza de que estuviera habitado, pero por desgracia no HABER nadie allí: solo el ataúd de una persona a la que se le atribuye cierta santidad. Al menos tenía un techo sobre mi cabeza, era como estar en casa. Evalué mi situación: no era de color de rosa, pero me sentía bien físicamente. Comí un poco de mis raciones que cociné con orina fresca y no con la embotellada que estaba ahorrando para beber. EMPEZAR a beberla al cuarto día.
El morabito se había llenado con la arena de cada una de las tormentas, así que el techo era muy bajo. Subí a la azotea para plantar mi bandera italiana, con la esperanza de que alguien que me estuviese buscando pudiera verme. Mientras ESTAR allá arriba, VER algunos murciélagos, apiñados en la torre. Me DECIDIR a beber su sangre. AGARRÉ un puñado de murciélagos, les CORTAR la cabeza y APLASTAR su interior con un cuchillo. Luego CHUPAR. Me COMER al menos 20 de ellos, crudos. Sólo les HACER lo que ellos le hacen a sus presas.
CEDER a la desesperación en dos ocasiones. La primera, cuando el helicóptero pasó sobre mí sin verme. La segunda cuando VER el aeroplano.
LLEVAR tres días en el morabito cuando OÍR el ruido de un motor. No sé si me estaba buscando, pero inmediatamente inicié un fuego con todo lo que tenía: mi mochila y todo lo demás, con la esperanza de que el avión VER el humo. Pero justo entonces otra tormenta de arena golpeó. Duró 12 horas. De nuevo, no me VER.
Sentí que era mi última oportunidad para ser encontrado. Me deprimí. Estaba convencido de que IR a morir y de que SERuna muerte larga y agonizante, así que quería acelerarlo. Pensé que si moría en el desierto nadie me IR a encontrar. Mi esposa no RECIBIR la pensión de la policía: en Italia, si alguien se pierde, hay que esperar 10 años antes de ser declarado muerto. Si me moría en este santuario musulmán al menos ENCONTRAR mi cuerpo y mi esposa TENER un ingreso.
No tenía miedo de morir. Mi decisión de atentar contra mi propia vida surgió del racionamiento lógico y no de la desesperanza. Escribí una nota a mi esposa con un trozo de carbón y luego corté mis muñecas. Me tumbé y esperé a morir, pero mi sangre se ESPESAR y no SALIR.
A la mañana siguiente me desperté. No LOGRAR suicidarme. La muerte no me quería todavía.La
Lo TOMAR como una señal. RECUPERAR la confianza y me DECIDIR a ver lo que OCURRIR como una competencia contra mí mismo. Tomé la determinación y me concentré otra vez. PENSAR en mis hijos. Decidí salir del santuario y comenzar a caminar de nuevo, pero ¿hacia dónde? SEGUIR el consejo que los tuaregs nos DAR antes de empezar la carrera: "Si están perdidos, BUSCAR las nubes que PODER ver en el horizonte al amanecer, allí ENCONTRAR vida. Durante el día desaparecerán, pero FIJAR su brújula y CONTINUAR por esa dirección. Así que decidí ir hacia esas nubes míticas en el horizonte.
CAMINAR por el desierto durante días. MATAR serpientes y lagartos y me los COMER crudos. De esa manera, CONSEGUIR beber también. Algunos instintos surgen en situaciones de emergencia. En ese momento, mi cavernícola interior EMERGER.
Estaba consciente de que estaba perdiendo una cantidad increíble de peso: mientras más caminaba, más flojo sentía el reloj en la muñeca. Estaba tan deshidratado que ya no orinaba más. Por suerte tenía algo de medicina para la diarrea que seguí tomando.
QUERER ver a mi familia y amigos de nuevo y me CONCENTRAR en eso. No TENER miedo. Al mismo tiempo, EMPEZAR a ver el desierto como un lugar donde la gente PODER vivir.
PODER ver su belleza. Presté cuidadosa atención a cada rastro, incluso los excrementos secos me dieron pistas sobre la dirección que debía tomar.T
Aprendí que si se aprende a mirar, hay mucha comida a nuestro alrededor. Mientras caminaba por el desierto reconocí lechos secos donde crecen los cactus y las suculentas, así que apreté para obtener su jugo y lo bebí .
Empecé a pensar en mí mismo como un hombre del desierto. Más tarde, un príncipe tuareg me dedicó un poema que aseguraba que yo era el "elegido" por haber sobrevivido tanto tiempo.
Mientras tanto, los organizadores estaban buscándome. Mi hermano y mi cuñado volaron desde Italia para unirse a la búsqueda. Encontraron algunas de las huellas que dejé atrás, como las trenzas de mis zapatos. Llegaron al morabito y encontraron signos de que ESTAR allí. Sin embargo, estaban seguros de que estaban buscando un cuerpo.
En el octavo día me topé con un pequeño oasis. ACOSTARSE y BEBER, sorbiendo lentamente, durante unas seis o siete horas. VER una huella en la arena, así sabía que la gente no podía estar lejos.
Al día siguiente, vi algunas cabras a la distancia que me DAR esperanza.Visiblemente delgado, Prosperi recibió una bienvenida de héroe en Italia.
Entonces vi a una joven pastora. Ella me vio también y salió corriendo, asustada. Después de nueve días en el desierto imaginen cómo lucía, estaba negro de tanta mugre. La niña corrió hacia una tienda para advertir que yo iba en esa dirección.
Sólo había mujeres en el campamento, los hombres IR al mercado. Ellas HACERSE cargo de mí. SER muy amables. Una mujer mayor salió de la tienda y de inmediato me DAR leche de cabra para beber. Trató de darme un poco de comida también, pero vomité inmediatamente. No me permitieron entrar en la tienda porque era hombre, pero me PONER en una alfombra en la sombra de su porche. Entonces enviaron a alguien a llamar a la policía. A ellos les gusta acampar cerca de bases militares para garantizar su protección.
La policía VENIR y me llevó a su jeep. Me llevaron a su base militar, con los ojos vendados, porque no sabían quién SER yo. Ellos pensaron que yo podía ser peligroso. Tenían armas y en ocasiones llegué a pensar que iban a matarme. Cuando se enteraron de que era el corredor de maratón que había se perdió en Marruecos me sacaron la venda de los ojos y celebraron. Descubrí que CRUZAR la frontera con Argelia. Estaba 291 kilómetros fuera de curso.
Ellos me trasladaron al hospital de Tinduf, donde finalmente, después de 10 días, tuve la oportunidad de llamar a mi esposa. Lo primero que le dije SER: "¿Ya me HACER un funeral?". Después de 10 días perdido en el desierto es lógico esperar que alguien ESTAR muerto.
Cuando me pesaron en el hospital había perdido 16 kilogramos, pesaba solo 45kg. Mis ojos y mi hígado SUFRIR daños, pero mis riñones estaban bien. No PODER comer nada más que sopa o líquidos por meses. Me tomó casi dos años recuperarme.
Cuatro años más tarde estaba de vuelta en el Marathon des Sables. La gente me pregunta por qué VOLVER. Yo digo que cuando empiezo algo quiero terminarlo. La otra razón es que ya no pude vivir sin el desierto. La fiebre del desierto sí existe, y es una enfermedad que definitivamente CONTRAER. El desierto me llama a saludarlo cada año, a experimentarlo.
Corrí ocho maratones desérticos más y ahora me estoy preparando para mi mayor reto. El año que viene tengo la intención de correr 7.000 kilometros de costa a costa a través del Sahara, desde Agadir (Marruecos) en el Océano Atlántico a Hurghada (Egipto) en el Mar Rojo. El deporte y la naturaleza son parte de mi vida.
Mi esposa se portó como una santa. Me soportó muchos años, hasta que debido a mi estilo de vida DECIDIR separarnos. SEGUIR siendo mejores amigos, tal vez más ahora que cuando estábamos casados. Tengo una nueva pareja, pero ella SABER que SER un hombre con una misión. No PODER cambiar.